Friday, September 12, 2008

La actitud del Papa hacia los integristas crea tensión en la Iglesia francesa


RD/Agencias).-Las concesiones del papa Benedicto XVI hacia los integristas, en particular la posibilidad de celebrar la misa en latín, ha creado tensión en la Iglesia de Francia, donde el clero se siente presionado por los tradicionalistas que, aunque son una minoría, han ganado terreno.En 1988, Benedicto XVI, que ejercía como prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, trató por todos los medios de evitar el cisma que planteaban los integristas dirigidos por el cardenal francés Marcel-François Lefebvre.

Una vez elegido Papa y desde el comienzo de su pontificado Benedicto XVI se esforzó por mantener la unidad de la iglesia Católica. En este sentido, publicó un decreto (motu proprio) que facilita la celebración de la misa en latín, la única que reconocen los integristas de la Frtaternidad sacerdotal San Pío X y que rechazan el 'aggionarmento' del concilio Vaticano II. También aceptó el retorno a prácticas litúrgicas antiguas como la comunión de rodillas.

Por último, en junio, el Vaticano renunció a exigir explícitamente que los integristas reconocieran la libertad religiosa y la apertura a la sociedad que permitió el concilio Vaticano II.
Ahora, los integristas exigen que se levante la excomunión que aún pesa sobre ellos.

Todos estos gestos han sido bien apreciados por los tradicionalistas, como el abate Xavier Beauvais, responsable de la iglesia parisina de San Nicolás de Chardonnet, ocupada por los integristas desde 1977. "Por supuesto es algo muy positivo" estima el abate, que insiste en que "no hay cisma", pues "nunca hemos negado la autoridad del Papa".

Por el contrario, el clero en el terreno, que sufre las presiones de los tradicionalistas, generalmente allegados a la extrema derecha, reseña "tensiones bastantes importantes" debidas a "la manera como los tradicionalistas parecen tener en Roma un tratamiento bastante favorable", según lo expresado por Henri Madelin, un destacado padre jesuíta.

Para el padre Antoine Ayrouard, secretario general de la Conferencia de los obispos de Francia, según el cual los integristas y tradicionalistas franceses son "bastante activos", los obispos, al aplicar el motu proprio, "se preocuparon de no tener una especie de Iglesia instalada en su interior".

Sin embargo, el arzobispo de Lyon (centro-este), monseñor Philippe Barbarin, ve en los gestos de Beneficto XVI la preocupación de que "la renovación de la liturgia que provoó Vaticano II no sea de ninguna manera una disminución del misterio mismo de la eucaristía".
Religión Digital

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