La semana crucial de los jesuitas
El 'cónclave' de la Compañía entra en los cuatro días de 'murmurationes', el debate interno que decidirá el sábado el nuevo superior y el rumbo de la orden
Los jesuitas están ante un momento histórico, y lo saben. En una situación de claro declive numérico, tras la travesía del desierto del pontificado de Juan Pablo II, en el que fueron marginados, y ante el reto de saber intuir el rumbo de los nuevos tiempos y seguir en primera línea de la Iglesia, deben elegir a su superior.
El actual, el holandés Peter-Hans Kolvenbach, dimitió oficialmente ayer, como había anunciado hace un año, y la 35 Congregación General de la Compañía, abierta la semana pasada, entra hoy en los cuatro días de 'murmurationes'.
Es la fase previa a la votación y consiste, sin el sentido peyorativo que hoy tiene el verbo murmurar, en hablar sobre los posibles candidatos.
Es en estos cuatro días en los que se cuece la elección, en corrillos y reuniones por grupos durante todo el día, sin contacto con el exterior.
Se reúnen en la Curia General de la orden, al lado del Vaticano, y han decidido ayunar, limitando las comidas a fruta, algún bocadillo y agua. No hay paramentos ni incienso, visten de calle o con 'clergyman' y se sientan en una sala de reuniones.
Son 226 jesuitas, 217 con derecho a voto, en representación de los 20.000 repartidos por todo el mundo. Después, a votar, esta vez de forma electrónica.
Lo más probable es que el sábado por la mañana haya nuevo general. Los candidatos que más suenan, aunque está prohibido hacer campaña, son los mismos que se oyen desde hace meses.
Entre ellos, el provincial australiano Mark Raper, ex-director del servicio de refugiados; Mark Rostaert, presidente de la conferencia europea de provinciales, y Federico Lombardi, actual portavoz vaticano. También se habla de españoles, como el superior Elías Royón, o Adolfo de Nicolás, afincado en Japón y que ha participado en la comisión preparatoria, o el vasco Ignacio Echarte, que ha sido elegido subsecretario del 'cónclave'. Pero puede salir un desconocido.
El cardenal Spidlik, uno de los diez cardenales de la orden, ha apuntado a «alguien que conozca bien Asia y Oriente Medio, pero que conozca Roma». Es decir, quizá haya un nuevo general indio o vietnamita.
Carisma y gobierno
En el fondo, lo que buscan los jesuitas tras la larga transición de 24 años de Kolvenbach es un nuevo Arrupe, su predecesor, que imprimió en los sesenta un giro revolucionario a la orden hacia el compromiso social y con los pobres. Una figura que reúna dotes de gobierno y un carisma arrollador.
Hasta qué punto, es el debate con mayúsculas. La gran cuestión subterránea es, sigue siendo 40 años después, la aplicación del Concilio Vaticano II. Entre los jesuitas, es sabido, hay sectores muy 'cañeros', la vanguardia progresista de la Iglesia, para quienes el Concilio aún está por desarrollar.
Como decía San Ignacio, «ir al fondo de las cosas». En círculos jesuitas este punto de vista es el de quien, por ejemplo, cree a Lombardi algo así como «un vendido» y quiere un general «con agallas».
Otros se inclinan por alguien distinguido por la virtud de la prudencia.Esperanzas y temores se mezclan. También en el Vaticano. La intranquilidad por si la Compañía vuelve a salirse de madre es patente, pues Benedicto XVI está yendo precisamente en dirección contraria, echando el freno al Concilio: el domingo dio su primera misa de espaldas, según el rito preconciliar recién restaurado.
La voz del Papa estaba la semana pasada detrás del cardenal Marc Rodé, prefecto de los Institutos para la Vida Consagrada, en su homilía de la misa inaugural del 'cónclave' en la iglesia del Gesú: «Veo con tristeza e inquietud que va decayendo sensiblemente el 'sentire cum Ecclesia' del que habla frecuentemente vuestro fundador»..
Entre los jesuitas no ha sentado muy bien. Cuatro de los últimos siete teólogos amonestados por el Vaticano son jesuitas: Roger Haight, Jacques Dupuis, Anthony De Mello y Jon Sobrino. El dilema entre la llamada a la obediencia y el diálogo a ultranza con la calle es el que la Compañía debe resolver en estos días cruciales.
Fuente: El diario Montanes de España
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