Wednesday, June 24, 2009

Espacio Sagrado


Lucas 1: 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va a ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Sabemos lo que fue de este niño; pero sus parientes y amigos no lo sabían. En cada nacimiento nos enfrentamos al misterio de otro ser humano, y no sabemos lo que será de nuestros hijos e hijas.
Ahora puede ser un tiempo de oración por los niños de nuestras vidas y por los cuales somos responsables. Al orar, recordemos sus nombres con cariño y agradezcamos a Dios por cada uno.

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