Thursday, August 19, 2010

Benedicto XVI abre la puerta a adelantar la comunión a los siete años


La posibilidad ya fue adelantada por el cardenal Cañizares
El Papa alaba a San Pío X y pide ayuda internacional para Pakistán
"Pío X recomendó acudir a menudo a los sacramentos, fomentando la frecuencia diaria a la Santa Comunión, yendo bien preparado, y anticipó oportunamente la primera comunión de los niños a los alrededor de siete años, cuando el niño comienza a razonar". Benedicto XVI ha ensalzado este mediodía la propuesta de San Pío X de adelantar la Comunión, abriendo la puerta a una modificación en este sentido que ya había adelantado el cardenal Cañizares en un artículo en L'Osservatore Romano.
Benedicto XVI pidió hoy ayuda a la comunidad internacional para la población de Pakistán golpeada por las recientes inundaciones que han devastado el país. Benedicto XVI habló así al término de la audiencia general celebrada en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, donde pasa sus vacaciones estivales.
"Mi pensamiento -dijo- está en este momento con la querida población de Pakistán, golpeada recientemente por una grave aluvión, que ha provocado numerosas víctimas y ha dejado a muchas familias sin hogar".
"Mientras confío a la bondad misericordiosa de Dios a los que han desaparecido trágicamente -continuó- expreso mi proximidad espiritual a sus familiares y a todos los que sufren a causa de esta calamidad".
El Papa insistió en el apoyo a Pakistán: "Que no falte a nuestros queridos hermanos, tan duramente afectados, nuestra solidaridad y el apoyo concreto de la comunidad internacional".
Ratzinger dedicó el catecismo de la audiencia de hoy a San Pío X que "enseña a todos que en la base de nuestra acción apostólica debe estar siempre una íntima unión personal con Cristo, a cultivar, a crecer día tras día: este es el núcleo de toda su enseñanza".
Benedicto XVI recordó la figura de Giuseppe Sarto, papa Pío X de 1903 al 1914 y canonizado en 1954, para quien "sólo si estamos enamorados del Señor seremos capaces de llevar a los hombres a Dios y abrirles a su amor misericordioso y abrir así el mundo a la misericordia de Dios".
El Papa recorrió la etapas de la vida de Pío X y de sus Pontificado del que subrayó ha dejado "una señal indeleble en la historia de la Iglesia y fue caracterizada por un notable esfuerzo por la reforma, sintetizada en 'restaurare omnia in Christo', renovar todas la cosas en Cristo".
Entre la herencia de Pío X, del que el próximo sábado se celebra la fiesta litúrgica, Ratzinger recordó el catecismo "escrito en una época que, también por el fenómeno de la emigración, exigía un catecismo al que cada creyente pudiese dirigirse independientemente del lugar y las circunstancias de su vida".
Este catecismo, llamado de Pío X, "ha sido para muchos una guía segura para aprender la verdad de la fe, por el lenguaje simple, claro y preciso, y la eficacia expositiva", explicó el papa teólogo.
Se refirió también a la reforma de la liturgia de Pío X con la introducción de la música sacra que - subrayó- estaba destinada "a conducir a los fieles hacia una vida más profunda de rezos y hacia una más plena participación en los sacramentos".
Para Pío X el verdadero espíritu cristiano tiene su fuente primaria e indispensable en la participación activa en los santos misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia, rememoró el Papa.
Por ello -agregó Ratzinger- Pío X "recomendó acudir a menudo a los sacramentos, fomentando la frecuencia diaria a la Santa Comunión, yendo bien preparado, y anticipó oportunamente la primera comunión de los niños a los alrededor de siete años, cuando el niño comienza a razonar".
Evocó también la condena de Pío X, hacia el llamado modernismo, "cuando intervino contra algunas tendencias que se manifestaban en el ámbito teológico a fines del XIX y principios del XX" todo ello "para defender a los fieles de concepciones erróneas y promover la profundidad científica de la Revelación en consonancia con la tradición de la Iglesia".
Su última iniciativa, recién comenzada la I Guerra Mundial, fue pocos días antes de su muerte el llamamiento lanzado al mundo católico el 2 de agosto de 1914 para expresar "el amargo dolor de la hora presente".
"Era el grito de dolor del Papa", concluyó Benedicto XVI.
(Rd/Efe)

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