ROMA. El caluroso aplauso que la 35 Congregación General dedicó al padre Kolvenbach al aceptar su renuncia el pasado lunes se ha extendido por todo el mundo, en sintonía plena con los 225 delegados reunidos en la Curia romana de la Compañía de Jesús.
Sin embargo, los participantes no escuchan los mensajes de agradecimiento a Peter Hans Kolvenbach, que llegan por centenares, pues ayer comenzaron un retiro espiritual de cuatro días -con los alimentos reducidos a bocadillos, fruta y agua- para prepararse a elegir nuevo Prepósito General el próximo sábado 19 de enero.
En sus últimas palabras al frente de casi 20.000 jesuitas, el padre Kolvenbach manifestó a los delegados que su renuncia a un cargo vitalicio se debe tan solo a motivos de edad, pues «la Compañía tiene derecho a ser gobernada por un jesuita en plena posesión de sus talentos físicos y espirituales, y no por un compañero cuya energías, sobre todo de salud, continuarán disminuyendo a causa de la edad». Según el jesuita holandés, «la elección de un nuevo General dará a la Compañía la gracia divina de la renovación o, en palabras de San Ignacio, nueva devoción y nuevas mociones».
Una «elegante» destitución
Después del voto secreto, en que los delegados respaldaron su petición, el padre Kolvenbach volvió al aula de la que se había ausentado deliberadamente y les agradeció con buen humor «el modo elegante en que me habéis destituido».
La satisfacción de todos era plena, pues el relevo se está llevando a cabo según lo previsto y en un momento positivo, fruto de la excelente gestión del padre Kolvenbach, elogiada calurosamente por el cardenal Franc Rodé, responsable vaticano de los religiosos.
A estos cuatro días de ayuno, en que los delegados deben dar prioridad al silencio, la plegaria y la penitencia, seguirá el sábado el «cónclave» propiamente dicho.
Las «murmuraciones» de la primera semana de encuentro en Roma han permitido trazar un perfil del candidato perfecto a Prepósito General y conocer mejor los nombres y características personales de más de una docena de jesuitas del mundo entero que podrían asumir esa tarea, una de las de mayor responsabilidad en la Iglesia católica.
Fuente ABC
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