Saturday, August 16, 2008

Videojuegos cristianos ¿Oportunidad para evangelizar u oportunidad de negocio?

Daniel Pajuelo Vázquez, sm




En 1979 yo tenía 2 años, y mi padre había comprado la primera videoconsola del mercado español, se conectaba a la antena del televisor, tenía dos mandos y permitía jugar a una versión clónica de PONG, el videojuego de Atari que más impactó en la sociedad americana por aquellos años. Recuerdo jugar a ella, en mi infancia, durante horas. La mecánica era muy sencilla, golpear una pelotita con una raqueta para devolvérsela al otro jugador que a su vez tenía que hacer lo mismo mientras poco a poco iba aumentando la velocidad de la pelota. Así de simple. ¿Su aliciente? La superación y la competitividad, tener reflejos y habilidad para no fallar el golpe y ganar al otro jugador. A los 5 años me compraron mi primera maquinita, ¿o se la compró mi padre?, he tenido la suerte de tener un padre jugón. Era un sencillo circuito con una pantalla LCD y unos mandos que permitían decidir la posición que ocuparía un trapecista de circo, había que evitar que se cayera a la par que recogías objetos que daban puntos. Con su pequeña pila de botón podías pasar semanas jugando por conseguir más puntos que en la partida anterior. Después vinieron otras maquinitas, el ordenador doméstico Spectrum, la Game Boy y luego la Super Nintendo, cada una de ellas fruto de un paciente y lento ahorro mío y de mis padres. No fui uno de esos niños que piden y reciben, cada cacharro, cada juego era fruto de un esfuerzo y venía a coronar un deseo fuertemente alimentado durante meses en mi mente.


La mayoría de las horas frente a la pantalla fueron horas junto a mi padre que jugaba conmigo o contra mí, que a los 11 años me enseñó a programar en BASIC para poder hacer mis propios juegos. Otras muchas fueron partidas con mis hermanas y primos. Los videojuegos han ocupado un espacio muy importante en mi vida. Ante las alarmas que hoy suenan en contra de éstos debo decir que estoy totalmente seguro de que su uso racional estimula y desarrolla capacidades en los niños: pensamiento lógico y abstracto, psicomotricidad, afán de superación, resistencia a la frustración… y si se juega con más personas: hacer amigos, espíritu de competición, ayudarse y enseñarse mutuamente, aprender a perder o a integrar la frustración, resolver problemas en equipo… y si el videojuego lo busca también puede forjar valores.

Ahora casi no dedico tiempo a jugar, aunque nunca he dejado de hacerlo. Las ocupaciones de la vida adulta dejan poco tiempo para este tipo de ocio. Intento estar al día, soy profesor en la ESO y pregunto a mis alumnos por los juegos que les mueven, a veces me los instalo y juego con ellos.
Reconozco que cuando juego sigo disfrutando tanto como cualquiera mis alumnos. A los 17 años sentí intensamente la llamada de Dios, sentí como él había cuidado de cada uno de mis pasos desde niño y que estaba en mí amando. Respondí ofreciéndole mi vida entera.


Ahora soy religioso marianista y vivo buscando día a día hacer su voluntad. Estudié ingeniería informática y dedico casi todos mis esfuerzos a comunicar en nuevos lenguajes el Evangelio a aquellas personas que no hablan ni entienden los lenguajes más comunes de nuestra Iglesia.


Esta pasión por Jesús y por la informática me han hecho pensar más de una vez si sería posible programar videojuegos que por sus contenidos promovieran los valores del Evangelio, que rompieran los prejuicios que nuestra sociedad alimenta sobre el cristianismo, que formase en la fe, y que incluso llegara a estimular el encuentro con Dios. ¿Es posible hacer algo así?


Si miramos el panorama general veremos que en los EEUU los videojuegos cristianos ocupan un
lugar importante en las ventas. Hay asociaciones y empresas dedicadas exclusivamente a este tipo de juegos. El 99% no tienen nada que ver con la fe que profeso, el acento está puesto en el
aprendizaje de la Biblia, o parten de interpretaciones fundamentalistas de la fe en las que hay que destruir al malo a la fuerza. Cuando he jugado a ellos me han dejado vacío. Suelen ser de baja calidad técnica y te dejan la impresión de que los que hacen estos juegos no son verdaderos
creyentes, sino oportunistas que explotan los tópicos cristianos para atraer padres ingenuos que al ver la calificación de ‘cristiano’ compran el juego pensando que hará mucho bien a sus hijos.

Cualquier niño que haya jugado a los impresionantes videojuegos del mercado al jugar a uno de
estos reforzará el prejuicio de que lo ‘cristiano’ es algo viejo y caduco, aburrido, y rancio. Con los
‘videojuegos cristianos’ en los EEUU ocurre como con la música religiosa, son demandados por una sociedad en la que la religiosidad ocupa un gran estante en el mercado del ‘sentido de la vida’, y está dispuesta a pagar por este producto si les llena la existencia aunque sea fugazmente, aunque después deje más vacío que antes. Los ‘videojuegos cristianos’ son, así, más de lo mismo con un maquillaje pseudoreligioso, un producto que rentabilizar, una oportunidad de negocio. Si tienes interés en saber más sobre ello puedes buscar en la Wikipedia ‘Christian Video Games’, o en el mismo Google.


¿Qué es lo que diferenciaría a un verdadero videojuego cristiano de uno que no lo es? Señalo dos
líneas que me parecen importantes:

Lo primero es que debería ser gratis. Sí, GRATUITO. El corazón del evangelio es el amor gratuito de Dios derramado en su Hijo Jesús. En palabras mismas de Jesús estamos llamados a “Dar gratis lo que gratis hemos recibido”. Un mensaje que cuesta dinero recibirlo es un mensaje
no evangélico. No sé si me explico bien, pero me produce alergia todo intento de convertir la fe cristiana en producto de mercado. En Internet se puede contemplar este fenómeno con demasiada frecuencia. Sin embargo desarrollar un videojuego tiene hoy por hoy un alto coste. Si quiere estar a la altura no es algo que pueda hacer una sola persona en su tiempo libre.


Requiere especialistas: programadores, diseñadores, teólogos, compositores de música, fotógrafos, administradores de sistemas… Desarrollar el producto, el videojuego, y mantenerlo, sin duda será costoso, pero eso no quiere decir que tengamos que rentabilizarlo, ¿cuándo los misioneros han cobrado por su trabajo?, que por otro lado no tiene precio, porque entregan la propia vida.


La pregunta sería pues, ¿de dónde saldrán los recursos para llevar adelante un proyecto así? Los recursos son personas, el más valioso, también ordenadores, espacios, dinero y tiempo. Si este videojuego es un proyecto pastoral, deberemos asumir que en sí mismo es deficitario, sabiendo que si es bueno producirá los frutos del Reino, y además en una proporción del ciento por uno.

Lo segundo es que siendo explícitamente religioso no caiga en la cosificación de lo religioso, como si la fe fuera un objeto que se pueda adquirir o traspasar, o algo tan idealizado que sólo es posible en un mundo paralelo y poco real.


¿Cómo hacerlo? El tratamiento de la muerte y la vida en el juego puede ser una forma explícita de hacerlo, así como de todos los elementos que conforman las relaciones entre los jugadores en un juego multiusuario. Debe respetarse la libertad de conciencia del usuario, dejarle decidir, enseñarle a estar abierto a los signos que le conduzcan al buen final pero respetando los caminos que quiera tomar. No todos serán válidos, por supuesto, pero en el avanzar tropezando, rectificando y buscando la verdad del juego se enseña la dinámica de la propia fe.


Desarrollar videojuegos no es una tarea sencilla, no sé si en la Iglesia tenemos muchas personas
que se sientan llamadas a hablar estos lenguajes y se hayan preparado para ello. Donde hay un
nuevo lenguaje hay una nueva llamada misionera a aprenderlo y traducir el Evangelio, porque
como Pablo estamos llamados a hacernos todo a todos para ganar algunos.


Durante el último año un pequeño equipo hemos estado desarrollando las primeras fases de un
juego MMORPG (Massive Multimedia Online Rol Playing Game), pero el programador (que era
contratado) nos ha abandonado y estamos con el proyecto en punto muerto. ¿Te gustaría conocer el proyecto y tal vez sumarte?

Para este proyecto buscamos:
- Programadores con conocimientos altos de PHP, MySQL y como complemento AJAX
- Diseñadores gráficos: diseño web, flash, imágenes 2D y 3D
- Generadores de contenidos: teólogos, filósofos, educadores…


Si tienes interés puedes contactarme a través de mi página web http://smdani.marianistas.org/





Nova Bella

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