Como dice la canción de Facundo Cabral que hemos invitado a escuchar al iniciar este martes: Este es un nuevo día.
Y es bueno comenzar dando gracias al Señor de la Vida, por esta nueva oportunidad de servirlo.
Un saludo afectuoso a quienes ingresan a este blog, a quienes compartimos la Esperanza del Adviento.
Empezamos con una oración de José Correa sj, de su libro "Oraciones para gente ocupada"
"Iluminará el sol a los que viven en tinieblas y sombras de muerte"
Lucas 1, 78
Las tinieblas son amenazantes,
nos atemorizan.
Cuando hay un apagón,
la genet teme salir a la calle:
no sabe con qué se va a encontrar.
En la oscuridad, se desconfía de todos,
se les teme.
No hay seguridad ni tranquilidad.
Se escuchan aullidos lejanos y lastimeros.
El cielo, sin luna, parece negro
y desde él nos miran millones de estrellas.
Es verdad, Señor,
que las tinieblas nos atemorizan.
Pero, las más terribles, no son las exteriores,
sino las que cubren nuestra mente
y nuestro corazón.
A veces, nos sentimos como sumidos
en un pozo profundo, sin ver salida alguna.
Nada parece tener sentido.
Nadie parece estar cerca de nosotros.
Un ahogo oscuro brota del fondo de nuestro ser
y todo lo invade.
No hay luz, no hay esperanza, no hay amor...
Tú padeciste esta angustia en el huerto
la víspera de tu muerte.
Más, Tú, señor de la vida,
puedes lograr reavivar nuestra esperanza.
Tú puedes disipar nuestras tinieblas
y devolvernos la paz.
Como el sol que sale del oriente
desvanece la oscuridad de la noche,
todo lo toma claro, luminoso, lleno de vida.
Tú eres la "luz verdadera que ilumina
a todo hombre".
Tú puedes cambiar nuestras tinieblas en luz,
nuestra angustia en confianza,
nuestra parálisis en libertad
"Nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y sombras de muerte"
Que tengan un buen día y que el Señor los acompañe y cuide
Roberto y Ruth
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