El postulador de la canonización, monseñor Santiago Olivera. En el recuadro la imagen clásica del Cura Gaucho a lomo de mula
Comienza en Roma la “semana brocheriana” y el domingo el “cura gaucho” será canonizado. Entrevista al postulador Olivera
Argentina vive tiempos de polarización social. Un ambiente enrarecido por la “grieta”, una división invisible entre bandos políticos. Pero también celebra, en este 2016, el Bicentenario de su independencia. En ese contexto, el país tendrá su primer santo “autóctono”. Un sacerdote del pueblo, un pastor “con olor a oveja”. El “cura gaucho” José Gabriel Brochero. El postulador de su causa de canonización y obispo de Cruz del Eje, Santiago Olivera, aseguró que su figura es vigente porque habla de la “cultura del encuentro” y jamás “sembró grietas”, ni siquiera con los políticos “comecuras”.
Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Villa Santa Rosa del Río Primer, en la céntrica provincia argentina de Córdoba. Será elevado al honor de los altares por el Papa Francisco el próximo domingo 16 de octubre en la Plaza de San Pedro. Una misa en la cual se espera la presencia de más de mil fieles argentinos y unos 35 obispos de todo el país. Un evento que será seguido –en directo- por decenas de miles en la provincia de Córdoba y en otras latitudes del territorio argentino.
“Era un pastor comprometido con su gente y con su tiempo, un cura salidor, que iba a las periferias. Murió hace 102 años, sin embargo es muy actual. Cuando el Papa habla sobre el sacerdocio todo lo que dice fue vivido por él un siglo atrás. Era un hombre que hablaba con todos, que no tenía grietas, los consideraba amigos, incluso a los anticlericales los iba a buscar, trataba de acercarlos”, explicó Olivera en entrevista con Vatican Insider.
Como sacerdote –recordó-, él se preocupó por el desarrollo de su pueblo, impulsó la construcción de escuelas, acueductos y caminos. Incluso alentaba a los habitantes de sus tierras a explotar turísticamente los paisajes de la zona. Tanto aprecio suscitó su labor que pocos días después de su muerte, el 26 de enero de 1914, un diario local lo describió con unas significativas palabras: “Supo armonizar una vida honrada como hombre digno, sacerdote entusiasta pero como mejor ciudadano”.
Con una anécdota, Olivera describió su gran sentido del humor, “como todo buen cordobés”. Recordó que en su época había un jefe político muy anticlerical y él lo fue a ver. Aunque no lo dejaban pasar él se metió a la fuerza y ante el personaje exclamó: “Me dicen que usted es ‘come curas’: Pero a mi no me va a comer porque ¡soy muy feo!”. Al final terminó trabando una amistad con ese político.
“Para nosotros (los argentinos), que estamos celebrando los 200 años de independencia, es un modelo. No marcaba para nada la grieta y para él todos eran amigos, así les decía”, insistió el obispo de Cruz del Eje.
Con motivo de la canonización, a partir del 12 de octubre próximo se vivirá en Roma una “semana brocheriana” que comenzará ese mismo miércoles con la proyección de un documental sobre el cura en la Casa de Cultura Argentina, ubicada a pocos pasos de la céntrica Piazza Barberini. El material fue producido por la Radio y Televisión Italiana RAI.
Un día después está prevista una “cantata brocheriana” en la iglesia nacional argentina y el viernes 14 habrá una jornada de reflexión sobre su figura en el Colegio Romano. El sábado 15, a las 16:30 horas, se celebrará una misa en la Basílica Santa María La Mayor y más tarde está prevista una vigilia en la misma iglesia argentina, en espera de la canonización del domingo 16 por la mañana en el Vaticano. El lunes el cardenal primado del país y arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, presidirá una misa de acción de gracias con obispos y feligreses en la Basílica de San Pedro. En esa oportunidad se espera un saludo especial del Papa, pero aún no está confirmado.
Durante la canonización, Brochero volverá a montar a mula. O al menos una parte de él. Según lo previsto, el relicario que será presentado a Francisco en la ceremonia y que contendrá un trozo del hueso de su mano, tendrá forma del animal con el cual el cura solía recorrer decenas de kilómetros en su zona de evangelización. Ese precioso relicario será entregado al pontífice por los niños de los milagros, cuyas curaciones inexplicables permitieron que el sacerdote pueda ser reconocido como beato primero y, ahora, como santo.
Se trata de Nicolás y Camila. El primero, un joven oriundo de Córdoba víctima de un accidente de tránsito, hoy está totalmente recuperado. La segunda es una niña con una historia desgarradora. Salvajemente golpeada por su padrastro, llegó al hospital al borde de la muerte. Pero sus abuelos, Marina y Raúl, hicieron una novena a Brochero gracias a una estatuilla que recibieron desde la localidad de Mina Clavero. Y el cura intercedió por ese milagro. Ambas familias estarán en Roma, y podrán conocer al Papa argentino.
Vatican Insider/Tierras de América
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