“Juan anunciaba las buenas noticias a la gente”
Domingo III de Adviento – Ciclo C (Lucas 3, 10-18) – 13 de diciembre de 2009
Desde hace muchísimos años, por esta época navideña, me llega la propuesta de la Novena de Navidad del P. Federico Carrasquilla, sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín que vive una relación muy profunda con el Señor a través de su Palabra y a través del contacto con su pueblo. Siempre comienza con una reflexión sobre el sentido que tiene la celebración del nacimiento de Jesús entre nosotros. Quiero darle hoy la palabra a él para que motive nuestra celebración este año.
“Frente a los acontecimientos que vienen sucediendo en nuestro mundo, les queda a muchísimas personas la sensación de que Dios ha dejado el mundo a la deriva, se ha olvidado de él. Lo expresaba muy bien un autor latinoamericano, cuando escribía: ‘Los males de este mundo siembran la sospecha de que Dios dejó de querer a las criaturas y deba una vez más, aniquilar al mundo y empezar de nuevo’ (C. Fuentes, Citando a Goethe en su discurso al recibir el premio Cervantes)”.
“La Navidad nos dice otra palabra que hoy más que nunca necesitamos escuchar: en el pesebre y desde el pesebre, Dios comienza una nueva era de la historia: inaugura el Reino de Dios. Dios está hoy en medio de lo que vivimos, construyendo su Reino, convirtiendo nuestra historia en historia de salvación. Y la clave para descubrir este Reino y leer esta historia se nos da en Jesús. Jesús en el pesebre inaugura el Reino de Dios. Es necesario leer todo lo que nos pasa a la luz del Reino de Dios, teniendo en cuenta, sin embargo, que ‘el Reino de Dios no es un concepto claro y distinto que se pueda definir con toda precisión. Es más bien un símbolo lingüístico evocador, sugerente, abierto. Es la oferta desarmada a la libertad humana. El ser humano está invitado a descubrirlo, acogerlo, agradecerlo, vivirlo con alegría y dejarlo fructificar. Aceptarlo en la historia, desfanatiza y a la vez responsabiliza’ (R. Aguirre, Ensayo sobre los orígenes del cristianismo, p. 25)”.
“Por eso, vamos a leer en esta novena lo que hemos vivido este año como signo de la presencia del Reino y del anti-Reino. Es decir, vamos a mirar, desde el pesebre, lo que hemos vivido este año de positivo y negativo, poniendo tanta atención a lo negativo como a lo positivo: los acontecimientos negativos nos muestran el camino que no debemos seguir, nos alertan sobre la presencia de fuerzas que quieren destruir este reino y nos invitan a descubrir ahí la ‘presencia del Reino en la ausencia del Reino’, y los acontecimientos positivos nos devuelven la esperanza, son una llamada a comprometernos para continuar y reconocer en la acción que Dios ‘hoy y aquí’ está construyendo su Reino entre nosotros”.
Que esta Navidad renueve, pues, nuestra fe en este Dios que al hacerse uno de nosotros, desde el pobre y en lo pobre de nuestras vidas, hace surgir su Reino, nos invita a colaborar con él y nos encomienda la tarea de llevarle a todos los que nos rodean la Buena Noticia que el ángel le dio a los pastores: ‘¡Hoy les ha nacido un Salvador! Hoy ha llegado el Reino de Dios”.
Federico nos propone luego, compartir durante los días de la Novena, las buenas y malas noticias a nivel personal, familiar, comunitario, del país, de la Iglesia, del mundo, de los niños y niñas y de los pobres, para descubrir los destellos de la presencia de Dios en nuestra propia historia. Esto mismo es lo que hace Juan el Bautista: invitarnos a todos a descubrir lo que podemos y debemos hacer para que hoy vuelva ser Navidad en medio de nosotros y en medio de nuestro pueblo. Esto es anunciar “las buenas noticias a la gente”.
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
RD
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