Aunque el Padre Hurtado, fundador de la conocida obra Hogar de Cristo, murió el 18 de agosto de 1952, su santuario fue inaugurado el 19 de noviembre de 1995, un año después de su beatificación (16 de octubre de 1994). En este santuario que lleva su nombre, ubicado en la ciudad de Santiago, se puede visitar la tumba de este apóstol de Jesucristo. Alberto Hurtado se entregó por completo al apostolado social. Estaba cerca de los pobres y especialmente de los sin techo, pero su acción también remeció a toda la sociedad chilena. Su mensaje llamaba la atención sobre las carencias y problemas de los que eran abandonados a su suerte en los márgenes de la ciudad.
Con motivo del 25 aniversario de la apertura del santuario, el Padre Arturo Sosa, Superior General, envió un mensaje en vídeo que destaca el valor del testimonio del jesuita Alberto Hurtado. Aquí está lo esencial de su texto.
Han pasado veinticinco años desde que se abrieron las puertas de ese bello lugar, anclado en la sencilla comuna del Gran Santiago en la que el Padre Hurtado desarrolló gran parte de su labor social y tiene para nosotros un enorme significado.
Alberto Hurtado se desvivió por mostrarle a sus contemporáneos una realidad que no muchos veían y conocían. Desde hace veinticinco años el Santuario sigue siendo testimonio de esa manera de abrir los ojos a la realidad de los excluidos. Quien quiera encontrarse de manera profunda con el Padre Hurtado, tiene que hacerlo ahí, donde siguen abundando lacerantes situaciones de pobreza y marginación, a las que se añade, hoy día, el desafiante fenómeno de la migración.
Es hermoso conocer las historias de tantos y tantas que siguen acudiendo al Santuario en busca de la gracia que llene su vida de futuro y esperanza. Es hermoso tomar conciencia de cómo el Padre Hurtado sigue actuando en medio de su pueblo. Sigue siendo mensajero de consuelo y esperanza, eficiente intercesor de los dones que el buen Dios quiere dar a todos y todas en abundancia.
En las actuales circunstancias mundiales de crisis social, económica y política, siento que San Alberto Hurtado tiene un significativo papel que jugar para que nuestra mirada no se desvíe ni se distraiga, sino que, como él, la dirijamos al Señor crucificado y desde allí a los crucificados del mundo, a toda persona necesitada. Pedimos, a través de Alberto Hurtado, encontrar la energía necesaria para dar una mano efectiva a quien lo necesite y la creatividad para multiplicar los medios que nos permitan hacer más y mejor.
Debido a las restricciones sanitarias en Chile, como en muchos otros países, las celebraciones del 25º aniversario del santuario, el 19 de noviembre, estuvieron marcadas por la sobriedad. Esto es lo que informa el director del santuario, el P. Jorge Muñoz Arévalo, SJ.
El jueves 19 de noviembre, un grupo de 50 personas, entre funcionarios, voluntarios e invitados especiales, dimos gracias a Dios por este bello espacio de encuentro con Jesús, a través de la persona del Padre Hurtado. La eucaristía, presidida por el Provincial Gabriel Roblerom, fue un momento de mucho consuelo y alegría, pues todos los congregados, estamos convencidos del enorme bien que el Santuario hace a tantos peregrinos, así como a nosotros mismos. Han sido 25 años desde el momento en que se trasladaron los restos del Padre Hurtado desde su antigua cripta hasta la actual. La Capilla acoge a los fieles que llegan para pedir favores relativos a la salud, a la necesidad de trabajo, para buscar un momento de paz o para agradecer las gracias que sienten se les ha concedido por intercesión de este querido santo jesuita. Sin duda en este tiempo de pandemia y de exigencias de mayor justicia en el país, el Padre Hurtado sigue velando por su pueblo, por su gente, especialmente por quienes no tienen hogar, por los olvidados y más postergados; nos sigue recordando que “la caridad comienza donde termina la justicia”.
Curia, Roma