Sunday, November 08, 2009

La homilía de Betania: LOS FONDOS DE INVERSIÓN DEL REINO DE DIOS

Por José María Maruri, SJ

1.- Yo diría que en este evangelio se pone el Señor en competencia con los grandes Fondos de Inversión ofreciendo intereses desde el primer euro, pero que lleva las de perder por Él no solo va a dar intereses sino que va a dar más intereses a los que den menos con tal que sea de lo que nos sobra. Es una singular manera de constituir los Superfondos del Reino, no acudiendo a lo que abunda y sobra, sino a lo que escasea y falta. El Señor busca corazones generosos que crean lo que Él nos ha dicho: que cuida de los pajarillos del cielo y de las flores del campo, que sean imprudentes, inconvenientes.


Es notable que esta mujer entrega dos monedas de un céntimo… cualquier profesor prudente, y a pesar de lo exiguo de la donación, le habría aconsejado que diera una y se quedara con la otra. Ya está bien dar la mitad, como hizo Zaqueo que nos llena de admiración porque dio la mitad de lo que tenía. Sólo Jesús nos dice hoy que esa pobre mujer de pueblo ha ofrecido más que Zaqueo, porque a Zaqueo le quedaba para dar y a ella no. Como la viuda de Serepta que da al profeta lo que ya iba camino de la boca de su hijo y suya, lo que necesitaba para vivir. No la sobras. Desde luego que los libros de cuentas de Dios y los nuestros no tienen nada en común, el que da menos da más si no tiene más que dar. Y el que da más, da menos si tiene mucho más que dar.



2.- Y tampoco lo que no entra para nada en la contabilidad divina es el toma y daca, esa ley de la oferta y la demanda, esos precios de mercado no caben en la mentalidad de Dios. Desde que al poco de ser expulsado el hombre del paraíso se empezara a vender un rinoceronte por cuatro manzanas, el Señor anda perdido y no entiende al hombre que el creó. El Señor sabe que la ley debería ser dar gratis lo que gratis recibisteis y le admira que entre los hombres todavía hay menos cosas que son gratis. Hay un dicho japonés que dice: “Tada de ugoku mono wa jihhsin dake da”, que significa que lo que único que se mueve gratis son los terremotos.


Los hombres andamos poniendo etiquetas con sus precios a todas las cosas y hemos llegado a conseguir que cada hombre también tenga un precio. Y lo que no podemos entender y lo interpretamos mal es que alguien quiera hacer algo por nosotros o darnos algo sin esperar nada.

Sospechamos de sus segundas intenciones.

Hemos comercializado la vida, cuando las florecillas del campo no tienen precio, los montes y valles no tienen precio, la sonrisa de un niño no tiene precio, el amor sincero no tiene precio. Dar gratis a fondo perdido hoy no se da nada, se da a voto perdido, para recobrarlo, eso sí.



3.- La viuda del evangelio sigue paseándose por nuestras calles. Son instituciones religiosas que atienden a los más necesitados, que entre sus reglas tienen ya la de barrer para afuera lo que cada día les sobra, porque están seguras que al día siguiente saldrá Dios en su ayuda.


Ahí tenéis la historia de esa gitana que se pone en nuestra puerta, hace un mes que murió su cuñada dejando once hijos, de los que los cuatro pequeños se los van pasando las cuñadas, porque donde no comen ocho hijos propios tampoco van a comer cuatro más.


Como el viejo jubilado que vivía en una pobre pensión del Bilbao viejo con solo una cuarta parte de su pensión y el resto lo ponía en el Banco del cielo, como solía decir, o sea en los Fondos de Inversión del Reino de Dios, dándoselo a los pobres. La lección de hoy es dar de lo que necesitamos y dar gratis sin esperar nada a fondo.


Y dejadme que termine con el siguiente poema

Toma hermano mi medida
cuanto quieras para ti
que cuando salga de aquí,
para comprarme otra vida
sólo tendré lo que dí.

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