El discurso que Benedicto XVI tenía que leer en la visita que no pudo hacer a la Universidad "La Sapienza" de Roma es un apremiante llamamiento a tener la valentía de buscar la verdad.
Estos son algunos de los pasajes del texto que el Papa ha entregado al rector de la institución académica. Benedicto XVI:
¿Qué puede y debe decir el Papa en el encuentro con la universidad de su ciudad? [...] El Papa habla como representante de una comunidad creyente, en la que en los siglos de su existencia ha madurado una determinada sabiduría de vida; habla como representante de un a comunidad que custodia en sí un tesoro de conocimiento y de experiencia éticos, que resulta importante para toda la humanidad: en este sentido, habla como representante de una razón ética [...].
El hombre quiere conocer, quiere la verdad. Verdad es ante todo algo que se ve, que se comprende, es "theoría", como la llama la tradición griega.
Pero la verdad no es sólo teórica. Agustín, al presentar una relación entre las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña y los dones del espíritu mencionados en Isaías 11, afirmaba que una reciprocidad entre «ciencia» y «tristeza»: el simple saber, dice, crea tristeza.
Y de hecho, quien ve y aprende sólo todo lo que sucede en el mundo, acaba entristeciéndose. Pero verdad significa algo más que saber: el conocimiento de la verdad tiene como objetivo el conocimiento del bien.
Este es también el sentido de la pegunta de Sócrates: ¿cuál es ese bien que nos hace verdaderos? La verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera: es éste el optimismo de la fe cristiana, porque se le ha concedido la visión del Logos, de la Razón creadora, que en la encarnación de Dios, se ha revelado al mismo tiempo como Bien, como Bondad misma [...].
De este modo, regresamos al punto de partida. ¿Qué puede hacer o decir el Papa a la universidad?
Seguramente no tiene que tratar de imponer a los demás, de manera autoritaria, la fe, que sólo puede ser entregada en libertad. Más allá de su ministerio de Pastor en la Iglesia y, en virtud de la naturaleza intrínseca de este ministerio pastoral, su tarea consiste en mantener despierta la sensibilidad por la verdad; invitar a descubrir siempre las luces útiles surgidas a través de la historia de la fe cristiana y a percibir de este modo a Jesucristo como la Luz que ilumina la historia y que ayuda a encontrar el camino hacia el futuro.
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