Un cuento de Anthony de Mello sj, para que "le den más de una vuelta"
Era un tipo difícil. Pensaba y actuaba de distinto modo que el resto de nosotros. Todo lo cuestionaba. ¿Era un rebelde o un profeta, o un psicópata, o un héroe?
"¿Quién puede establecer la diferencia?", nos decíamos. "Y en último término, ¿a quién le importa"
De manera que le socializamos. Le enseñamos a ser sensible a la opinión pública y a los sentimientos de los demás. Conseguimos conformarlo. Hicimos de él una persona con la que se convivía a gusto, perfectamente adaptada. En realidad, lo que hicimos fue enseñarle a vivir de acuerdo a nuestras expectativas. Le habíamos hecho manejable y dócil.
Le dijimos que había aprendido a controlarse a si mismo y le felicitamos por haberlo conseguido. Y él mismo empezó a felicitarse también por ello. No podía ver que éramos nosotros quienes le habíamos conquistado a él.
Un individuo enorme entró en la abarrotada
habitación y gritó : "¿Hay aquí un tipo
llamado Murphy?". Se levantó un hombrecillo
y dijo: "Yo soy Murphy"
El inmenso individuo casi lo mata. Le
rompió cinco costillas, le partió la
nariz, le puso los ojos morados y le
dejó hecho un guiñapo en el suelo.
Después salió pisando fuerte.
Una vez que se hubo marchado, vimos con
asombro como el hombrecillo se reía
entre dientes. "¡Cómo he engañado a ese
tipo!" dijo suavemente. "¡Yo no soy
Murphy! ¡Ja, ja, ja!"
UNA SOCIEDAD QUE DOMESTICA A SUS REBELDES HA CONQUISTADO SU PAZ, PERO HA PERDIDO SU FUTURO.
Para tenerlo en cuenta.
Que tengan un buen día
Muchas gracias por tus felictaciones.
ReplyDeleteComo siempre tratamos de prestar un servicio a quienes ingresan a Peregrinos.
Nos falta más tiempo...
Un abrazo y que tengas un buen fin de semana
Roberto