Monday, May 25, 2015

Luces y sombras de la beatificación de monseñor Romero


"Hicieron lo posible por presentar a un Romero muy light y edulcorado"


"Los que nunca lo quisieron ocuparon sillones prominentes en la celebración"


(Daniel Barbero y Javi Baeza, San Salvador).- Como siempre, el Papa Francisco se nos ha adelantado. Sus representantes monseor Vicenzo Paglia y el cardenal Angelo Amato han dejado muy claro quién es Mons. Romero para el Papa: "Con Romero, Jesús caminaba con su pueblo" nos decían en sus comunicados. Es lo que dijo entonces Ellacuría: "Con Romero, Dios ha pasado por el Salvador".
Algo importante ha ocurrido en esta víspera de Pentecostés: el reconocimiento del Espíritu de Dios en este hombre humilde y sencillo, que "cargó sobre sus hombros con todo el dolor de los pobres". "Su voz se difundió por toda la tierra y el sensus fidelium lo veneró desde siempre como Santo".
"La beatificación de Mons. Romero es una fiesta de gozo y fraternidad, es un don del Espíritu Santo a la Iglesia y al pueblo salvadoreño". "Romero es una estrella luminosa que se enciende en el firmamento espiritual de la Iglesia". "Romero no es un símbolo de división, sino de paz, de concordia y fraternidad".
Estas palabras que nos decían los representantes de Papa contrastaban con los hechos que estábamos viendo: La Iglesia Luterana, representada por el obispo salvadoreño D. Medardo Gómez y una obispa de la Iglesia Luterana de Nicaragua, así como varias pastoras y pastores luteranos estaban aislados en un rincón de la iglesia San José de la Montaña, desde donde saldríamos en procesión hasta la plaza de El Salvador del Mundo, donde sería la magna celebración.
"Nos ha tenido que invitar el Papa directamente, porque la jerarquía de la Iglesia salvadoreña no nos invitó", me decía D. Medardo, quien se sentía feliz "porque Mons. Romero es de todos, también de los luteranos" me apuntaba, pues "él ha sido un referente muy claro para reconocer y seguir a Jesús en la vivencia del evangelio". Y me comunicaba con satisfacción: "Ya se ha firmado un comunicado conjunto de la Iglesia Católica y la Iglesia Luterana sobre la justificación por la fe que tanto nos había dividido en la historia de la Iglesia".
Y yo me preguntaba: ¿Dónde están las otras Iglesias, la Iglesia Episcopal, la Iglesia Bautista, cuyo Pastor Miguel Tomás me había invitado el domingo a celebrar el culto a Mons. Romero en su Iglesia, y dónde la Fundación Romero, La Comunidad de la Cripta, las Comunidades Eclesiales de Base, Los jóvenes romeristas, la Coordinadora Ecuménica de la Iglesia de los Pobres (CEIPES), El Comité Mons. Romero de El Salvador y el Secretariado Internacional Cristiano de Solidaridad con América Latina (SICSAL), que venían de varios países y a los que habíamos podido saludar personalmente en la celebración de la Vigilia Popular en la Plaza de la Constitución la noche anterior?
Para todos ellos Mons. Romero era un referente claro en su actuar como cristianos, en solidaridad con los pobres y con las causas justas en el mundo. Es más, todos ellos han sido los que han mantenido en alto el legado de Mons. Romero y han sabido traer siempre su memoria y actualizar su mensaje constantemente, dando la luz y la esperanza que trasmite siempre Mons. Romero a los pobres de todo el mundo.
Es significativo que a última hora los que prepararon la celebración de la Beatificación, ante las fuertes críticas de todos estos grupos, tuvieron que cambiar el eslogan que decía "Monseñor Romero, mártir por amor", por el definitivo: "Monseñor Romero, mártir por amor a los pobres".
Y es que todos estos grupos que entienden y viven claramente el mensaje de Mons. Romero criticaban que estaban haciendo un Romero "light" y "muy edulcorado", y se debería dejar muy claro que Romero era mártir por la fe y la justicia, para que no se quedara muy "generalizado" y se concretara más ese amor a los pobres, que le había llevado a Mons. Romero a entregar su vida por su pueblo.
Como señalaba una persona que estuvo físicamente muy cercana a Romero, el Santo de America ahora beatificado, tras estas celebraciones tan "excluyentes" habrá que volver a romerizar a Romero.
La presencia de personajes políticos cercanos a quienes idearon y ejecutaron a Romero -Roberto D'Awison, hijo y actual alcalde de Santa Tecla-, empresarios y dueños de medios de comunicación beligerantes contra Romero levantaron gritos y reabrieron heridas al ver cómo estos que nunca quisieron a Romero, este día ocupaban sillones prominentes en la misma celebración.
Nos contaban muchas personas de las comunidades, en la primera misa tras la beatificación del Santo de America, celebrada en la cripta de la catedral a los pies de la tumba de Romero, que en la celebración de beatificación faltaron cantos salvadoreños, aplausos, gritos de "viva Romero"....
Quizás este silencio, "la falta de gritos y aclamaciones", sea el anticipo de ese reto que como creyentes y ciudadanos tenemos ante el futuro del mensaje de Romero. No encerrarlo en una urna de cristal, hacer figuras y carteles para las paredes que no ayuden a actualizar la frescura y vigencia de Romero.
Nos quedan muchos retos por delante: ¿Se habrá acabado todo con esta magna celebración, que ha acogido a tantísima gente venida de todo el mundo, algo único en la historia de El Salvador? ¿Ya habremos cumplido y ahí queda todo? ¿Dónde queda la investigación de tal magnicidio, el juicio y castigo a los culpables, que se sabe quiénes son porque ya lo ha investigado la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas?
¿Cómo se actualiza su mensaje que también hoy es una voz muy fuerte contra el imperialismo, que sigue empobreciendo a estos países de su influencia económica, militar e ideológica con su continua intervención con el Tratado del Triángulo Norte y sus Bases Militares y su expolio de las materias primas y los minerales de estos países cada día más empobrecidos y más dependientes?
Se preguntó Eduardo Galeano "cómo en un país tan pequeño caben tantos muertos". Sin pretender contestar, sí que tenemos que dejarnos acoger por este pueblo, gustar su dignidad... para hacer realidad aquel sueño de Romero "si me matan resucitaré en el pueblo Salvadoreño".
RD

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