Saturday, February 13, 2016

Histórico encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa Kirill. Declaración conjunta y videos



"Somos hermanos, tenemos el mismo bautismo", dice el Papa al patriarca


"Me alegro mucho de encontrarnos. Podemos conversar de corazón a corazón", contesta


(Jesús Bastante).- Un abrazo contenido durante mil años. Así de intenso, así de esperado, fue el que esta noche se han dado el Papa Francisco y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kirill, en el aeropuerto de La Habana. "Me alegro mucho de que nos podamos haber encontrado", dijo Kirill tras el histórico momento, que ahora continúa como una reunión privada. "Somos hermanos, tenemos el mismo bautismo", señaló, visiblemente emocionado, Bergoglio.
"A pesar de las dificultades que siguen existiendo, tenemos la oportunidad de conversar corazón a corazón", subrayó el máximo líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Por su parte, Francisco quiso agradecer a Kirill "que haya tenido la generosidad de cambiar la fecha del viaje a Cuba, coincidiendo con mi visita a México".
Un abrazo, y tres besos, como reza la tradición ortodoxa. Mucha alegría en sus rostros, y en la de los acompañantes. Todo el mundo está pendiente de este momento. No podía ser en la vieja Europa, donde un milenio antes se rompió la cristiandad, sino en el Nuevo Mundo, en el primer rincón que pisara Cristóbal Colón.
«Ahora las cosas son más fáciles», dijo Kirill. «Está más claro que es la voluntad de Dios», añadió Francisco.
Después de un vuelo agotador -11 horas y 14 minutos de vuelo transoceánico- Bergoglio aterrizó pocos minutos antes de las ocho de la tarde (hora española) en el aeropuerto "José Martí" de La Habana. El vuelo de Alitalia portaba, como es tradicional, lasbanderas de Cuba y el Vaticano. Lucía el sol en La Habana, como si el cielo se alegrara de un encuentro esperado durante siglos.
En la escalerilla le esperaban el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, y Kurt Koch,responsable de las relaciones del Vaticano con otras confesiones, y uno de los artífices del encuentro. También el presidente Raúl Castro se acercó a recibir a Francisco.

Junto a él, se encaminaron hacia una de las salas del aeropuerto, donde le esperaba Kirill. Francisco y Castro, Francisco y Ortega... dos conversaciones afables y cómplices. Se espera mucho de lo que esté ocurriendo en este momento.

El encuentro, de carácter privado, es el primero entre el patriarca ortodoxo rusa y el Papa de Roma desde el Gran Cisma de 1054. En apenas dos horas, se espera que ambos mandatarios aparezcan juntos en público para firmar una declaración conjunta y, quién sabe, apuntalar un futuro, y también histórico, viaje de Francisco a Rusia.


Francisco: "Estoy convencido de que la unidad se podrá realizar"


Kirill: "Debemos trabajar juntos por nuestras iglesias y por el futuro de la civilización"


El Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú firman una declaración conjunta ante Raúl Castro


(Jesús Bastante).- "Les confieso que he sentido el Espíritu Santo. Si esta energía continúa, La Habana será la capital de la unidad". Dos horas después del histórico abrazo, Francisco y Kirill firmaron una declaración conjunta y se comprometieron conjuntamente a trabajar por la paz y la unidad entre todos los cristianos. "Hemos salido con iniciativas que son viables y se podrán realizar", subrayó el Papa, sin querer separarse del patriarca. La unidad, después de casi mil años, parece más cercana que nunca.
La salida de ambos mandatarios, con Raúl Castro como anfitrión, ante la opinión pública, fue sobrecogedora. A ambos lados de una sencilla mesa, los representantes de las delegaciones católica y ortodoxa. Al fondo, un icono de la Virgen. Kirill y Francisco, Francisco y Kirill, firman una declaración conjunta, escrita en ruso e italiano. Y después, lejos de abandonar la estancia y dejar a medio mundo con la miel en los labios, hablan. Sin papeles, desde el corazón.
Primero Kirill, quien subrayó cómo "debemos trabajar juntos por nuestras iglesias, por nuestros creyentes, por los cristianos y por su futuro, y por el futuro de la civilización". El patriarca, que calificó el encuentro como "muy interesante", incidió en que "las dos iglesias podrían colaborar en todo el mundo protegiendo a los cristianos".
"Podemos trabajar juntos para prevenir las guerras, para que en todo el mundo se respete la vida humana y para que se respeten los valores de la familia, de la sociedad, y todo esto con la participación de la Iglesia en la vida de la sociedad humana moderna", concluyó Kirill.
Por su parte, Francisco confesó que "hablamos como hermanos, tenemos el mismo bautismo, somos obispos. Hablamos de nuestras iglesias, sabemos que la unidad se hace caminando. Y hablamos claramente, sin medias palabras. Yo les confieso que he sentido la consolación en este diálogo, he sentido el Espíritu Santo".
Al tiempo, agradeció "la humildad fraterna de Su Santidad y la energía con la que el patriarca ha mostrado su intención de trabajar por la unidad. Estoy convencido de que se podrá realizar".
También quiso el Papa dar las gracias al metropolita Hilarion, y al cardenal Koch, jefes de los equipos de diálogo de cada una de las iglesias, y "un sentido agradecimiento a Cuba, al pueblo cubano y a su presidente aquí presente. Le agradezco su disponibilidad activa.Si esta energía continúa, La Habana será la capital de la unidad".
"Que esto sea para el bien del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sobre el manto y la protección de la Madre de Dios, y gracia para todos los fieles", finalizó el Papa, antes de volver a salir de la sala con Kirill. Para hablar un poco más, para abrazarse, antes de su marcha hacia México. Mil años siempre se quedan cortos ante un abrazo tan relevante. Poco después, ya sin solideo, y tras abrazarse efusivamente con Raúl Castro y, sobre todo, con el cardenal Ortega, el Papa ponía rumbo a México. Próxima escala de un viaje que, antes de comenzar, ya será calificado como histórico.
RD

Un abrazo que cambia la Historia


Un prólogo histórico para el viaje del Papa a México


Termina la guerra fría, cae el muro de Moscú y se da el primer paso para visita papal a Rusia


(José Manuel Vidal).- Un prólogo histórico para el viaje del Papa al México que encarna todos los males y las esperanzas de Latinoamérica. En el aeropuerto de La Habana (en zona franca), dos viajeros, dos peregrinos de Dios se van a saludar: Francisco y Kiril, el Papa de Roma y el Patriarca de Moscú. Con un saludo interrumpido desde la noche de los tiempos. Desde aquel año fatídico de 1054, en el que las dos almas del cristianismo se arrojaron anatemas a la cabeza y los dos hermanos llegaron a excomulgarse, a odiarse y a derramar sangre inocente en nombre de Dios, del mismo Dios.
Desde entonces, los dos pulmones cristianos de Europa (Oriente y Occidente) laten por separado. Con algunos intentos de acercamiento. Las excomuniones mutuas se levantaron después del Concilio y Pablo VI se abrazó por primera vez con el Patriarca Atenágoras el 5 de enero de 1964 en Jerusalén. Juan Pablo II y Benedicto XVI, también abrazaron a Bartolomé, el Patriarca de Constantinopla, la segunda Roma. Pero nunca un Papa había conseguido saludar al Patriarca de Moscú, la tercera Roma, y líder máximo de 150 millones de ortodoxos.
El milagro (uno más) lo ha conseguido el Papa Francisco. Un milagro o un sueño cumplido, que va a significar un cambio de relato en el ámbito eclesiástico y civil: del enfrentamiento al entendimiento a través del diálogo. En el plano civil, con el encuentro entre el Papa y el Patriarca en La Habana (y la previa reanudación de las relaciones diplomáticas de Cuba y EEUU), termina formalmente la guerra fría. En el eclesiástico, cae el muro de Moscú y se da el primer paso para la próxima visita del Papa a Rusia y del Patriarca Kiril, al Vaticano.
El abrazo de La Habana se hace posible gracias a la personalidad de dos grandes hombres de Iglesia. Kiril fue, durante muchos años, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del anciano Patriarca Alexis y, como tal, mantuvo frecuentes relaciones con los líderes católicos. Más aún, su gran maestro fue el metropolita Nicodemo de Leningrado, el único observador ortodoxo ruso en el Concilio Vaticano II, cuyo máximo sueño era el acercamiento de las dos Iglesias. Y, de hecho, en busca de ese sueño lo sorprendió la muerte en Roma, en brazos de Juan Pablo I, el Papa meteorito, que sólo estuvo 33 días en el solio pontificio.
Kiril, el discípulo de Nicodemo, convertido ahora en el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias puede, por fin, realizar el sueño de su "maestro espiritual". Con sus seminarios llenos y una Iglesia ortodoxa rusa renovada, puede romper su aislamiento secular y lanzarse, de nuevo, a la 'conquista' espiritual del mundo. Sin miedo a la competencia católica. De la mano del Papa de Roma.
Francisco, por su parte, se consagra cada vez más como el gran líder global de un catolicismo que no se impone por la fuerza y el poder, sino por la seducción, la misericordia y la humildad. "Voy a donde tú quieras, cuando tú quieras y como tú quieras", le dijo recientemente al Patriarca. Y lo que dijo lo cumple. Sin poner condiciones, para abrazar a su hermano.
Es el ecumenismo de los hechos, del paso a paso, de la tenacidad y de la valentía. El ecumenismo de un Papa al que no le duelen prendas por rebajarse y aceptar los deseos del Patriarca. Francisco demuestra que, por acercarse a la unidad de los cristianos, el ansiado sueño de Cristo, está dispuesto a todo.
Un ecumenismo de hechos, urgido y avalado por el ecumenismo de la sangre. Porque los cristianos (católicos, ortodoxos y protestantes, sin distinción de siglas o denominaciones) están siendo masacrados en Oriente Medio y en África por el terrorismo yihadista. Lo acaba de ratificar nada menos que el Parlamento europeo, que califica de genocidio estas matanzas de cristianos.
Francisco y Kiril hablarán de esto y de la paz y de la ecología y de la lucha contra la pobreza y de que el Cuerpo de Cristo funcionaría mejor con sus dos pulmones. Pero, sobre todo, se mirarán a los ojos, se verán hermanos y seguidores del Nazareno que, antes de morir, expresó su último y gran deseo: "Padre, que todos sean uno...para que el mundo crea" (Jn, 17, 21-22). Y se fundirán en un abrazo lleno de lágrimas y de esperanzas por el reencuentro. Florece la primavera ecuménica.
RD

"Ambos hemos hablado libremente y se sentía la alegría. Por mi parte y por la suya"


El Papa muestra su "felicidad" tras el histórico encuentro con Kirill


"La unidad se hace caminando", advierte durante el vuelo a México


El papa Francisco destacó la felicidad que sintió durante la histórica reunión con el patriarca ortodoxo ruso Kiril de hoy en La Habana, la primera tras el cisma de 1054, y cómo ambos hablaron con total franqueza de los temas que les preocupan.
A pesar del cansancio de la jornada, Francisco apareció ante los periodistas, que viajan con él con destino a México tras la escala en La Habana para expresarles sus"sentimientos" tras la reunión con Kiril en el aeropuerto cubano José Martí.
"Fue una conversación de hermanos, con puntos claros que a los dos nos preocupan. Hemos hablado con toda franqueza y yo me he sentido como delante de un hermano y él me ha dicho lo mismo", dijo Francisco.
Y agregó: "Ambos hemos hablado libremente y se sentía la alegría. Por mi parte y por la suya".
El pontífice explicó que durante las dos horas de reunión fue como si hablaran "dos obispos de las situaciones de sus dos iglesias".
Francisco añadió que con el patriarca ruso se habló de la actual situación de esta "guerra a trozos, pero que corre el peligro que ahora sea una guerra que implique a todos".
También hizo referencia a la declaración común que ambos firmaron, compuesta por 30 puntos, y en la que se pide empeño a la comunidad internacional para aliviar la situación de la persecución de los cristianosen algunos países de Oriente Medio, así como otras cuestiones como la defensa de la vida o de la familia considerada tradicional.
Sobre esta, Francisco afirmó que cree que "habrá tantas interpretaciones", pero aseguró que se trata de una declaración "pastoral" y "no política".
También informó de que se ha aprobado "un programa de posibles actividades en común", pues "la unidad se hace caminando", añadió.
En su intervención ante los periodistas, Francisco también quiso agradecer al presidente cubano, Raúl Castro, su "acogida y disponibilidad" y desveló que de este encuentro ya se empezó a hablar en la visita a Cuba de septiembre del año pasado.
(RD/Agencias)

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