Saturday, January 19, 2008

Un teólogo ya vetado por el Vaticano

El nuevo 'Papa negro' es muy conocido y reconocido en la orden, aunque un poco de puertas para adentro. Los jesuitas lo citaban en sus quinielas, pero no aparecía en las de la mayoría de la prensa.

Su trabajo es discreto y lejano, en Asia, pero su prestigio viene de lejos: ya fue el secretario del 'cónclave' que eligió en 1983 a Kolvenbach, brilló en la última congregación general y en esta figuró en la comisión preparatoria.

Imposible encontrar alguien que hable mal de él. Quienes le han tratado le definen como serio pero «un tío muy majo»; de pocas palabras pero buen conversador y con seis idiomas (español, italiano, catalán, francés, inglés y japonés).

En doctrina, explica un teólogo jesuita, Adolfo Nicolás «tiene las ideas claras y abiertas, con los pies en el suelo». Y es por eso por lo que en el Vaticano también le conocen. En Roma se recuerda que ya ha sido vetado al menos en una ocasión cuando fue propuesto por Kolvenbach para un importante cargo de la Compañía. Según varias fuentes, el rectorado de la Universidad Gregoriana.

«Para ellos era, diríamos, demasiado progresista», explica un jesuita. También tuvo un choque con el nuncio de Japón.

Sus libros son sobre vida religiosa y desde su tesis ha escrito sobre teólogos contemporáneos, un campo que despierta prevención en el Vaticano. Como se sabe, cuatro de los siete teólogos sancionados por la Doctrina de la Fe, dirigida hasta 2005 por Ratzinger, son jesuitas: Sobrino, Haight, Dupuis y De Mello. Nicolás no llega a tanto, pero se le observa.

Es un defensor de la 'inculturación', la capacidad de la Iglesia de saber imbuir su doctrina de las culturas y tradiciones de cada zona, sin identificar la fe con el modelo occidental. En fin, algo sabrá de eso: es un palentino de Villamuriel de Cerrato nacido en la Guerra Civil que se ha pasado la vida en Asia.

En el día en que otro jesuita, marginado por la orden, Juan Antonio Martínez Camino, es nombrado con toda pompa arzobispo auxiliar de Madrid, es claramente otra forma de ver la vida.Un amigo de RomaEl analista político José Luis Zubizarreta coincidió con él en Roma en 1968, cuando ambos cursaban el doctorado.

«Tengo un recuerdo estupendo, un hombre afable, tremendamente sensato, muy abierto y que, a pesar de estar siempre estudiando, se relacionaba con todo el mundo, nada gregario», comenta. Entonces ya había estado en Japón y Zubizarreta recuerda que a veces le acompañó a comer con el embajador japonés en Roma.

«Es un progresista sin alharacas», resume sobre su orientación. Entre quienes le conocen también se destaca de Nicolás, con ironía, que para ser jesuita es profundamente creyente.

Fuente: El diariomontanes.es

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