Wednesday, September 08, 2010

En huelga de hambre por no poder dar misa


José Manuel Castaño, parroco de Cangas de Onís, se siente «obligado» a renunciar
"Si se empeñan en obligarme a renunciar, sé que la gente dejará de ir"

Rodeado de sus feligreses y en pie de guerra. A sus ochenta años así afronta el párroco Don José Manuel Castaño esta nueva lucha que le propone la vida. Desde el pasado sábado se encuentra en huelga de hambre porque «me han quitado mis parroquias». Ese mismo día acudía a Cangas de Onís a una misa donde el sacerdote local, Luis Álvarez Suárez, le enseñó un papel del Arzobispado de Oviedo, donde venían detallados los nuevos nombramientos eclesiales en los que las parroquias de su dominio, San Pedro Dego y San Pedro de Villanueva, estaban ya encargadas a otros dos sacerdotes.
Él volvió a su domicilio y escribió una carta al obispo auxiliar, Raúl Berzosa, comentándole su situación y pidiéndole las explicaciones pertinentes, «nadie se ha molestado en informarme de esta nueva orden. Me han dejado en paro en un momento en el que dicen que hay escasez de sacerdotes». Cuenta que hace meses recibió la visita de éste y le dijo que «no tuviera ningún temor a que me obligasen a renunciar de mi cargo, porque para que eso pasara tendría que hacerse mediante un escrito firmado por mí».
'Pepito', como le conocen en su pueblo, Las Rozas, tiene claro que hubo unos meses atrás que no contaba con todas las facultades para dar misa pero «me recuperé con la ayuda y el cariño de la gente y ahora estoy en perfectas condiciones». Detalla también en la carta que sus feligreses «me llaman cada vez con más fuerza porque se sienten abandonados». Don José sabe, porque en los pueblos las noticias corren rápido, que en la última misa de la parroquia de San Pedro de Villanueva «apenas había tres o cuatro personas» y recuerda que «cuando yo estaba, las celebraciones eran multitudinarias, cantaba el coro y era todo muy alegre. Si se empeñan en obligarme a renunciar, sé que la gente dejará de ir».
Al verse impotente ante este problema el párroco decidió ayer pedir ayuda a la Asociación de vecinos de Las Rozas, para que hicieran fuerza en su petición. Susana Gutiérrez se acercaba por la mañana a la casa del sacerdote, en la que se encontró a un buen puñado de vecinos mostrándole su apoyo. «El problema es que a su edad y con los problemas de salud que ha tenido, no es bueno que deje de comer durante tantos días», explicaban las mujeres que intentan, sin éxito «que coma aunque sea lo mínimo, pero no nos hace caso».
La agrupación vecinal, que sabe que con motivo de la novena de la Virgen de Covadonga «todos los días se acerca al Santuario el Obispo auxiliar» y creen que «podría parar un día en el pueblo y acercarse a comunicárselo personalmente, para que él se quede más tranquilo».
Castaño se apoya ahora en el cariño de la gente. «Este verano los vecinos de Las Rozas, Sobrepiedra y Arenas me hicieron un homenaje y me regalaron una placa y una fotografía de todos juntos, que tengo colocada con mucho orgullo en mi salón», apuntó. Está convencido de que «si les preguntasen a ellos si debo dejar de dar misa o no, estoy completamente seguro que pedirían que me quede, porque el 100% de mis feligreses me ha agradecido siempre mi dedicación por estas parroquias, que han sido, son y serán mi vida». Mientras espera una respuesta no tiene pensado dejar de trabajar «hasta que no se me hable claro seguiré como párroco y yendo a decir misa a mis vecinos de Villanueva y Dego».
Rd

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