(Celebramos la Fiesta de Nuestra Señora de Knock, el 17 de Agosto)
La Virgen María ha atraído a más personas que cualquier otra mujer en la historia de la humanidad, y por muchas razones. Ella simboliza el amor materno. Ella es un camino accesible a Dios. Ella comprende el sufrimiento. Ella conoce el significado del sacrificio. Catherine de Hueck Doherty, una refugiada de la Revolución Rusa, que servía a los pobres en Toronto y Nueva York, lo expresaba como sigue: “Ella posee el secreto de la oración, el secreto de la sabiduría, porque ella es la Madre de Dios. ¿Qué otra persona te puede enseñar como arder con el fuego del amor, excepto la Madre del amor justo? ¿Quién otro te puede enseñar a orar, excepto la mujer de la oración? ¿Quién otro te puede enseñar a recorrer el silencio de los desiertos y de las noches, el silencio del dolor y de la pena, la soledad de la felicidad y la alegría, excepto la mujer envuelta en silencio?
Anhelamos por una fe que es personal y cautivadora, por una fe que puede llegar a ser una parte intrínseca del ritmo de la existencia diaria, y por eso es que la figura de María está viva para incontables creyentes. Como el Papa Francisco lo expresa en su forma informal, que nos desarma: “Ella es mi Mamá”
Thomas G Casey SJ
Espacio Sagrado
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