Thursday, December 11, 2008

Meditando con los sntos y beatos del día: S. MARÍA MARAVILLAS DE JESS PIDAL Y CHICO DE GUZMÁN



Hoy 11 DE DICIEMBRE, la iglesia se viste de colores carmelitanos para conmemorar el tránsito a Dios de Santa MARÍA MARAVILLAS DE JESS PIDAL Y CHICO DE GUZMN quien muriera en un día como hoy de 1974 en el carmelo de La Aldehuela en Madrid, España. Nacida en 1891 en esta misma ciudad, fue Carmelita Descalza, profesa en el convento de El Escorial y luego fundadora de varios otros carmelos, "casas de la Virgen", como gustaba llamarlos, tanto en España como en el exterior. En 1998 el Papa Juan Pablo II la declaró Beata y fue canonizada por el mismo Papa el 3 de Mayo de 2003 en Madrid. Los carmelos por ella fundados continúan florecientes y su devoción es especialmente presente en su tierra natal. Unidos pues a la orden carmelitana, brindemos a SANTA MARÍA MARAVILLAS DE JESS PIDAL Y CHICO DE GUZMÁN nuestro devoto y cariñoso aplauso.


Meditación

QUERIDA MADRE MARAVILLAS, quisiéramos en este día de tu fiesta, recordar con cariño las palabras que pronunciara Juan Pablo II en el día de tu beatificación: La madre Maravillas de Jesús carmelita descalza, es ejemplo luminoso de santidad que la Iglesia propone hoy a la veneración de los fieles proclamándola beata. Esta insigne madrileña buscó a Dios durante toda su vida y se consagró enteramente a él en la vida recoleta del Carmelo. Fundo un monasterio en el Cerro de los ngeles, centro geográfico de España, junto al monumento al Sagrado Corazón, al cual se había consagrado la nación. Debiendo salir del convento a causa de la guerra civil, puso todo su empeño en asegurar la pervivencia de la orden, lo que la llevó a realizar numerosas fundaciones, que ella quiso estuvieran presididas por el espíritu de penitencia, de oblación y recogimiento, característico de la reforma teresiana. Persona muy conocida en su época, supo aprovechar esa circunstancia para llevar muchas almas a Dios. Las ayudas que recibía, las empleó en socorrer monasterios, sacerdotes, seminarios y obras religiosas en necesidad. Por ello, son tantos los que le están agradecidos. Fue priora durante casi toda su vida religiosa, siendo como una verdadera madre para sus hermanas. Vivió animada por una fe heroica, plasmada en la respuesta a una vocación austera, poniendo a Dios como centro de su existencia. Murió repitiendo: «Qué felicidad morir carmelita!» . Su vida y su muerte son un elocuente mensaje de esperanza para el mundo, tan necesitado de valores y en ocasiones, tan tentado por el hedonismo, el hacer fácil y el vivir sin Dios.
Radio Vaticano

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