Celebramos este domingo la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, el Corpus Christi. Por su infinito amor, Jesús de Nazaret decidió quedarse entre nosotros en el Pan y el Vino de la Eucaristía. Y es ese prodigio sublime lo que hoy estamos conmemorando. Es una gran prueba de amor. Y de ese amor total de Dios por nosotros debe surgir, incluso impetuoso, nuestro personal amor por Dios y por los hermanos. Es el Día de la Caridad y hemos de volcarnos con aquellos –hoy más que nunca—que están tan necesitados por los desmanes de una crisis que sólo han provocado unos pocos.Betania
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