Thursday, September 11, 2008

La Iglesia africana comprometida con la justicia


jueves, 11 septiembre 2008
“ África unida, pacífica, solidaria y respetuosa con el estado jurídico y la dignidad de la persona humana creada a imagen de Dios, que vive en el espíritu de Cristo, que vino a reconciliar en sí todas las cosas”. Ésta es la visión del África expresada en el comunicado final de la conferencia organizada por el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz y por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM). El encuentro, celebrado en Dar es Salaam, capital de Tanzania, del 27 al 30 de agosto, tuvo por objetivo la presentación del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia católica en preparación para el segundo Sínodo para África que se realizará en el 2009.
La presentación fue realizada por el Cardenal Raffaele Martino, Presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.
Los participantes estudiaron los temas relativos a la justicia y la paz, así como el rol de la Iglesia y de los católicos en la promoción de una sociedad pacífica y próspera en el continente africano.En el documento final, se manifiesta el deseo de “África consciente de su rica cultura y de su diversidad, que tiene profundas aspiraciones para superar la influencia negativa de ideologías extranjeras que le han sido impuestas. África comprometida en reconciliarse consigo misma, con toda la humanidad y con Dios omnipotente, el Creador. Un continente con líderes guiados por el sentido de justicia, paz y creatividad. África verdaderamente democrática, con fronteras abiertas a sus pueblos, en el espíritu de compartir el bien común, que promueve la solidaridad, y la dignidad de cada persona”.
Los líderes de la Iglesia católica africana reafirmaron así su compromiso para que el mensaje evangélico se traduzca en obras de justicia: “La Iglesia está al servicio de la conversión y de la evangelización, y continúa su misión profética estimulando al pueblo de Dios, en particular a los líderes africanos, a ser instrumento para la transformación del continente. Una Iglesia, que toma en serio esta tarea y reconoce el rol y la responsabilidad de los laicos en la misión de evangelización del mundo, en conformidad con el Concilio Vaticano II. Una Iglesia que permanece particularmente atenta a la situación de las mujeres africanas, de los jóvenes y de aquellos más desaventajados de la sociedad, fieles a su vocación de una opción preferencial por los pobres”.
Mundo Negro

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