Friday, September 30, 2016

Dos monjas dejan los hábitos para casarse entre ellas


Se han dado el "sí, quiero"


"Salimos del convento, pero no dejamos la Iglesia y no olvidamos la fe", aseguran


"Dios quiere personas felices, que vivan el amor a la luz del sol". Así defienden su decisión Isabel y Federica, que han dejado los hábitos de monjas para casarse. Han dedicado la vida a los demás, pero hace tres años se conocieron durante un viaje pastoral y saltaron las chispas. Hoy se han dado el 'sí quiero' en un pequeño pueblo italiano de Turín, que nunca había vivido una boda entre personas del mismo sexo.
Federica, italiana de 44 años y licenciada en Filosofía, ha advertido a los medios, que"salimos del convento, pero no dejamos la Iglesia y no olvidamos la fe".
La historia de estas dos mujeres saltó a los medios italianos que cuentan de la timidez y la fortaleza para enfrentar una decisión tan importante. Ambas tuvieron que realizar los trámites en el Vaticano para dejar los hábitos de monja, a lo que se dedicaron desde muy jóvenes.
El alcalde de Pinerolo, en Turín, ofició la boda por lo civil, y dijo en declaraciones a los medios que aunque la ceremonia fue modesta fue un acto que conmovió a todos. Luca Salvai reveló, además, que la boda estaba prevista para mañana, pero las novias "decidieron adelantarla 24 horas para evitar un circo mediático y mantener el máximo nivel de intimidad". "Nosotros en el ayuntamiento tampoco buscamos la publicidad", añadió: "Es su celebración y, personalmente, me complace haber podido ayudarlas a hacer realidad su deseo".
Después de la ceremonia de este mediodía un cura excomulgado por su apoyo a los matrimonios homosexuales realizará una ceremonia religiosa. Este exsacerdote habló de la fe de ambas mujeres a medios italianos, diciendo que después de una relación de tres años, "han tomado una decisión con coraje, sabiendo que no serían muy apoyadas".
Dentro del convento, explica el padre excomulgado Franco Barbero, "han sido criticadas, pero también apoyadas por algunas hermanas". "Se enamoraron como todas las personas en el mundo. Conociéndose lentamente y descubriendo un sentimiento profundo". Las novias, confirmó Barbero, han pedido el anonimato. "No queremos convertirnos en famosas, solo vivir serenamente juntas y encontrar un trabajo", aseguraron. El excura, además, dice que esta no es la primera boda entre dos exmonjas que oficia.
(RD/Agencias)

El Papa anuncia por videomensaje a sus compatriotas que no podrá viajar a Argentina en 2017. Texto completo, video, reacciones


"Pónganse la Patria al hombro para construir una cultura del encuentro"


"Nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro"


(RV).- Es el amor a la Patria lo que "me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar", expresa Francisco comunicándose con los argentinos en un video mensaje dado a conocer el viernes 30 de setiembre de 2016, a las 12 horas de Argentina.
El amor a la Patria, explica el Obispo de Roma "nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado. Esa cultura del encuentro que todos tenemos que ir buscando, con la oración y la buena voluntad".
A la vez que informa que no puede viajar a su país ni en el 16 ni en el 17, Francisco insiste que "la riqueza más grande que tiene nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro, que sabe ayudarse, que sabe respetarse, es ese pueblo argentino que no se marea, que sabe encontrar sabiduría, y cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo. Yo a ese pueblo argentino lo respeto, lo quiero, lo llevo en mi corazón... Y aunque no podamos estrecharnos la mano, cuenten con mi memoria y mi oración para que el Señor los haga crecer como pueblo".


Éste es el texto del videomensaje papal:
Queridos hermanos y hermanas:
En este año en que todavía estamos respirando el ambiente de los festejos del Bicentenario, suceden dos hechos que hacen a nuestra historia, dos hechos que son muy importantes y muy fuertes, y que yo valoro mucho: uno es la beatificación de Mama Antula, una mujer que ayudó a consolidar la Argentina profunda y el otro es la próxima canonización del Cura Brochero, ese cura gaucho que tuvo compasión de sus queridos serranos y luchó por su dignificación.
Está de más decir que yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible. Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Y tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina, y bueno, pero hay que dividirse, dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha. Pero teniendo en cuenta estos acontecimientos y teniendo en cuenta que el año que viene tampoco voy a poder ir, opté por comunicarme con ustedes de esta manera.
Para mí el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino, yo todavía viajo con pasaporte argentino. Estoy convencido que como pueblo son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria. Cuando recibo cartas de ustedes, tantas que no a todas puedo responder, seguramente una que otra para hacerme presente, me consuelo, me da gozo y eso me lleva a rezar y rezo por ustedes en la Misa, por las necesidades de ustedes, por cada uno más de ustedes. Es el amor a la Patria que me lleva a eso y es lo que me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar. Y esto nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado. Esa cultura del encuentro que todos tenemos que ir buscando, con la oración y la buena voluntad.
A mí me llama la atención que a la Argentina se le alaba por su geografía, su riqueza. Tenemos de todo: montañas, bosques, llanuras, costas, todas las riquezas en minería. Tenemos todo. ¡Qué país rico! Pero la riqueza más grande que tiene nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe caminar uno junto a otro, que sabe ayudarse, que sabe respetarse, es ese pueblo argentino que no se marea, que sabe encontrar sabiduría, y cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo. Yo a ese pueblo argentino lo respeto, lo quiero, lo llevo en mi corazón, es la riqueza más grande de nuestra Patria. Y aunque no podamos estrecharnos la mano, cuenten con mi memoria y mi oración para que el Señor los haga crecer como pueblo. Pueblo que se reencuentra, trabaja unido y busca la grandeza de la Patria, esa Patria que es propia, es nuestra, no es de los otros, es nuestra. Gracias por todo lo bueno que hacen cada día. Que el Señor los bendiga.
Estamos en el Año de la Misericordia, y como despedida de esta charla, de este monólogo pero que quiere ser una charla, me atrevo a proponerles, como las maestras de antes, los deberes para la casa. Les propongo que en este Año de la Misericordia hagan alguna obra de misericordia todos los días o cada dos días si no pueden todos los días; y no se enojen si yo se las leo para recordárselas. Están las obras de misericordia corporales y las espirituales. En su mayoría, se toman una lista que el Señor hace en las Bienaventuranzas, en Mateo 25, en todo el Evangelio. Son obras concretas de misericordia que si cada uno de nosotros hace una al día o una cada dos días, el bien, el bien, que haremos a nuestro pueblo:
- Visitar a un enfermo, visitar a los enfermos, es una obra de misericordia;
- Dar de comer al hambriento. Hay gente que tiene hambre;
- Dar de beber al sediento, tiene sed material y espiritual, a veces;
- Dar posada al peregrino, es decir, darle lugar al que no tiene casa, al que no tiene techo;
- Vestir al desnudo, es decir, que la gente tenga vestido, que no pase frío en invierno;
- Visitar a los presos. Tantas veces la Iglesia insiste sobre esto;
- Y enterrar a los difuntos.
Estas serían las siete obras de misericordia corporales, y otras siete espirituales:
- Enseñar al que no sabe;
- Dar un buen consejo al que lo necesita;
- Corregir al que se equivoca;

- Perdonar al que nos ofende. ¡Qué difícil es perdonar! Todos hoy en el mundo necesitamos perdonar mucho y ser perdonados;

- Consolar al que está triste;
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Hay gente que a veces nos hace perder la paciencia, y sufrir con paciencia sus defectos, es una obra de misericordia;
- Y rezar a Dios por los vivos y por los muertos.
No sé queridos hermanos, queridos compatriotas, me siento hablándoles como en casa, me acerco a ustedes en esta ocasión, donde todavía se respiran los aires de los festejos del Bicentenario y donde están estos dos hechos de la canonización del Cura Brochero y la beatificación de Mama Antula, dos personas, un hombre y una mujer, que trabajaron por la Patria y por la evangelización. Así que en medio de todo esto los saludo, les doy mi cariño, y les digo -parece un poco raro, pero lo estiro el tiempo como el elástico- hasta pronto, y no se olviden de rezar por mí. Gracias.



Las razones ocultas de por qué no viene el Papa


Macri y Awada con el Papa Francisco.  Foto Presidencia

Análisis
La explicación formal del pontífice es que las demandas de otros viajes y compromisos le impidieron venir en 2016. Pero hay otra razón.
La gran pregunta: ¿Y por qué demora el Papa Francisco su viaje a la Argentina? La explicación formal del pontífice es que las demandas de otros viajes y compromisos le impidieron venir en 2016 y tampoco le permiten hacerlo en 2017. Pero hay una razón en el fondo contundente: Jorge Bergoglio considera que todavía no están dadas las condiciones para visitar su país.
¿Y cuáles serían esas condiciones? Ante todo, que aquí los ánimos están aún demasiado encrespados tras 12 años de un kirchnerismo muy confrontativo, e incluso él mismo es cuestionado por dirigentes y sectores de la sociedad que consideran que tuvo demasiados gestos hacia la entonces presidenta Cristina Kirchner en contraposición a lo frío que fue, al menos inicialmente, con el presidente Mauricio Macri.
Además, Francisco todavía no vería una dirigencia entendida como Gobierno, oposición, empresarios y sindicatos lo suficientemente aglutinados en el combate a la pobreza, un asunto que lo desvela. De hecho, no es un secreto que está a favor de un gran acuerdo nacional para atacar ese desafío y otros. Es cierto que el Gobierno acaba de lanzar una concertación social, pero parece un tibio intento.
Hay un párrafo del mensaje papal que resume su espíritu: "Es el amor a la Patria que me lleva a eso y es lo que me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar. Y esto nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado. Esa cultura del encuentro que todos tenemos que ir buscando, con la oración y la buena voluntad”.
En definitiva, el Papa quiere que su viaje al país sea una contribución efectiva a la convivencia (sin que él mismo sea vilipendiado) y a la promoción de los más necesitados. Así las cosas, la fijación de la fecha parece depender más de los argentinos que de su agenda.
Sergio Rubín
Clarín
Otra reacción. Ver video en La Nación, aquí

Jesuitas. Congregación General 36. Los jesuitas elegirán en pocos días un nuevo superior general

Congregación general 36. Justicia y ecología en la CG 36 por Patxi Álvarez de los Mozos, SJ

Un estudio de marzo de 2015 de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación informa que los agricultores de los países en desarrollo son los más afectados de los desastres naturales, en especial los efectos clima. Foto de: newsroom.unfccc.int
Un estudio de marzo de 2015 de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación informa que los agricultores de los países en desarrollo son los más afectados de los desastres naturales, en especial los efectos clima. Foto de: newsroom.unfccc.int

Fue durante la Congregación General 32 (CG 32) en 1975 cuando la Compañía formuló su misión mencionando la palabra “justicia.”  Nuestra misión desde entonces puede ser reconocida bajo la expresión “del servicio de la fe y la promoción de la justicia.”
Justicia tiene múltiples significados, tanto en el ámbito civil, como en el eclesial.  En la familia ignaciana una componente esencial de la justicia es la opción preferencial por los pobres.  Tal vez hayamos adquirido hoy una mayor conciencia de esa preferencia, que en formas diversas, siempre estuvo presente en nuestra historia.
La CG 35 en 2008 incorporó una nueva sensibilidad, que había venido cobrando forma en las últimas décadas: la preocupación por el medioambiente, el cuidado de la creación.  Fue formulada como “reconciliación con la creación.”
Podría parecer que se trata de un añadido, un nuevo elemento más de la misión, al que tal vez en el futuro pudieran sumarse otros.  Pero en realidad, no es así, se trata de una profundización en nuestro modo de comprender la justicia y la preocupación por los pobres, pues “el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos,” como dice la última Encíclica Laudato si’. (LS 48)
Esta Encíclica ha iluminado la unión entre la defensa de los pobres y la protección de la naturaleza, indicando que no se puede trabajar separadamente por una o la otra.  Incluir a los últimos y sostener la creación son dos objetivos que perseguir de modo simultáneo: “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social… para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor por los pobres.” (LS 49)  Hoy la justicia que defendemos es siempre una justicia socio-ambiental.
Sin embargo, podría parecer que estas son solo afirmaciones teóricas, demasiado generales, y que necesitan acercarse más a la realidad, para confirmar que el deterioro medioambiental afecta principalmente a los más pobres, por lo que atajar esa degradación de la naturaleza es un modo de defender a los excluidos.
Un entorno pobre que impacta en los más vulnerables
Hay numerosos mecanismos concretos que muestran cómo la degradación medioambiental está afectando especialmente a los pobres:
El incremento de contaminantes atmosféricos está afectando a todos los seres humanos, pero especialmente a los más pobres.  No pueden trasladar sus viviendas a áreas menos contaminadas e inhalan niveles de humo elevados y nocivos.  Hay empresas que desplazan sus actividades contaminantes hacia los países en desarrollo, actuando en condiciones prohibidas en sus naciones de origen.  Es también frecuente la exportación hacia los países en desarrollo de residuos sólidos y líquidos tóxicos.
Se estima que existen 663 millones de personas que no tienen acceso a agua potable depurada, lo cual es una constante fuente de enfermedades.  Los niños son los peor parados, elevándose la mortalidad infantil.  Es también frecuente la contaminación de las cabeceras de los ríos y de los acuíferos por parte de actividades extractivas.  Nuevamente son las poblaciones rurales marginadas las más afectadas.
La disminución de reservas ictícolas afecta de modo particular a comunidades que dependen de la pesca para su supervivencia, haciéndolas más vulnerables.  Los bancos de pesca están explotados de modo insostenible en numerosas regiones del mundo.
El cambio climático está multiplicando el número de catástrofes naturales y sus efectos y alterando los patrones climáticos.  Los más afectados serán las poblaciones y países pobres, dado que ellos dependen más directamente de recursos eco-sistémicos como la agricultura, la pesca y las actividades forestales.  Por otra parte, los episodios climáticos extremos producen devastaciones en los campos.  También generan plagas y enfermedades que dan lugar a gastos añadidos.  La pérdida de cosechas eleva los precios de los alimentos.  Los pobres son más vulnerables a estos fenómenos porque tienen menor capital inicial y porque sus sistemas de protección son escasos.
El calentamiento global también provocará la elevación de los mares afectando a una buena parte de la humanidad.  Pero su impacto recaerá nuevamente de modo especial sobre los más pobres, que estarán obligados a migrar ante la pérdida de sus viviendas.
Las poblaciones indígenas merecen especial atención, dado que en ellas se manifiestan muchas de estas contradicciones.  Muchas comunidades indígenas se han visto afectadas por la expansión de la explotación natural y minera.  Han resultado desplazadas de sus tierras, han experimentado la contaminación del suelo y de las aguas y sienten amenazadas sus formas de vida y su cultura.
Abundan, por tanto, los procesos de degradación medioambiental que tienen un particular impacto sobre las comunidades más pobres.   El deterioro ecológico será una fuente de mayor pobreza y de creciente desigualdad. De ahí que la defensa del pobre deba incluir necesariamente la protección de la naturaleza.  La justicia social no está enfrentada a la justicia ecológica, sino que ambas deben reunirse bajo una única justicia socio-ambiental.
Exclusión social
Sin embargo, no se trata solo de que existen mecanismos que inciden a la vez en el deterioro de la naturaleza y en el empobrecimiento de los marginados.  La lógica que excluye a los marginados y que degrada el medioambiente es la misma.
Laudato si’ indica que una primera componente de esta lógica reside en el corazón del ser humano.  Existen raíces éticas y espirituales que llevan a degradar el entorno. Indicará también que el ser humano postmoderno de hoy corre el riesgo de caer en un individualismo que no mira más allá de sí y de los propios intereses.  De ahí la necesidad de una conversión interior.
Una segunda componente a la que alude la Encíclica consiste en el relativismo cultural dominante, que lleva al ser humano a existir bajo la ilusión de que es el creador de sus propios fines.  De ahí la facilidad con la que se prescinde de los fines que las realidades tienen en sí mismas.  Se ignora el valor intrínseco de las realidades, que son estimadas solo por su valor de uso (LS 6).
Una tercera componente que colorea esta lógica se halla en el actual modelo de desarrollo, movido por un consumo inmediatista que ha sido deliberadamente inyectado en nuestra cultura incrementando el ansia de gastar y devaluando la moral del ahorro.
Este modelo de desarrollo se apoya sobre la “cultura del descarte,” a la que tantas veces alude el Papa Francisco, y que “afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas, que rápidamente se convierten en basura.” (LS 22)  No quedan meramente explotados, sino que son superfluos, sobrantes.  Con la misma desidia con la que se tira la comida que pertenece a los pobres, se desecha a los excluidos.
Este desarrollo se apoya sobre un paradigma tecnocrático que impone la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza.  Existe por tanto una única lógica que, a la vez, provoca exclusión y degrada el medioambiente, y que se caracteriza por un modelo de desarrollo espoleado por el consumo, insostenible y excluyente, que utiliza la tecno-ciencia para imponer su dominio y que se encuentra en manos de los poderosos.
Justicia socio-ambiental
En definitiva, trabajar hoy por la justicia incluye la defensa del medioambiente, y viceversa.  Hablamos de justicia socio-ambiental. Esta perspectiva, tan fuertemente subrayada por el Papa Francisco y por su Encíclica Laudato si’, actuará muy posiblemente de faro que orientará las decisiones en torno a la misión que pueda tomar nuestra ya muy próxima CG36.
Patxi Álvarez de los Mozos, SJ es el Secretario de la Secretaría de Justicia y Ecología Social de la Compañía de Jesús.
ECOJESUIT

JESUITAS: “Nunca regresó a su casa” El trayecto Jesuita de Adolfo Nicolás por: William Bole


Por: William Bole
21 de septiembre, 2016 — En los 476 años de historia de la Compañía de Jesús, ha habido 30 Superiores Generales de la orden mejor conocida como los Jesuitas. Como contraste, con una historia de la mitad de ese tiempo, Estados Unidos ha elegido 43 presidentes.



P. Adolfo Nicolás, SJ, Superior General 30º de la Compañía de Jesús

La muerte o resignación de un superior general es un acontecimiento trascendental para los Jesuitas, quienes dirigen ministerios en todo el mundo y son especialmente conocidos en los Estados Unidos por sus escuelas secundarias, colegios y universidades. Padre Adolfo Nicolás, SJ — nativo de España que ha pasado la mayor parte de su vida en Asia y cuyo idioma preferido es el inglés — ha desempeñado ese cargo desde el 2008. El próximo mes se retirará formalmente cuando los electores Jesuitas se reúnan en Roma para elegir a un nuevo líder y deliberen acerca del futuro de la orden.


P. Nicolás celebrando la Misa en el Sacré Coeur Parish en la República Democrática del Congo en el 2011.


Como estándar histórico, no ha sido un trayecto largo para “Padre General,” como se le conoce al Jesuita de máxima autoridad. Y, aun así, Padre Nicolás, de 80 años de edad, está dejando una huella perdurable en la comunidad global de los Jesuitas y de los laicos que colaboran con los sacerdotes y los hermanos, según miembros de la orden y de muchos observadores. Lo ha hecho de una manera sorprendentemente similar a su compañero Jesuita que llegó a Roma cinco años después de él — Papa Francisco.


Como recién elegido Superior General de los Jesuitas, P. Nicolás celebrando la Misa de Acción de Gracias en la Church of the Gesú en Roma, en el 2008.


Líderes Jesuitas señalan que Padre Nicolás ha reanimado la idea de la “vocación universal.” Esta es una frase que subraya la perspectiva global y la importancia de llegar a los marginados de la sociedad.


P. Nicolás con los panaderos de Homeboy Industries durante una visita a California en el 2009. El programa fundado por los Jesuitas provee entrenamiento y apoyo a ex miembros de pandillas.


“Eso es lo que él ha estado haciendo y diciendo por los últimos ocho años. ‘Vayan afuera, vayan a donde la gente los necesita.’ Esto es exactamente lo que Papa Francisco está diciendo ahora,” dice Padre Joseph Daoust, SJ, quien sirvió seis años como asesor de alto rango de Padre Nicolás en Roma y ahora ministra a los Nativos Americanos en la Pine Ridge Reservation en South Dakota. “Él es pre-Francisco, pero representa el mismo movimiento que se está suscitando bajo Francisco. Es el mismo espíritu, moviendo a la Iglesia.”

P. Nicolás (centro), con P. Joseph Daoust, SJ, (derecha) quien sirvió por seis años como consejero de alto rango de P. Nicolás, y P. Arturo Sosa, SJ, (izquierda) Delegado de las Comunidades Interprovinciales Jesuitas, en la Curia Jesuita, en Roma.

Padre Daoust señala una conocida foto de Padre Nicolás y Francisco dándose un afectuoso abrazo. Fue tomada el 17 de marzo, 2013, cuando P. Nicolás visitó por primera vez la casa de huéspedes del Vaticano donde vive Francisco, tan solo cuatro días después de que el argentino fuese electo Papa número 266 de la Iglesia Católica.

P. Nicolás y Papa Francisco el 17 de marzo, 2013.


Los Jesuitas no han tenido privilegios especiales por ser la orden religiosa de la que procede el papa, P. Daoust y otros Jesuitas han notado, pero eso no viene al caso. Lo que la foto comunica es que el papa y el superior general comparten lo que los Jesuitas llaman “un modo de proceder” arraigado en la viva espiritualidad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, dice el sacerdote.

Todos a bordo

Estamos todos a bordo del mismo barco. Todos vamos en la misma dirección,” dice P. Daoust, caracterizando la actitud compartida. “Dejen de estar a la defensiva. Salgamos de nuestros fuertes seguros. Salgamos al mundo, a conquistarlo.”

Durante un viaje a Nicaragua en el 2010, P. Nicolás visitó la escuela Fe y Alegría, el movimiento educativo para los más desfavorecidos, fundado por la Compañía de Jesús.


Este ha sido un mensaje especialmente incisivo para los 16.740 hombres que forman parte de la orden Jesuita internacional. Y P. Nicolás ha sido la persona indicada para comunicarlo, dice P. Timothy P. Kesicki, SJ, presidente de la Conferencia Jesuita de Canadá y de los Estados Unidos, con sede en Washington, D.C.


P. Nicolás (izquierda) y P. Timothy Kesicki, SJ, cuando P. Nicolás visitó Chicago en el 2013.


“Él es muy agradable, muy gracioso; siempre tiene un chiste o alguna historia divertida que tranquiliza a todos. Le encanta estar con la gente,” dice P. Kesicki de P. General. “Él ama ver a los Jesuitas trabajando en el mundo, escucharlos y acompañarlos. Y siempre les pregunta, ‘¿Estás libre y disponible?’ En otras palabras, ¿irías a cualquier lado, harías lo que sea?"


P. Nicolás saluda a una niña durante su visita a una enfermería Jesuita en Ontario, Canadá, en el 2011.


P. Kesicki nota que los Jesuitas están dispuestos a cambiar de asignaciones fácilmente, lo cual es parte de su llamado a la vocación universal. “Como Jesuitas, no necesitamos más que nuestros efectos personales. Para Nicolás, cuanto más libre y disponible eres, más te reconoces como Jesuita. Y él ha vivido el mensaje. Él nunca regresó a su casa.”


P. Nicolás en México en el 2014.


En 1960, P. Nicolás dejó España durante el período de su formación Jesuita, y se dirigió a Japón, donde aprendió japonés (uno de los seis idiomas que habla con fluidez) y fue ordenado siete años más tarde. Antes de ser nombrado superior general, se dedicó a los ministerios en Asia – enseñando teología en Tokio, sirviendo como director del Instituto Pastoral en Manila, auspiciado por los Jesuitas, presidiendo como Provincial Jesuita de Japón, ministrando a los inmigrantes pobres en una parroquia en Tokio, y dirigiendo la Conferencia Jesuita Asia Pacífico (cubriendo áreas que se extienden desde China al Pacífico sur y Australia), entre otras funciones.


Desde la izquierda: P. Nicolás como escolástico Jesuita en formación; recientemente ordenado en 1967; y con P. William Currie, SJ, en el Teologado Jesuita en Tokio.


“En Asia soy consciente de que soy un europeo, pero en Europa me doy cuenta de que no soy un europeo. No me importa si soy español, francés o japonés,” P. Nicolás ha dicho a las audiencias.

Lo que el superior general ha hecho, es ayudar a los Jesuitas a “recuperar el sentido de ser primero Jesuitas,” dijo P. Daniel Patrick Huang, SJ, quien ha trabajado con P. Nicolás en Asia y en Roma, ahora como asistente regional para Asia Pacífico en la Curia Jesuita, o sede. “Es la recuperación de nuestra misión universal, nuestra identidad universal, y priorizar nuestra misión Jesuita sobre las identidades nacionales.”


P. Daniel Patrick Huang, SJ


Hablando el lenguaje de la sabiduría

Una palabra que él usa frecuentemente es “profundidad,” dice P. Huang de Filipinas. “Él siempre desafía a las personas a ir más profundo, a una profundidad de reflexión y vida espiritual aún mayor, y es una reflexión de su propia búsqueda. Él insiste en que nuestro lenguaje debe ser el lenguaje de la sabiduría. Las personas buscan la sabiduría, el sentido de lo que es importante en la vida y lo que hace la vida más alegre. Él es un hombre sabio que ayuda a las personas en sus búsquedas de la sabiduría.”


Padre General con novicios en los Estados Unidos, a principios de este año.


P. Huang recuerda cuando el superior general habló con los novicios Jesuitas en Indonesia, en el 2009. P. Nicolás les dijo, “Espero que sean Jesuitas felices, porque serán inútiles como Jesuitas infelices.”


P. Nicolás celebró la Misa en Our Lady of Lourdes Church en Toronto, en el 2011.


El 2 de octubre, más de 200 electores Jesuitas de todo el mundo, se reunirán en la Congregación General 36 de la orden, conocida como “GC 36” (CG 36). La congregación general se convoca siempre cuando el Superior General muere o renuncia, y entre otras deliberaciones, la congregación decidirá por voto secreto, quién será el sucesor de P. Nicolás.


P. Nicolás y P. Kolvenbach se saludan mutuamente luego de la elección de P. Nicolás como Superior General en el 2008.


Lo más probable es que los Jesuitas elijan a un líder que “se sienta cómodo con la diversidad de culturas,” dice P. Huang. Es decir, como P. Nicolás y sus dos predecesores inmediatos: P. Peter-Hans Kolvenbach, SJ, un holandés que adoptó el Medio Oriente como su hogar, y el querido P. Pedro Arrupe, SJ, otro español que sirvió en Japón.

Se vuelve nuevamente a la “universalidad de la Compañía (de Jesús),” dice P. Daoust.



“No somos provinciales. No somos locales. Hacemos cosas locales. Estamos arraigados allí,” dijo de los Jesuitas, “pero estamos dispuestos a arrancarnos de raíz a nosotros mismos para ir adonde la necesidad es mayor, especialmente en las fronteras.”

William Bole es escritor y editor sénior en el Boston College y periodista independiente.

Jesuitas
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JESUITAS: Francisco de Roux sj “Los colombianos estamos enredados en un problema humano muy profundo”.

Plebiscito por la paz: Francisco de Roux explica su postura

El sacerdote Francisco de Roux, una de las voces más autorizadas para hablar de paz, moral y perdón en Colombia, explica por qué el plebiscito servirá para sacar el país de la “fractura humana” en que ha vivido

SEMANA: Usted estuvo en el acto entre las familias de los diputados del Valle y la cúpula de las FARC. ¿Esperaba que fuera a salir bien?
Francisco de Roux: No. Los familiares temían no ser capaces de mantener el talante moral que exigía la cita y no querían subordinar a la nada la dignidad de sus seres queridos masacrados. Por su parte, las personas de las Farc con quienes nos reunimos antes de la cita no sabían si iban a ser capaces de mostrar una comprensión moral correspondiente a la actitud de los familiares.
SEMANA: ¿Cuál fue el factor fundamental?
F. D. R.: Que nadie buscó un acto político y que todos fueron muy serios en el sentido moral. Nadie quiso utilizar la reunión para el escenario del plebiscito porque todos la veían como un momento humano. Por eso se hizo sin protocolos y sin medios de comunicación en una casa privada, en una especie un retiro.
SEMANA: ¿Podría describir el momento en que usted sintió que las víctimas resolvieron darles el perdón a los guerrilleros?
F. D. R.: Difícil decir cómo se llegó ahí. El perdón no es el resultado de una argumentación lógica, sino un acontecimiento. Las cosas van ocurriendo a medida que se dan las condiciones: la gente que estuvo presente, el vigor, el coraje, la transparencia y la decisión con que hablaron los familiares… Ellos en ningún momento les bajaron a las Farc el calificativo de asesinos. En ningún momento dejaron de referirse en detalle al sufrimiento al que los sometieron. Todo eso fue preparando las cosas y preparó también la actitud de las Farc. Usted entra al plano de lo humano cuando deja de buscar prestigio o poder o soluciones jurídicas, y cuando se da cuenta de que debe enfrentar a su consciencia para recobrar su dignidad. Así, a la postre, termina contribuyendo a dignificar a toda la sociedad.
SEMANA: Usted ha dicho que ese acto fue posible “porque el imperativo moral es terco e ineludible”. Explique esa frase.
F. D. R.: Me refiero al sentimiento moral que he percibido de los hombres de la FARC. Ellos han ido dando espacio. Más allá de los alegatos y las discusiones y las razones que suelen usar para protegerse, en ellos ha ido emergiendo la consciencia de una responsabilidad enorme, de tener que responder al país por la gravedad de sus hechos.
SEMANA: ¿Cree que terminarán de asumir esa responsabilidad?
F.D.R.: Tendrán que hacerlo si quieren presentarse como seres humanos ante el país. Este proceso es, a mi juicio, quizá lo más significativo de esta nueva realidad. Y yo creo que van en esa dirección, y necesitan ser respetados y apoyados. Aunque nadie puede esperar que, de un día para otro, los de las FARC se vuelvan como la madre Laura. En esto, los seres humanos damos dos pasos adelante y uno atrás.
SEMANA: Si existe algo como un imperativo moral, ¿por qué pudo la guerra en Colombia prolongarse tanto y causar tanto dolor?
F.D.R.: Porque a los seres humanos nos toma tiempo ser conscientes de nuestros errores, o de un acto impúdico o una acción criminal que hayamos cometido. Entonces, lo importante es actuar cuando uno cae en cuenta del mal hecho. La ley y las normas pueden decir una cosa, pero algo distinto es que una persona acepte, en su conciencia y con claridad, que ha hecho el mal y que debe poner la cara y decir: Yo soy responsable. Esto toma tiempo y se da solo tras una conversión interior.
SEMANA: En pocas palabras, ¿qué es para usted el perdón?
F.D.R.: Es un acto absolutamente libre y personal. No se le puede exigir a nadie, y no significa renunciar a la justicia o a la memoria. Frente a los hechos tan graves que sucedieron en Colombia y que nunca debieron haber sucedido, significa, más bien, que las víctimas acojan la aceptación de responsabilidad de los victimarios. Visto así, el perdón significa dejar a un lado la venganza y el odio y ofrecer una mano al responsable de un crimen para construir una nueva realidad, sea familiar, social o nacional.
SEMANA: ¿Por qué el perdón no se puede exigir?
F.D.R.: Porque es su naturaleza. Usted nunca verá al perdón en un acuerdo pues es algo que no se puede negociar. El perdón es absolutamente gratuito. Uno lo regala. Por eso yo siempre he pensado que el perdón es como un milagro. Como también es un milagro que una persona pida perdón. El perdón es un hecho que emerge de la consciencia moral.
SEMANA: Para usted, como representante de una Iglesia y una fe, ¿qué es la justicia?
F. D. R.: Desde un punto de vista teológico, es Dios quien nos justifica en Jesús y nos regala el perdón, el cual moviliza en nosotros la disposición a arrepentirnos. Ahora bien, la justicia humana obviamente tiene muchos elementos, y en La Habana ha comenzado a hacerse realidad con el pedido de perdón de las FARC. Las víctimas oyeron a las FARC reconocer su responsabilidad y vieron la actitud de presentarse ante los tribunales de justicia transicional y reparar sus hechos graves. La justicia, en fin, se ha puesto en marcha con la determinación de las FARC de jamás volver a hacer lo que hicieron.
SEMANA: Si la justicia puede darse así, ¿por qué el país se enfrasca en discusiones sobre cárcel, restricción de libertad y amnistías?
F.D.R.: Porque los colombianos estamos enredados en una crisis espiritual muy profunda que no es exclusiva de la Farc. También la han vivido el paramilitarismo, el Ejercito y el Congreso. Ha estado en todas partes, y es una crisis muy honda que nos obnubila y nos hace muy difícil captar nuestra profunda dimensión humana. A pesar de que justamente esta es la que está en juego. En este país siempre buscamos protegernos: decir que el responsable es el otro y que el otro tiene más culpa. Así se vuelve muy difícil aceptar que uno también es responsable y que en el corazón de cada uno hay una contribución al mal que ha ocurrido en esta sociedad.
SEMANA: Pero es muy difícil poner a todo el mundo en el mismo nivel.
F.D.R.: Obviamente las responsabilidades son distintas. Un paramilitar que hizo una masacre es distinto a un guerrillero que secuestró y mató. Y estos son distintos a un soldado que actuó en defensa de las instituciones, y todos son distintos también a un congresista corrupto o a un maestro de escuela que no supo enseñar a sus alumnos a comprender la seriedad de los problemas graves del país. Pero todos tenemos algo en común: que hemos sido responsables, incluyendo a la gran cantidad de colombianos que hemos sido indiferentes a esto y a quienes no nos importa que los jóvenes se maten en la guerra. E incluyendo también a los medios de comunicación y su manipulación de la sensibilidad de las personas. El gran problema de los colombianos es nuestra crisis espiritual, no una religiosa. Es la fractura del ser humano entre nosotros.
SEMANA: ¿Qué les dice a quienes hablan de impunidad?
F.D.R.: Que para destruir la impunidad no basta con reconocer culpas y pedir perdón. Y que por eso el proceso de justicia transicional, que garantiza verdad, reparación, no repetición y sentencias, es absolutamente necesario. Los responsables tendrán que ir a los tribunales, y estos deberán hacer procesos jurídicos. Tendrá que haber sentencias que se cumplan, y las cortes internacionales estarán al acecho. Si los involucrados dicen la verdad plena recibirán restricciones de la libertad durante las cuales deberán ejecutar acciones de restauración de la sociedad y de ellos mismos. Si fallan a la verdad, van a la cárcel por ocho o 20 años. Esos son los acuerdos y son una formalidad jurídica necesaria. Y todos debemos procurar que se cumpla.
SEMANA: ¿Qué es para usted la reconciliación?
F.D.R.: Significa que los colombianos comprendamos que nos hemos hecho mucho mal y que no hemos entendido la grandeza humana. Dicho de forma más positiva, la reconciliación es jugárnosla toda por la dignidad y por construir este país entre todos. Tenemos que cambiar todos: los guerrilleros, los paramilitares, las bacrim, el Ejercito, la Policía, los políticos, los medios de comunicación, los empresarios, los líderes religiosos, las escuelas. Todos tenemos que cambiar.
SEMANA: Hoy la frase de que ‘Colombia está viviendo un momento histórico’ está en boca de muchos. ¿Lo cree usted?
F.D.R.: Yo soy un creyente, y creo que sí. Uno nunca sabe hacia dónde lo lleva a Dios, pero yo creo que Dios ahora nos está empujando hacia una transformación. No se cuanto tiempo nos tome todavía. Quizá por ahora solo comencemos a sacudirnos internamente hacia una transformación que tendrá que ser muy honda.
SEMANA: Para terminar, usted anunció que votará por el Sí. ¿Por qué?
F. D. R.: Lo primero que quiero decir es que creo que es una responsabilidad votar en este momento y que respeto honradamente a todos los votantes. Si yo voto por el Sí, no pienso que el voto por el Sí deba ser el voto católico o cristiano. Muchas personas van a votar en consciencia por el No y por la paz, y yo les tengo un inmenso respeto. Dicho esto, voy a votar por el Sí porque creo que es la manera de empezar a salir de la crisis espiritual de Colombia y porque el escenario de un No nos podría sumir en un mundo de incertidumbres muy profundas que durará por lo menos cuatro años más, en los que estoy convencido que se retomarían las violaciones de los derechos humanos y las victimizaciones en formas que yo jamás quisiera volver a ver.
SEMANA: ¿Por qué no se ha unido a la campaña?
F.D.R.: Desde que he estado metido en esto he visto a siete presidentes, incluidos el presidente Pastrana y el presidente Uribe, involucrados en la lucha por la paz. He visto morir a casi 4.000 personas que no querían ni a la guerrilla, ni a los paramilitares, ni la guerra colombiana y que murieron soñando con la paz. Por eso es que voto por el Sí. Pero no estoy en campaña. No quiero obligar a los demás a hacer lo mismo. Solo deseo que cada quien reflexione y que el día del voto la gente salga a la calle a decir: Esto es lo que yo pongo de mí mismo por Colombia.
SEMANA

Máximo honor para Francisco de Roux

Francisco de Roux recibe honoris causa por la Universidad Nacional de Colombia

El padre jesuita, quien como pocos colombianos ha recorrido durante años el territorio nacional en un esfuerzo por la reconciliación, recibió el jueves un doctorado honoris causa del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Colombia.


El rector de la institución, Ignacio Mantilla, resaltó su apoyo al diálogo entre víctimas y actores armados y su compromiso por “romper la apatía y la desconfianza entre los colombianos”.

Semana