Monday, July 31, 2017

En todo amar y servir por José María Rodríguez Olaizola sj



Una máxima ignaciana que define un idea, un deseo, una aspiración legítima del creyente. Amar a cercanos y lejanos. Con amor que recibe muchos nombres: amistad, pasión, compasión, respeto… Es verdad que no es fácil, y que en ocasiones resulta difícil querer a algunas personas. Y no por mala voluntad, sino porque las relaciones humanas son complejas. Pero también se aprende.  A mirar con benevolencia. A comprender otras vidas. A desearles lo mejor. Y a trabajar por ello. Ahí entra el servir. Servir es ponerse manos a la obra para tratar de dejar el mundo un poquito mejor de lo que lo conocemos.  Servir es la disposición para ayudar, para atender, para sanar… Servir en lo cotidiano. En la familia, en el trabajo, en el descanso.  Sirven las palabras y los gestos; los silencios y las miradas; sirve nuestro tiempo, si lo empleamos bien; y la risa que se contagia; las canciones que esponjan; los esfuerzos por levantar al que anda caído. Sirve dar la vida cada día. Ignacio de Loyola lo aprendió al mirar a Jesús. Al conocerle, amarle y seguirle.
Es un buen eslogan para esta época nuestra. Un poco contracorriente, y para muchos, difícil de entender. Pero es una buena disposición vital. Darse, a tiempo y a destiempo. Porque de egoístas  va el mundo sobrado. Y así nos va. De modo que, aunque sea difícil y a veces cueste, ¿por qué no ser ambiciosos? Para amar y servir, en todo.  
José María Rodríguez Olaizola sj
pastoralsj

31 de julio: ¡Feliz Día de San Ignacio!



Hoy, en la Compañía de Jesús estamos de fiesta. Cada 31 de Julio se celebra el Día de San Ignacio de Loyola, fundador de nuestra congregación religiosa y a quien se le recuerda por su determinación en el servicio de Dios y del prójimo.
“El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir”.

cpalsj 

Friday, July 28, 2017

La Iglesia venezolana rechaza la Constituyente por "inconstitucional" y "dañina para el pueblo"


Militares, policía y paramilitares "obran coordinadamente atropellando al pueblo"


La Asamblea "ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente"


(Jesús Bastante).- "La Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana reitera su rechazo a esa iniciativa, por considerarlainconstitucional, pero además, innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano". En una durísima nota, el Episcopado del país se pronuncia rotundamente en contra de las elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, que tendrá lugar este domingo.
En el comunicado, los obispos insisten en que la Constituyente "no ha sido convocada por el pueblo, tiene bases comiciales inaceptables, y en ella estarán representados sólo los partidarios del oficialismo".
En su opinión, "será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente".
"Vivimos horas difíciles cargadas de incertidumbres y contradicciones, lo que en otras latitudes es expresión normal de la ciudadanía, entre nosotros se convierte en enfrentamientos de creciente intensidad y con un ventajismo desgarrador", denuncian los obispos, que añaden cómo "efectivos militares y policiales, y grupos civiles armados afectos al gobierno, obran coordinadamente atropellando al pueblo que manifiesta su descontento y su rechazo a la asamblea constituyente".
"Una vez más alzamos nuestras voces contra la violencia, venga de donde venga", insiste la nota, que incide en que "es preciso que si se da ese proceso, que no apoyamos, se desarrolle sin violencia". Al tiempo, denuncian que "la represión desmedida con saldo de heridos, muertos y detenidos genera mayor violencia".
A la vez, el Episcopado recuerda a la FANB (Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas) que "su primera obligación es con el pueblo y está llamada constitucionalmente a defender la vida de todos los ciudadanos" y que debe "mantener la paz y el orden para que la racionalidad y el actuar de las partes en conflicto tienda puentes que superen el caos en el que estamos sumidos".
"No aumentemos más el sufrimiento y la angustia de tanta gente que quiere vivir en paz, que se escuche y respete su voz de protesta y se encuentren caminos de entendimiento y bien para todos", recuerda la nota, que cita al Papa Francisco para afirmar que "el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada".
Esta es la nota

ANTE LAS ELECCIONES PARA LA CONSTITUYENTE
Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes (Sabiduría 1,13)

1.- Faltando pocas horas para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana reitera su rechazo a esa iniciativa, por considerarla inconstitucional, pero además, innecesaria, inconveniente y dañina para el pueblo venezolano. En efecto: no ha sido convocada por el pueblo, tiene bases comiciales inaceptables, y en ella estarán representados sólo los partidarios del oficialismo. Será un instrumento parcializado y sesgado que no resolverá, sino agravará los agudos problemas del alto costo de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos que sufre el pueblo, y ahondará y empeorará la profunda crisis política que padecemos actualmente.

2.- Vivimos horas difíciles cargadas de incertidumbres y contradicciones, lo que en otras latitudes es expresión normal de la ciudadanía, entre nosotros se convierte en enfrentamientos de creciente intensidad y con un ventajismo desgarrador: efectivos militares y policiales, y grupos civiles armados afectos al gobierno, obran coordinadamente atropellando al pueblo que manifiesta su descontento y su rechazo a la asamblea constituyente.

3.- Una vez más alzamos nuestras voces contra la violencia, venga de donde venga. Es preciso que si se da ese proceso, que no apoyamos, se desarrolle sin violencia. La violencia no puede ser nunca la forma de solucionar los conflictos sociales que se agravan día a día en nuestra sociedad venezolana. La represión desmedida con saldo de heridos, muertos y detenidos genera mayor violencia.

4.- Queremos recordarle a la FANB, responsable en estos días con el Plan República, que su primera obligación es con el pueblo y está llamada constitucionalmente a defender la vida de todos los ciudadanos, sin distingos de ninguna clase ni parcializaciones políticas. Los hechos del día de ayer no parece que vayan en esa línea; por tanto, que en estos momentos de tensión no sea la irracionalidad y la fuerza bruta la que pretenda solucionar el reclamo de buena parte de la sociedad.

5.- El papel primario de la FANB es mantener la paz y el orden para que la racionalidad y el actuar de las partes en conflicto tienda puentes que superen el caos en el que estamos sumidos. No aumentemos más el sufrimiento y la angustia de tanta gente que quiere vivir en paz, que se escuche y respete su voz de protesta y se encuentren caminos de entendimiento y bien para todos. Como nos dice el Papa Francisco "el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada" (EG 226).

7.-Desde el fondo de nuestro corazón y como expresión de fraternidad surgen dos expresiones muy humanas y cristianas: un "no matarás" física o moralmente en forma de violencia y represión que generan muertos, heridos y encarcelados; y un "cultiva la vida" en medio del pueblo por la solidaridad que comparte el pan, el medicamento, la vida en común, la verdad que enaltece, el bien que nos hace mejores, la fe que siembra esperanza.

8.- Que el Señor y la Virgen de Coromoto bendigan a Venezuela y que los venezolanos podamos resolver nuestros conflictos de manera pacífica. Amén.

Caracas, 27 de julio de 2017

+Diego Rafael Padrón S
Arzobispo de Cumaná
Presidente de la CEV.

+José Luis Azuaje Ayala
Obispo de Barinas
1° Vicepresidente de la CEV

+Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
2° Vicepresidente de la CEV

+Víctor Hugo Basabe
Obispo de San Felipe
Secretario General de la CEV

+Jorge Cardenal Urosa Savino
Arzobispo de Caracas
Presidente Honorario de la CEV

+Baltazar Cardenal Porras C.
Arzobispo de Mérida
Presidente Honorario de la CEV
RD

Conflictos campesinos marcan la carrera electoral paraguaya por Fernando Costa



Una manifestación campesina de varios días en la zona céntrica de Asunción y la denuncia del obispo Escobar por el bloqueo de caminos, marca la profunda desigualdad en el pueblo paraguayo.

No es una novedad cuando hablamos de la desigualdad en nuestros pueblos latinoamericano. Tampoco es novedoso hacerlo refiriéndonos a los paraguayos, un pueblo en donde más del 80 por ciento de las tierras está en manos de menos del 3 por ciento de la población.
Justamente, frente a esta realidad, se entiende (pero no se comprende) que desde hace más de 10 días los campesinos paraguayos estén en estado de movilización en rechazo a la concentración de la tierra y las políticas de ajuste del gobierno del presidente Horacio Cartes. Hasta ahora, las autoridades parecen no escuchar.
Según el sociólogo Ignacio González Bozzolasco, en un informe realizado para Nueva Sociedad, los pequeños agricultores campesinos de Paraguay “forman parte del 91,4 por ciento del total de propietarios rurales del país solo ocupan 6,3 por ciento de la superficie nacional”. “Esta situación es el oscuro trasfondo de las últimas movilizaciones de los gremios campesinos articulados en la Coordinadora Nacional Intersectorial (CNI), que en la actualidad acampan en el microcentro de la capital del país”, explica el sociólogo.
Estas marchas de campesinos en la capital paraguaya cae justo en el marco de una carrera electoral que comienza a crecer en vistas a las elecciones presidenciales de abril del año próximo.

Denuncia episcopal

A esta situación tensa se suma otro reclamo, también motivado por la falta de oportunidades para los que menos tienen. Pero este reclamo no viene desde los campesinos en las calles, sino desde el púlpito. El obispo del Chaco paraguayo, Gabriel Escobar, denunció la desidia del Gobierno ante la realidad que están padeciendo unas 60 familias de Campo Carandayty que ven complicada su movilidad por la colocación de portones en los caminos rurales que siempre utilizaron.
Gabriel Escobar, sdb | ABC
Estas familias argumentan estar aisladas ya que los portones permanecen cerrados con candados, con las llaves en manos de ganaderos latifundistas y extranjeros, quienes consideran que esos caminos son propiedad privada y no una vía de uso púbico. Este obstáculo en el andar de los campesinos los obliga a realizar varios kilómetros de más para llegar a las poblaciones vecinas que habitualmente frecuentan para reabastecerse.
“Existe un abandono estatal hacia estos humildes compatriotas”, dijo el obispo en su homilía en la misa que presidió en la Catedral de María Auxiliadora de la localidad de Fuerte Olimpo este domingo 23 de julio. “Es una verdadera pena lo que están sufriendo estas familias, atendiendo que las tierras del Chaco fueron defendidas con sangre para evitar la pérdida de esta región y ahora lamentablemente se tropieza con esta triste realidad por la desidia estatal“, aseveró.
Si bien ya ha tomado cartas en el asunto el Juzgado de Paz de Fuerte Olimpo, la propuesta para los pobladores por ahora es seguir haciendo largos camino para llegar al mismo lugar a donde antes llegaban caminando menos.

Vida Nueva

AFRICA: El Papa empieza a responder a los sacerdotes rebeldes de Nigeria por Inés San Martín

obispo Peter Ebere Okpaleke, diócesis de Ahiara Nigeria

  • El obispo Peter Okpaleke, nombrado en 2012, nunca ha llegado al cargo porque una parte del clero no lo acepta, por ser de una etnia minoritaria
  • Francisco les amenazó con la suspensión si no le escribían pidiendo disculpas y mostrando lealtad
  • La mayoría del clero envió una carta de perdón, y ahora reciben respuestas personales

El pasado mes de junio, el papa Francisco amenazó a los sacerdotes de la diócesis de Ahiara (Nigeria) con suspenderles, a menos que se disculparan por escrito por su rechazo al obispo local, Peter Ebere Okpaleke, nombrado por Benedicto XVI en 2012.
[N dela T: Okpaleke pertenece a una etnia minoritaria y nunca ha llegado a acceder al cargo. Francisco recibió en audiencia a una delegación nigeriana encabezada por el cardenal John O. Onaiyekan, nombrado administrador apostólico en 2013 para intentar reconducir la situación. “Es profundamente triste lo que está pasando. Incluso he pensado en excluir a la diócesis”, les dijo el Pontífice, según explicaba entonces el diario italiano Avvenire.]
Ahora han empezado a llegar los mensajes de respuesta desde la Santa Sede. “El Papa prometió que respondería, y eso es lo que está haciendo”, explica el cardenal John Onaiyekan, arzobispo de Abuja (Nigeria). El cardenal asegura que esas cartas “no están pasando a través de mí”, y por tanto él no conoce su contenido, ni probablemente lo conocerá hasta que termine el proceso de entrega.
En conversación telefónica con Crux, el cardenal Onaiyekan desea que el obispo Peter Ebere Okpaleke sea aceptado cuando el proceso termine. “Espero que mis hermanos le reconozcan. Estoy esperando y rezando, deseando que esta larga crisis termine”.

Una diócesis dividida

Las cartas del Vaticano, que se dirigen a cada sacerdote de manera nominal, según ha podido confirmar Crux, están llegando poco a poco a través de la nunciatura de la Santa Sede en Nigeria. El nuevo representante papal, el nuncio italiano Antonio Guido Filipazzi, llegó al país hace pocos días.
La situación en Ahiara es compleja: varios miembros del clero y laicos rechazan a Okpaleke, mientras que otros le apoyan. La diócesis ha producido muchas vocaciones al sacerdocio, y algunos estiman que es momento de que uno de ellos sea nombrado obispo.
Cuando se designó al pastor actual –al que no se le ha permitido estar en Ahiara en los últimos cinco años–, el Vaticano siguió una larga tradición que consiste en elegir personas de otra ciudad para dirigir cualquier diócesis, particularmente en África. Históricamente, esto se hace en atención a mostrar la universalidad de la Iglesia, más allá de diferencias tribales y étnicas.
El pasado 8 de junio, el papa Francisco procedió a una amenaza aparentemente sin precedentes, al dar a los sacerdotes de la diócesis 30 días para que le escribieran, prometiéndole “total obediencia” al obispo, o se enfrentarían a una suspensión. Los sacerdotes rebeldes hablaron entonces de que el requerimiento era falso. Pero el texto papal en inglés se publicó el 9 de junio en el blog de Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos y presidente de la Conferencia de Obispos Nigerianos, y poco después, el Vaticano lo publicó también, eliminando cualquier duda sobre su autenticidad.

No todas las disculpas han sido honestas

En un duro mensaje, Francisco no sé cortó: “Cualquiera que se opusiera a que el obispo Okpaleke tomara posesión de la Diócesis quiere destruir la Iglesia. Eso está prohibido”. Desde ese día, la mayoría de los sacerdotes de la diócesis cumplieron con la petición del Papa y enviaron su carta. Sin embargo, parece que no todas las disculpas eran honestas.
“Todos los sacerdotes de la diócesis han cumplido”, dice uno de ellos, que prefiere quedar en el anonimato. “Él es nuestro padre, nuestra lealtad hacia él no puede quedar comprometida en ningún caso”. Aunque a continuación añade: “Pero esperamos que revise su postura y nombre a otro obispo”.
La mayoría de los sacerdotes que rechazan a Okpaleke le acusan a él y a los que le apoyan –desde Francisco hasta los laicos– de hacer el mal y de actividad criminal. Los curas que han recibido las cartas del Vaticano no han querido compartir su contenido, argumentando que son privadas. Sin embargo, Crux ha confirmado que están dirigidas a los curas por su nombre y que al menos una de ellas es “muy personal” y fue firmada a mediados de julio. Está signada de manera conjunta por el secretario de Estado Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y por Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y añade una “bendición apostólica” en nombre del papa Francisco.
El Mbaise Catholic Forum [publicación de los laicos de Ahiara] especula con que el contenido de cada una de las cartas varía en función de lo que cada sacerdote escribió en su carta de disculpas. Algunos podrían “recibir cartas suspendiendo sus facultades sacerdotales”.
(*) Texto original publicado en Crux. Traducción de Vida Nueva

VIDA NUEVA

¿Se puede ser católico y millonario? por Pedro Pablo Achondo ss.cc



Nos enfrentamos a una pregunta incómoda y compleja de responder. Incómoda, porque de hecho hay muchos –o muchísimos- católicos millonarios (o millonarios católicos). Y compleja por dos razones, primero porque habría que entrar a definir “millonario” y desarrollar una especie de “camino a esa categoría”, en el sentido de que las riquezas se pueden haber heredado o haber sido el fruto de años o décadas de trabajo familiar u otros canales. Y, segundo, porque también de hecho, las riquezas seducen, hipnotizan, atraen. Hay algo en ellas vinculado al poder, a las posibilidades, a los sueños; a tantas cosas asociadas que sería iluso pensar que alguien no quisiera en su vida poseer una riqueza gigantesca. Dicho eso nos aventuramos a una posible respuesta, que como intuirán es más bien negativa. No se puede ser católico y millonario. Aquí no hay un juicio, mucho menos sobre la persona concreta. Alguien que posee grandes cantidades de bienes puede ser muy bondadoso, generoso, desprendido, muy amigo de sus amigos, dadivoso –incluso desde el anonimato-. Todo ello es loable y da chispazos de esperanza. Son testimonio de que no está “todo dicho”. Sin embargo, hay dos cosas que tomar en serio: la aseveración de Jesús de Nazaret (padre del cristianismo, y del catolicismo, si se quiere) y el contexto. Vamos a ello.


La afirmación de Jesús en Mateo 6, 24 (y en Lucas 16, 13; calcadas; lo que nos hace pensar que viene de una fuente anterior (Q) o de algún dicho de Jesús que habría calado hondo en sus primeros auditores) es tajante: no se puede servir a dos señores. “No se puede estar al servicio de Dios y del dinero”. Podríamos embarcarnos en la discusión si el millonario católico es realmente esclavo o sirviente de sus riquezas, pero eso es un callejón sin salida que quedará como una interrogante para el propio millonario, y serán sus actos concretos el testimonio veraz de su respuesta. Lo que es claro es que ambas cosas no andan de la mano. Quien tiene desea más y si puede lograrlo probablemente lo hará. El discipulado de Jesús tiene más que ver con lo pequeño, con lo sencillo, con el abandono, con el compartir(se), con la solidaridad (ni asistencialismos ni paternalismos ni padrinazgos). Ser católico es seguir a un hombre pobre y campesino llamado Jesús, es vivir y encontrar allí la plena felicidad en el amor de una vida compartida, entregada, donada por los demás y para los demás. La sobreabundancia de riquezas no van de la mano a una vida sencilla, evangélicamente pobre, humilde; grandes extensiones de tierras, fundos, haciendas, automóviles de última generación, lo mejor de la tecnología, yates, viajes por doquier en los mejores hoteles…. No van de la mano a una autentica vida cristiana. En algún momento el (o la) millonario católico deberá optar, hacerse cargo del mandato de su Señor, responderle al Maestro: ¿Qué has amado? ¿Qué has defendido? ¿Para qué te has desvivido? ¿Por quienes? Y con una mano en el corazón, mirando a su Dios, deberá responder.


Luego, el contexto actual. Muchas veces he pensado, mirando las riquezas del millonario católico, cómo no hacerse cargo de la miseria de nuestro país. Cómo no preocuparse –¡de verdad!- por la salud paupérrima de tantos, cómo no construir la anhelada escuela, reparar las viviendas de emergencia en la que viven miles en Chile; cómo no darse cuenta de las posibilidades de transformar tantas realidades; cómo no becar a miles de jóvenes porque sí, cómo no pensar -¡de verdad!- en mecanismos de inclusión social, en políticas (economías) de justicia social; cómo no comprarle esos remedios impagables a la joven enferma de cáncer, cómo no hacerse cargo de la miseria de tantos adultos mayores en Chile, cómo no soñar. No se trata de discutir políticas sociales o el rol de Estado; o qué beneficios a largo plazo pueden tener acciones concretas como las nombradas. No hablamos de teoría política o económica; hablamos de ojos que no ven, de corazones que no sienten; hablamos de miles de posibilidades no realizadas. Pareciera que muchos lo piensan, pero el bolsillo y las cientos de justificaciones (familiares, largoplacistas, porsiacacistas…) son más fuertes. Y la realidad sigue parcialmente igual, el contexto se impone: los vecinos siguen haciendo lo imposible por reconstruir la pequeña vivienda que el incendio se llevó, mientras Ud., hermano católico millonario descansa en las cumbres andinas. ¿Qué dejar?, ¿Qué hacer?, ¿Qué no hacer? ¿Qué priorizar? Eso lo verá cada uno. Yo me contento con que no pase por el mundo (¡y la Iglesia!) sin mirar al Chile real en el que le tocó nacer, vivir, estudiar, descansar, trabajar… ese que está a las orillas de la Costanera Norte, ese que siente en las capillitas del sur turístico, ese que Chilevisión ataca criminalizando, ese que hace años espera su hora en el hospital, a ese que aun luchando (y sacándose la cresta trabajando) le han arrebatado sus sueños. Ser católico es saber mirar, y mirando llenarse de compasión, y sintiendo ese malestar en sus entrañas: actuar. Do it.

Pedro Pablo Achondo ss.cc.
Reflexiones itinerantes
SS.CC. CHILE

Modernidad y tradición ignaciana (I) por Juan Antonio Senent


UN Peace window by Chagall

Augusto Hortal recordaba cómo el fundamentalismo comenzó siendo una respuesta de algunas tradiciones religiosas occidentales ante la erosión de su mundo por el avance de cierta modernidad. Sin embargo, caben otras posibilidades de reacción que no sean acríticas, dogmáticas o que conduzcan incluso a la violencia. De hecho, los sujetos que se sitúan en las tradiciones religiosas pueden compartir un diagnóstico con otros sobre los desafíos o las carencias antropológicas de cierto desarrollo cultural moderno. Y a su vez, tratar de contribuir al enfrentar esas carencias desde sus propias tradiciones de modo razonable, pacífico y convivencial.

Situación y problema de partida

El diagnóstico del que partimos, y al que otros antes han llegado, es que esta­mos en una crisis civilizatoria que convoca nuestra responsabilidad para tratar recrear otras matrices culturales que enfren­ten o traten de en­frentar los déficits actuales de la civilización hegemónica globa­li­zada.
Así, entre estas notas, que constatan la in­digencia que acarrea la misma testificando la radical soledad del ser humano, su despliegue histórico desde la voluntad de poder y la “superación” de la soli­da­ri­dad (Nietzsche), su dislocación en el seno de la realidad cosmológica o natural (Des­car­tes), la ausencia de fundamento de la existencia humana (Heidegger), el des­en­­can­ta­miento ante lo real (Weber) o la falta de sentido de las orientaciones y de­ter­minaciones éticas o axiológicas (Kelsen).
El mundo moderno, considerado en cuanto a la dirección principal del proceso sociohistórico de los últimos cinco siglos que emerge desde Eu­ro­pa y se va proyectando por el globo, genera unas debilidades o incluso cierres que cons­ti­­tu­yen las fronteras en las que trabajar.

Fronteras de la modernidad

Visto este proceso desde nuestra altura his­tórica podemos avanzar una síntesis.
En primer lugar, alza la frontera de la trascendencia. Se termina absoluti­zan­­do el horizonte humano. El ser humano no puede sino afirmar su sole­dad y su des­arraigo. La dimensión de la religación a lo real es opacada. Las formas de inter­conexión son marginadas. Los caminos de la trascendencia o religiosos no son transitables.
En segundo lugar, alza la frontera de los otros. La modernidad afirma un úni­co modo de humanización, no ya para su sociedad matriz, sino como destino universal. La diferencia cultural no es sino algo a superar. Los individuos, blo­ques, se justifican en función de unos criterios normativos que tienen una vali­dez sólo ante su propio cuerpo social, aunque se enuncien bajo una forma universal. Los que se sitúan fuera de los círculos de inclusión y per­tinencia no impugnan la universalidad de su justificación. En la exterioridad de sus fronteras sociales y políticas se reconoce el reverso colonial, o de negación de la humanidad de los otros, de la modernidad hegemónica.
En tercer lugar, alza la frontera de lo otro del sujeto. El cuerpo, la naturaleza, es una frontera para el ser humano que tiene superar por el conocimiento y la do­­minación. Así, la dirección del estar humano en lo real, potencia la actividad sobre la pasividad. La proyección sobre la interdependencia. La manipulación o ex­plotación sobre el respeto y la escucha de lo otro. La naturaleza es recurso, no aquello que también nos constituye y somos.
Desde la formulación a par­tir de los análisis de Ignacio Ellacuría (1930-1989) en el seno del Equipo Je­sui­ta Latinoamericano de Reflexión Filosófica, podemos decir que:
La línea hegemónica que la Modernidad globalizada ha producido implica una ruptura de las relaciones humanizadoras y fundantes de los individuos-grupos-instituciones frente a los otros, la naturaleza y Dios.
En palabras de Ellacuría, “[e]ste horizonte cultural dominante, cuya matriz ex­plicativa se encuentra en la Ilustración, debe ser juzgado desde sus efectos ne­ga­­­tivos: Masa de personas excedentes, naturaleza saqueada y destruida, Dios fun­­cionalizado… Y de un modo global, ruptura de relaciones humanizadoras y fundantes”.

Reconstruyendo puentes

Esta situación tanto de indigencia como de necesidad de reconstrucción de la marcha de la humanidad en sus relaciones constitutivas y, consiguientemente, en la reducción de su identidad y riqueza antropológica, es aquello que constituye nuestro problema civilizatorio. Aquello a lo que las tradiciones están con­voca­das y que pueden y deben responder comunalmente.
El conocimiento de las opciones fundamentales que provocan esas carencias, invita a la recuperación y re­crea­ción de las me­jores posibilidades disponibles en función del discerni­miento sociohistórico pre­vio. Por ello, este conocimiento tiene que avanzar realizando una evaluación y relanza­mien­to de las tra­di­ciones culturales que pretenden reconstruir los ele­mentos dis­fun­cio­nales del vi­­­vir y del hacer humano. La búsqueda de alternativas tiene un carácter dialogal. Esta situación permite y exige también un diálogo entre los sa­beres culturales, religiosos y es­pi­rituales de la humanidad.
Juan Antonio Senent
entreParéntesis

Hay que despertar a los profetas por Esteban Morales Herrera, SJ



Vivimos tiempos cruciales para el mundo. Nunca antes en la historia de la humanidad, hemos tenido la oportunidad de reparar, conciliar y re-crear todo el horror que ha obscurecido la mirada y ha ahogado el corazón de los más vulnerables. Podríamos decir que tenemos ante nosotros el camino abierto en dos direcciones: la primera, escoger la muerte y la guerra que continuarían la vorágine de dolor, especialmente, a los más frágiles. La segunda, permitirnos fecundar un futuro de inclusión, bajo el cielo repleto de oportunidades de respeto y hospitalidad como artesanos de la paz. Ambos caminos están abiertos, depende de nosotros, en el espacio sagrado de la consciencia, discernir y elegir cuál nos lleva a la verdadera vida. No podemos permitirnos repetir los errores de estos últimos años de barbarie, donde hemos asistido a genocidios e infanticidios que la historia difícilmente nos perdonará.
Así, experimentamos de nuevo que en el centro nos viene al encuentro Jesús, artesano de la paz, que nos está llamando. No estamos de lado de los monstruos de la guerra, que, enfermos de poder, están cegados y no ven la frágil flor que despliega su sencillez y su perfume en los prados. Sí, ellos quieren seducir nuestras sensibilidades con sus cifras “veraces”, sus sonrisas pulcras y los tratamientos capilares que doran sus canas. Mentiras camufladas de civilización y tragedias atenuadas en nombre de la bondad de unos contra la maldad de otros. ¡Hipócritas! Su corrupción aplica su peso indomable, su locura armamentista y su dinero “sucio” aturde el quejido tenue de los niños sirios, los migrantes africanos, o las niñas Wayuu colombianas. Sí, estos monstruos de la guerra, hombres y mujeres codiciosos parecieran pulpos sedientos de todo cuanto se les atraviese. No. A ellos no los elegimos, ni su discurso refinado que esconde un veneno que está llevando a la humanidad a su autodestrucción.
De repente, la escena se paraliza y acude la impetuosa fuerza de la esperanza. Sí. Nosotros estamos más locos y nuestra confianza está en las delicadas manos de un Nazareno, sereno y de mirada vivaz. Buscamos con sencillez exorcizar esos demonios que se visten de buenas intenciones y discursos de mano firme y corazón grande. Puras tretas del Mal espíritu, como diría San Ignacio de Loyola. Abriga en tu corazón la certeza que cantó Antonio Calle: tú y yo vamos a reventarnos por dentro para que otros se sanen: pues no tenemos otro oficio que remendar corazones. Cerrar la sangrienta herida que está manando dolor ,mientras la mía entretanto ,mientras curo las ajenas, se vaya abriendo a girones como el botón de la flor.
Mira, tú que lees estas líneas. Despierta, elige el camino de la vida. Les hacemos un llamado a hacer lío como dice el Papa Francisco. A no conformarnos con esta barbarie y a no adormilar nuestra consciencia ante los misiles, las deudas externas y los muros. Entra en tu interior. Sí, silencia tu cuerpo todo y que las fibras de tu carne y sangre entren en sincronía con la sinfonía de la serenidad. Verás que el Espíritu de la paz te habita y busca abrirse paso en medio de tus entrañas. Dale toda la fuerza, audacia y creatividad que merece: con una sensatez espiritual fruto de hallar tus raíces en Jesús. Sin codicia, ni pretensiones cínicas, acude cuando veas que las violencias se te esconden en los rincones debajo de tu piel. Lucha para que te despierte cada noticia o cada mirada maltratada que encuentras en la calle, de aquellos que sufren el peso de los monstruos del poder.Por respeto a las víctimas: ellos no merecen sufrir más injusticias. Claro, hay injusticias que se alimentan de nuestra falta de valentía al momento de cambiar todas estas estructuras sociales discriminatorias y excluyentes. Abre tu corazón a las manos de la inclusión, no te escondas cuando el otro te diga su origen, orientación sexual o condición económica. Busca sembrar confianza en cada respiración, no te conviertas en un ser vacío o congelado en tus buenas costumbres, y no dejes que venza el desánimo enquistado en tus argumentos o actos. Deja que Jesús te llame a ser reconciliador con toda la luz, bondad y belleza que la vida te ha regalado. Hagámoslo desde nuestras acciones cotidianas, con la ternura y la bondad saliendo a borbotones por los ojos. Así permitirás que las únicas lágrimas que ayudes a correr en medio de las mejillas, sean las de las carcajadas y la alegría que no conoce orillas y que se fecunda del Espíritu de la paz.
Esteban Morales Herrera sj
pastoralsj

Sunday, July 23, 2017

José María Castillo: "En el fondo, corruptos somos todos"


"Unos, por acción; otros, por permisión, y casi todos, por omisión"


"Se ha generalizado el criterio según el cual, aquí el que 'no se aprovecha', es que es tonto"


Tenemos tanta corrupción porque tenemos unas instituciones sociales (derecho, economía, política, educación, religión...) que no están ni pensadas, ni preparadas, para remediar (y menos, evitar) un fenómeno como el que estamos sufriendo

(José María Castillo).- Si nos limitamos a explicar el significado lingüístico de estos términos, tropezamos en seguida con una dificultad inesperada: resulta casi imposible encontrar, en un diccionario, la definición adecuada que corresponda a las conductas y al hecho social de la "corrupción", tal como todo el mundo habla de ella.
Y tal como la estamos viviendo. Las ciencias sociales llegan, casi siempre, con retraso. Primero se producen los hechos. Luego, cuando esos hechos se analizan, se les encuentra la adecuada definición. Es lo que está sucediendo ahora.
En efecto, en las últimas décadas, se ha generalizado el fenómeno social de la corrupción, que preocupa, indigna e irrita cada día más y más a la mayoría de los ciudadanos. No es posible, como es lógico, analizar (aquí y a fondo) este asunto tan grave y de tan graves consecuencias. Sobre todo, si pensamos que se trata de un estado de cosas en el que entran en juego la política, la economía, el derecho, la moral, la religión, la educación y tantos otros factores, imposibles de analizar y desentrañar hasta el fondo.
Por eso, en esta breve reflexión, me limitaré a destacar un hecho que, según creo, es capital para que nos demos cuenta de lo que realmente está pasando. Me explico.
Por supuesto, que hay corrupción porque hay corruptos. Pero, con decir eso, nos quedamos a medio camino. Porque la corrupción no es solamente la suma de los corruptos, tal como se suele entender el calificativo de "corrupto". Tenemos tanta corrupción porque tenemos unas instituciones sociales (derecho, economía, política, educación, religión...) que no están ni pensadas, ni preparadas, para remediar (y menos, evitar) un fenómeno como el que estamos sufriendo.
Pero no sólo esto. Lo más grave, que está ocurriendo, es que nos quejamos de los gobernantes corruptos, pero el hecho es que la mayoría de los ciudadanos los siguen votando. Con lo que, sin darnos cuenta, lo que la mayoría estamos diciendo es: "siga Vd robando, que yo le seguiré votando". Lo cual quiere decir que, en el fondo, corruptos somos todos. Unos, por acción; otros, por permisión, y casi todos, por omisión.
Concluyo: desde el momento en que el propio interés y la propia ganancia es el valor dominante en la sociedad, se hace inevitable que se haya generalizado el criterio según el cual, aquí el que "no se aprovecha", es que es tonto. Así, ¿qué podemos esperar?

José María Castillo
Teología sin censura
RD

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El Papa denuncia la “violencia” en Jerusalén y hace un llamamiento “a la moderación y al diálogo”. Video y audio


Francisco pide "decisión y paciencia" para discernir el bien y el mal, y para salvar al pecador


No a "una Iglesia de 'puros', que pretende juzgar antes de tiempo quién está en el Reino de Dios y quién no"


(Jesús Bastante).-Los recientes sucesos en Jerusalén, que ya se han cobrado siete muertos y una creciente tensión en la explanada de las mezquitas preocupan, y mucho, al Papa, quien aprovechó el saludo posterior al Angelus para hacer "un sentido llamamiento a la moderación y el diálogo".
"Sigo con trepidación las graves tensiones y la violencia de los últimos días en Jerusalén", señaló Francisco, quien invitó a los presentes en la plaza de San Pedro "a unirse a mí en oración, para que el Señor inspire la reconciliación y la paz".
Antes, durante el rezo del Angelus, Bergoglio recordó la parábola del trigo y la cizaña que, apuntó, "ilustra el problema del mal en el mundo, y pone de manifiesto la paciencia de Dios".
"Cuánta paciencia tiene Dios. Cualquier de nosotros puede decirlo: cuánta paciencia ha tenido Dios conmigo", recordó Francisco, que indicó cómo, en la parábola, hay dos protagonistas opuestos. "De un lado, el patrón, que representa a Dios, esparce la simiente. Del otro, el enemigo, Satanás, esparce la hierba mala".
Así, como en la vida, "junto al grano crece también la cizaña". Ante esto, los siervos "quieren intervenir quitando la cizaña, pero el patrón está preocupado por salvar el grano, y se opone, diciendo que no suceda que, quitando la cizaña, podamos eliminar algún grano".

Esta es la realidad. "Jesús nos dice -apuntó el Papa- que en este mundo el bien y el mal están tan entrelazados que es imposible separarlos y hacer desaparecer todo el mal. Sólo Dios puede hacerlo, y lo hará en el Juicio Final".
Un razonamiento que nos lleva a un problema complejo, el de la libertad. "La libertad del cristiano, donde se lleva a cabo el difícil ejercicio del discernimiento entre el bien y el mal", confesó Francisco. "Se trata de tener fe en Dios y en su providencia para discernir entre la decisión y la paciencia".
"La decisión -señaló- es la de salvar el grano, con todas nuestras fuerzas, y tomando distancia del Maligno y sus seducciones". La paciencia, en cambio, "significa preferir una Iglesia que no teme mancharse las manos lavando el pan de sus hijos, más que una Iglesia de puros, que pretende juzgar antes de tiempo quién está en el Reino de Dios y quién no".
Y es que "el bien y el mal no se pueden identificar con territorios definidos, o determinados grupos humanos. Estos son los buenos, y estos los malos. La línea entre el bien y el mal está en el corazón de cada persona, de cada uno de nosotros. Somos todos pecadores", recordó el Papa.
"Quien no es pecador que alce la mano", preguntó a la concurrencia. "Ninguno. Somos todos pecadores. Jesús, con su muerte y resurrección, nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos da la gracia de caminar en una vida nueva. Con el bautismo y la confesión, porque siempre necesitamos ser perdonados de nuestros pecados".
"Buscar siempre el mal ajeno significa no querer reconocer el pecado que hay en nosotros", denunció Francisco, quien invitó a "encontrar un modo distinto de observar la realidad, encontrando el tiempo de Dios, que no es el nuestro". Y donde incluso, aunque se siembre la cizaña, "puede brotar un grano nuevo. Es la realidad de la conversión, es la perspectiva de la esperanza", concluyó.

Preocupación del Papa por la violencia desatada en Jerusalén


(RV).- Después de la oración mariana del Ángelus el Obispo de Romamanifestó la preocupación con la que sigue las graves tensiones y la violencia desatadas en estos días en Jerusalén. Por esta razón hizo un apremiante llamamiento a la moderación y al diálogo, a la vez que invitó a unirse a su oración, a fin de que el Señor inspire en todos propósitos de reconciliación y de paz.
“Queridos hermanos y hermanas: Sigo con preocupación las graves tensiones y la violencia de estos días en Jerusalén. Siento la necesidad de expresar un apremiante llamamiento a la moderación y al diálogo. Los invito a unirse a mí en la oración, a fin de que el Señor inspire en todos propósitos de reconciliación y de paz”. 
Por último, al saludar a los fieles y peregrinos procedentes de diversos países – familias, grupos parroquiales y asociaciones – el Santo Padre también dirigió su pensamiento y aliciente a los jóvenes participantes en la Obra “Hombre Mundo”, comprometidos en testimoniar la alegría del Evangelio en las periferias más necesitadas de los cinco continentes.
Y, como es costumbre, el Papa Francisco deseó a todos un feliz domingo, pidiendo, como suele hacer, que por favor no se olviden de rezar por él.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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