Friday, January 18, 2008

Un momento para la oración


Marcos 2:1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les preponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados quedan perdonados." Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: "¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?" Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: "¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados..." Entonces le dijo al paralítico: "Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa." Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto una cosa igual."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

En este momento, a comienzos de su ministerio, Jesús realiza una acto y una declaración en la que dice tener potestad para perdonar pecados. Eso lo pone a la altura de Dios, y su acto de sanar al paralítico les hace saber que es el Hijo de Dios. Esta declaración lo perseguirá los siguienes años, durante los cuales los líderes religiosos planearán matarlo por haberse equiparado con Dios. En nuestra oración a Jesús nos encontramos con Dios.

El Divino entra en nuestras vidas en una forma muy especial, cuando permitimos a la Palabra y los Hechos de Jesucristo entren en nuestras vidas. En Él, Dios está cercano; es una Presencia vaga; pero es el que perdona, sana las culpas y da fuerzas a nuestras debilidades. En la oración quizás puedas ahora llevar, a la Presencia de Jesús, lo que es malvado, pecaminoso, o sólo el lado oscuro de tu vida que trata de usar o controlar a otros, y podrás saber que las palabras de perdón, de sanación y de luz son pronunciadas para tí.

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