El general de la Compañía de Jesús, un hombre según el corazón de Francisco
"Decididamente, en Roma soplan vientos latinoamericanos... y jesuitas"
(Pedro Miguel Lamet, sj.).- Decididamente en Roma soplan vientos latinoamericanos. La Compañía de Jesús acaba de elegir a Arturo Marcelino Sosa Abascal, un venezolano de 68 años, abierto y comprometido, forjado al mismo tiempo en la lucha fronteriza a favor de los pobres, en importantes cargos de gobierno jesuíticos y con una profunda formación intelectual sobre todo en temas políticos y sociológicos.
¿A qué responde esta elección? Ayer mismo, durante una amigable comida, a la pregunta de Jesús Bastante, redactor-jefe de RD, sobre quién podría ser el futuro superior general, respondí sin dudarlo: Arturo Sosa. ¿Por qué? Muy sencillo: la Compañía, aparte de buscar un hombre de Dios con preparación y experiencia, no podía dejar de tener en cuenta de que a dos pasos de su Curia General gobierna un Papa latinoamericano y jesuita.
Pero es que además esta elección representa un nuevo respaldo a la línea Arrupe y la misión por él inaugurada de unir fe y justicia, un binomio que se inscribe en el diálogo con el mundo de la Iglesia del Vaticano II para afrontar los desafíos de un futuro complicado.
Luis Ugalde, SJ, otro politólogo muy influyente en Venezuela, ex provincial, ex rector de la Universidad, gran amigo de Sosa, --le conoce desde que este era un adolescente y congregante mariano--, que se encuentra estos días en Madrid, me confesaba hoy mismo: "Le he seguido paso a paso y puedo decir que es excepcional. Cuando era una muchacho le encargué que vendiera un libro, "Lo social y yo" de Carlos Giner y colocó muchos más de los que le había pedido. Dirigí su vocación y cuando entró en la Compañía, después estudiar en Roma teología y doctorarse en Ciencias Políticas, lo nombré director del Centro Gumilla. Antes durante el tiempo de "maestrillo" (docente antes de ordenarse sacerdote) no estuvo en colegios, sino en la creación de un Movimiento de Cooperativas de Ahorro y Crédito para Campesinos".
En el Centro Gumilla de los jesuitas, dedicado a investigación y la acción social contra la exclusión, dirigió la revista Sic, un órgano de pensamiento muy prestigiado en Venezuela. Más tarde Ugalde apoyó su provincialato, llegando a ser el primer provincial nativo de la Compañía en su país.
La amistad con Bergoglio procede de la Congregación General XXXIII, donde ambos coincidieron, y se ha consolidado con su último cargo de Delegado del General, una especie de superior de las casas interprovinciales de Roma.
¿Qué piensa social y políticamente el nuevo general? Sus conocimientos de profesor los ha contrastado en la frontera de los más postergados y pobres. Jesús Rodríguez Villarroel, Txuo para los amigos, es un joven jesuita venezolano que concluye en España sus estudios en Cooperación Internacional trabajando al mismo tiempo en Entreculturas: "Estuve con él ocho años en la RAIF, una labor conjunta entre venezolanos y colombianos en la frontera, una zona difícil, calificada de Tierra de Misión. Él era rector de nuestra Universidad de Táchiara y superior de nuestra comunidad. Nos animaba con una apertura increíble y mucha fe en las personas. Cree en la gente, incluso aunque le falle, escucha mucho, es cercano. Como el Papa no tiene miedo a abrazar y besar. Cree también en los laicos, las redes, y es muy chistoso. Para los jesuitas venezolanos ha sido siempre un referente. Goza de buena salud, aunque a veces se queja de ciática.Será un gran general y nos durará".
Respecto a sus ideas políticas hay constancia en vídeos, sobre todo uno de una conferencia pronunciada en Medellín (Colombia). Ahí se pronuncia como antichavista, aunque algunos le acusan de haber pronunciado estas críticas fuera del país y haber guardado silencio dentro. Luis Ugalde, gran conocedor de la situación y también muy crítico de la misma, afirma: "Al principio la situación era tan mala que nosotros teníamos cierta esperanza en la llegada de Chaves, pero sin tomar partido. Recuerdo que Arturo y yo fuimos a verle para presentarle un diagnóstico de lo que nosotros pensábamos sobre las carencias de Venezuela. Nada resultó de aquella entrevista. Vimos enseguida lo obvio: que estábamos en manos de un militar".
En la actual Venezuela de Maduro, aunque no tenga ni por asomo esa intencionalidad, se puede tachar la elección de un golpe contra el régimen y a favor de la oposición. Sobre todo porque cae sobre mojado, ya que la erección al cardenalato de Baltazar Porras, muy crítico con el Gobierno, ha sentado como un jarro de agua fría en las altas esferas. Sin embargo Rodríguez Villarroel piensa que "puede ser un puente, un llamado para los venezolanos y gran asesor en este tema para el Papa".
De apariencia informal, Ugalde recuerda que cuando el padre Kolvenbach hizo una visita a Venezuela y él le encargó de las relaciones con la Prensa, sus padres tuvieron que buscarle rápidamente un traje, pues no tenía ni uno decente. Desde muy joven luce bigote, ahora cano, sobre un rostro sonrosado y cordial. ¿Se lo afeitará el que a partir de ahora, según el tópico popular ahora es "papa negro"? Txuo y otros amigos aseguran que no, que es parte de su personalidad, por otra parte no carente de carácter.
Por último algunas curiosas anécdotas sobre sus raíces. Su abuelo materno era español, santanderino por más señas, y sastre de profesión. Vivió 104 años, y era muy cordial y tan aficionado a los toros que procuraba no perderse las corridas de San Isidro en Madrid, hasta el extremo que llegó a sentarse en el tendido con más de cien años. Su padre, Arturo Sosa, llegó a ser ministro del Gobierno venezolano, y su madre, de 90 años aún vive.
En una palabra, a Adolfo Nicolás sucede una figura según el corazón del papa Francisco, que revela la importancia de América Latina en la Iglesia actual, la teología en favor de los pobres, los emigrantes, los últimos, y la vigencia del Vaticano II y del padre Pedro Arrupe, ese gran testigo del siglo XX que fue además, como se está comprobando, aunque incomprendido en su tiempo, profeta del XXI.
RD
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