Más de una década después de que publicara sus primeros artículos en esta revista, Mario Amorós (Alicante, 1973) se ha convertido en un prestigioso historiador especializado en Chile y biógrafo de figuras tan significativas como Salvador Allende o el cura Antonio Llidó. Investigando para su último libro, Neruda, el príncipe de los poetas (Ediciones B), ampliamente reseñado en la prensa nacional e internacional por las novedades que aporta sobre la causa de la muerte del Premio Nobel, se encontró con 11 cartas inéditas de Miguel Hernández. “¡Me puse a temblar!”, nos cuenta. Ahora, aguarda el resultado de las investigaciones judiciales que podrían determinar que el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada fue asesinado por el régimen de Pinochet. En marzo lo sabremos.
Esta no es sólo una buena biografía en sentido histórico. Se nota que está escrita por un periodista.
Sí, hay dos cosas. Una, el oficio nuestro: que tú sabes que algo que cuentas tiene que ser interesante. Porque trabajos sobre Neruda de doctores, de catedráticos, de gente que ha dedicado toda su vida, hay muchos. Esto pretende ser una biografía para el gran público. Es decir, que cualquier persona con una cultura media que le interese Neruda encuentra ahí lo fundamental de su vida en 600 páginas. Luego, es verdad, yo pensaba: si alguien hiciera la biografía de mi vida diría: ‘este tío se pasaba el día leyendo…’. Un aburrimiento. Pero, claro, ¡Neruda!… Su infancia es muy bonita. Y luego, su vida, cuando empieza a mezclarse con los grandes hechos del siglo XX a partir de que llega a España, la República, la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, los viajes por el mundo... Y ya cuando vuelve a Chile en los años 40 es elegido senador, pasa a la clandestinidad, un año escondido acabando el Canto general –se va a hacer este año una película del chileno Larraín– y cómo, ayudado por unos hombres de las montañas, sale a caballo a Argentina por la cordillera y llega a Europa.
Sí, hay dos cosas. Una, el oficio nuestro: que tú sabes que algo que cuentas tiene que ser interesante. Porque trabajos sobre Neruda de doctores, de catedráticos, de gente que ha dedicado toda su vida, hay muchos. Esto pretende ser una biografía para el gran público. Es decir, que cualquier persona con una cultura media que le interese Neruda encuentra ahí lo fundamental de su vida en 600 páginas. Luego, es verdad, yo pensaba: si alguien hiciera la biografía de mi vida diría: ‘este tío se pasaba el día leyendo…’. Un aburrimiento. Pero, claro, ¡Neruda!… Su infancia es muy bonita. Y luego, su vida, cuando empieza a mezclarse con los grandes hechos del siglo XX a partir de que llega a España, la República, la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, los viajes por el mundo... Y ya cuando vuelve a Chile en los años 40 es elegido senador, pasa a la clandestinidad, un año escondido acabando el Canto general –se va a hacer este año una película del chileno Larraín– y cómo, ayudado por unos hombres de las montañas, sale a caballo a Argentina por la cordillera y llega a Europa.
Completamente novelesco. Para documentarlo ha buceado en montones de archivos, incluidos los soviéticos...
En el plano documental es la gran aportación de este libro respecto a otros trabajos sobre Neruda. Porque ahí se citan decenas de artículos que nadie había leído en español nunca. También hay documentos del Partido Comunista Soviético que son importantes para la biografía de Neruda y para la historia de Chile. Y en cuanto a España, por ejemplo, para que se vea el contrapeso, cito mucho el periódico ABC. Publicaron mucho y es una fuente importante. La etapa española fue muy importante para Neruda, para su compromiso político. La relación con los poetas españoles es una de las cosas que más le gusta a la gente. Con García Lorca, con Miguel Hernández, Alberti.
¿Cree que en España se le ha dado a Neruda el espacio que le corresponde?
Se le lee bastante. Es verdad que es la primera biografía histórica y literaria de Neruda que se publica en España. Pero está toda su obra publicada, desde luego. O sea que yo creo que sí, que hay mucho interés. Lo que ha salido en la prensa sobre el libro es muchísimo…
¿Le ha podido frustrar el que la prensa nacional e internacional se haya centrado tanto en si Neruda fue o no asesinado, con todo lo que hay en el libro?
Entiendo que lo que más impacto da a un medio de comunicación, sabiendo que cada semana se publican decenas, centenares de libros, y que hay pocas páginas, es ese tema que aún está abierto y que si se confirma próximamente es una noticia tremenda y terrible. Yo en todas las entrevistas intento ir más allá. Y de hecho soy muy cuidadoso en decir que el tema está abierto, que no tengo ninguna respuesta. Es inevitable. Si fuera sólo una biografía histórica y literaria sin nada de lo último no hubiera tenido el impacto que tiene, lamentablemente. Porque también es verdad que si tú te pones a ver, ¿con cuántos escritores se puede comparar Neruda en el mundo? Muy pocos. Su universalidad: a este hombre lo conocen en los cinco continentes, sus obras son traducidas y son leídas, aunque sean los poemas de amor. Sus memorias se acaban de traducir al mandarín… Hay más premios Nobel, pero no hay un escritor que sintetice el reconocimiento al más alto nivel con la popularidad, con la difusión de su obra.
En marzo se supone que se conocerá el resultado de la investigación.
El juez Mario Carroza me dijo en noviembre que seguramente en marzo tendría los resultados. En el capítulo 14 hago un gran esfuerzo por sintetizar todo lo que hay en torno a los últimos días de Neruda. Yo pongo testimonios que derrumban la denuncia del asesinato: el embajador francés. Luego nadie más lo cita… Porque es verdad que hay elementos para pensar en un posible asesinato y hay elementos para pensar en que no. Hasta hace muy poco solo el chófer decía eso. Y con contradicciones además. Pero la bacteria esta que ahora han encontrado, que es ajena al cáncer de próstata, induce a pensar hasta tal punto en esa posibilidad que el propio Gobierno de Chile en un documento dice que es “altamente posible”, que es una declaración impactante.
¿Qué cree que cambiaría eso a estas alturas?
Es importante porque, si hubo asesinato, significaría que hubo una intención consciente de la Junta Militar en Chile de impedir que Neruda saliera al día siguiente en un avión, que ya estaba en Santiago, a México. En México, Neruda, después de recuperarse de un estado delicado de salud, hubiera hecho una declaración internacional y hubiera sido una voz. La gran voz de denuncia de la dictadura de Pinochet.
Tenemos mucho que aprender de países como Chile en el tratamiento de su pasado, ¿verdad?
Sí. Yo creo que es un ejemplo. Invito a los lectores de 21 a que si viajan a Chile conozcan el museo de la Memoria. En Chile hay infinidad de lugares de memoria, de reconocimiento al sufrimiento injusto de muchas personas. En España todos sabemos que es un tema muy difícil. Aquí hubo una guerra civil con muchas aristas pero es verdad que solo una parte de las víctimas de ese pasado traumático ha tenido reconocimiento público. Y además hay algo que clama al cielo, que es el tema de las fosas comunes. Un tema de humanidad. Un Estado democrático no puede permitir que haya todavía, según los cálculos de la ONU, más de 100.000 personas sepultadas en fosas clandestinas. En Chile la justicia ha investigado los crímenes de la dictadura y hay un informe, en el que participaron personas de todas las tendencias políticas, que dijeron: esta es la verdad oficial del Estado chileno sobre lo que pasó. En España hay un gran trabajo por hacer todavía en ese sentido.
¿Confía en la justicia chilena?
Confío. Se aprecia el rigor, el esfuerzo, participan científicos de varios países, algunos de ellos españoles, se exhumaron los restos de Neruda en Isla Negra, hay un esfuerzo por conocer la verdad y por sancionar finalmente a los responsables de esos hechos que son delito. Y ha habido muchas sentencias. Los principales represores de la dictadura de Pinochet que aún están vivos están en la cárcel. En España hay posiciones tan encontradas que es imposible el diálogo.
Confío. Se aprecia el rigor, el esfuerzo, participan científicos de varios países, algunos de ellos españoles, se exhumaron los restos de Neruda en Isla Negra, hay un esfuerzo por conocer la verdad y por sancionar finalmente a los responsables de esos hechos que son delito. Y ha habido muchas sentencias. Los principales represores de la dictadura de Pinochet que aún están vivos están en la cárcel. En España hay posiciones tan encontradas que es imposible el diálogo.
Volviendo a Neruda, ¿cuál ha sido el descubrimiento de mayor impacto que ha hecho?
Tal vez lo que me impactó mucho es saber desde qué momento él tiene una dimensión universal como poeta comprometido a partir del año 49, cuando sale de Chile y aparece en París. Cómo fue acogido por Charles Chaplin, Cárdenas, Picasso... Los grandes poetas franceses lo aclamaron. Y a partir de ahí él da la vuelta al mundo ya como uno de los grandes intelectuales comunistas. El tema de sus recitales de poesía... ¡Qué sociedad aquella, que iban miles de personas a escuchar a un poeta! Hoy en día pocos poetas tienen ese reconocimiento tan grande y concitan tanta atención, tanto respeto.
También eran figuras muy completas. En el caso de Neruda, mucha gente desconoce su vertiente política.
Es verdad que uno puede pensar que fue el suyo un compromiso político romántico. Pero no, él fue senador, llegó a ser candidato a la presidencia de la República por el partido comunista y fue un hombre muy apegado a la realidad chilena. Hay que entender que las condiciones de vida de los trabajadores en Chile todavía en los años 50-60 eran duras. Imagínate sacar salitre en el desierto de Atacama. O las minas de carbón de Lota: esos mineros que tenían que adentrarse en la tierra y caminar debajo del mar diez kilómetros hasta donde picaban carbón, y que ese trayecto bajo el mar no se lo pagaban. Situaciones tan duras humanamente como esas, a Neruda lo conmovían realmente. Es verdad que en su poesía hay un cambio a partir del congreso del PCUS del año 56: desaparece un canto exagerado a la URSS y los países socialistas, que se ve en Las uvas y el viento del año 54, y a partir de ese impacto aterriza en una poesía más mundana, más irónica o más irreverente, menos utópica. Y hay poemas donde él critica duramente a Stalin. Sintetiza lo malo que había en la URSS sólo en la figura de Stalin. Nunca fue más allá de hacer una crítica política al sistema de la URSS porque hubiera sido una hecatombe en Chile. Porque su partido era muy pro soviético. Decían los chilenos de broma que “cuando llueve en Moscú los comunistas chilenos salen con paraguas”. La otra cara de eso es que el PC chileno, con Neruda y hasta hoy, siempre fue un partido profundamente democrático. Tenía esa contradicción.
Dice Jorge Amado tras su muerte que Neruda fue “poeta del hombre de hoy”.
Desde luego su poesía se nutre de su vida mucho, pero también de los grandes hechos del siglo XX: España en el corazón, ese canto increíble a la lucha de la República. el Canto general, donde parte de los conquistadores y recorre toda la historia de América en un libro monumental. Las poesías de lo cotidiano también. Ser capaz de cantarle a una cebolla o la oda del caldillo de congrio, que es un plato emblemático. Sí, representó muy bien a su siglo XX, a su época. Y la culminación fue el Premio Nobel de Literatura. Que fue el definitivo ascenso a la inmortalidad. Y seguramente una de sus últimas grandes alegrías porque después ya estaba enfermo y es muy pesimista sobre su país porque conoce la historia del siglo XX. La ha vivido en sus carnes, la ha sufrido. Y él tenía mucha angustia interior aquel último año de su vida. Pero, mira, he leído toda su última correspondencia del último año. Y es curioso porque él tenía planes. Por ejemplo, le escribe a Carmen Balcells (que le empezó a representar len el año 72-73) y le dice: “No me mandes el equipo de la televisión alemana. Diles que vengan a finales de septiembre”. Invitó a unos sobrinos suyos a pasar el fin de año... Es decir, tenía planes. No estaba esperando a la muerte, ¿no? •
Mª Ángeles López Romero
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