Ya es la tarde, aquí en Santiago de Chile, con un calor impresionante, 34° C.
Con una foto tomada en el Santuario Nacional de Maipú, saludamos a los que ingresan a este blog, deseándoles que el Señor los acompañe.
Estamos nuevamente tratando de mantener nuestro contacto diario.
Hoy en la mañana copmentaba con un sacerdote sobre la noticia que entragamos ayer y que dice referencia con la modificación al Derecho Canónico sobre que "El matrimonio entre bautizado y no bautizado es inválido". Por si no lo has visto, pincha aquí.
Hace poco rato nos hemos enterado de la lamentable muerte del sacerdote Ronaldo Muñoz, perteneciente a la congregación de los Sagrados Corazones. Este sacerdote estuvo siempre muy preocupado por los más pobres.
Más rato entregaremos más antecedentes de esta noticia.
Los invitamos a compartir esta oración, que escribió José Correa sj, en el libro "Oraciones para gente ocupada" y que la hecemos en recuerdo del P. Ronaldo Muñoz
"Bienaventurados los mansos"
Mateo 5, 7
¡Que poco moderna
parece esta bienaventuranza!
Quizás, en tiempo de Jesús,
de plácidos pastores,
en que el mundo caminaba al ritmo de
las ovejas,
la gente era más tranquila
Hoy, lo que vale es la lucha,
la competencia, el poder.
El triunfador es el que se impone y domina.
El cine presenta como hombre ideal,
al violento, al agresivo.
Los periódicos destacan con grandes titulares
los atentados de bombas,
los secuestros y los asesinatos.
Los conductores de vehículos, ante la luz roja,
se ponen, irritables,
como cabalos de fina sangre
antes de iniciar la carrera.
En la calle nos cruzamos con rostros contraídos,
preocupados, presurosos.
Y Tú Señor, dices: "Bienaventurados los
mansos".
Más aún, llegas a decir: "Aprendan de mi
que soy manso y humilode de corazón".
Enséñame, Señor, esa mansedumbre
que me pides.
El hombre manso es el que valora y respeta
a las personas.
El que trata de ponerse en el lugar del otro.
El hombre manso sabe escuchar y dialogar.
No busca el triunfo sino la verdad.
No se impone por la fuerza,
sino que se propone razones.
El hombre manso respeta la libertad.
Señor, dame un corazón manso.
Dame la mansedumbre que mostrabas
a quienes te seguían,
la mansedumbre no es cobardía ni pequeñez,
sino dignidad y respeto hacia los demás,
por considerar que cada hombre es mi hermano
e hijo de Dios.
Seguimos en contacto en compañía del Señor de la Vida
Roberto y Ruth
"Bienaventurados los mansos..."
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