Sunday, January 18, 2015

Lolo Kiko y el tifón por Macario Ofilada, Manila


Llevaba el corazón en la mano


"Es corazón de solidaridad, de dolor compartido, de pan compartido cristalizado eucarísticamente"



(Macario Ofilada, Manila).- Manila no era el centro del viaje de Francisco a Filipinassino Tacloban, lugar devastado por el supertifón Yolanda el año pasado. Y este sábado el ciclón Francisco coincidió ahí con el Tifón Amang o Padre, llamado internacionalmente Mekkhala.
Manila es el centro de la vida Filipina,Tacloban, pueblo de la familia de la ex primera dama filipina Imelda Marcos, está en la periferia. Pero para Francisco era el centro de su viaje a las islas magallánicas.
Lolo Kiko, o el abuelo Kiko para los Filipinos, es un papa hispano. En esta ocasión me gustaría resaltar el recuerdo de losmisioneros hispanos que llegaron a estas islas, la periferia entonces del mundo para evangelizarlas. Lolo Kiko es además jesuita, el primer papa jesuita. Los evangelizadores a estas periferias eran religiosos, empezando con los agustinos. Lolo Kiko el papa jesuita en las periferias, en las tierras visitadas por los tifones representa en estos momentos a aquellos grandes misioneros: agustinos, franciscanos, jesuitas, dominicos, recoletos, capuchinos...todos hispanos, que dejaron la fe, la cultura, la piel en estas periferias, en estos tristes trópicos.
Por razones de seguridad, Kiko tuvo que irse antes, para volver a Manila, pues el tifón asolaba en Tacloban en donde ha celebrado una misa superemocionante con los damnificados del año pasado y que ahora están padeciendo las consecuencias de otro tifón.
Pero su presencia ha confirmado la fe de sus hermanos constantemente acariciados o azotados por vientos y lluvias. Deseando oler a las ovejas, llevaba un chubasquero amarillo el papa Kiko. Después de la misa no ha podido quedarse. El ha pedido perdón al pueblo sabiendo que él no lleva la oraganización de su viaje. Se le ha notado la sinceridad, la pena, el deseo de quedarse aún más. Pero ya es el papa. No se puede arriesgar la vida del Sumo Pontífice, sucesor de un pescador quien por su Maestro lo arriesgó todo, tras haberlo negado tres veces, incluso hasta el punto de ser crucificado patas arriba en la Ciudad en donde ahora reposan sus huesos. Los organizadores lo llevaron directamente al avión.
Mientras tanto ha muerto una voluntaria, pues se le ha caido una de las instalaciones temporales de hierro. Supongo que esto se lo habrán dicho al Santo Padre quien ha experimentado, aunque breve, la dura realidad de estas islas asoladas por los tifones. Sin embargo, seguramente, aunque brevemente, el ciclón Francisco ha traido un rayo de luz, un rayo de esperanza estas islas visitadas por tifones incluso en enero, uno de los meses más secos del año filipino.
La misa la ha celebrado el Lolo Kiko en la intemperie que es la intemperie ontológica de este pueblo: vivir bajo los extremos climatológicos, cosmológicos, políticos, económicos. La misa es la respuesta a estos desafíos. La misa celebrada sobre todo por el Sucesor de Pedro es llamada de confirmación en la fe en el Todopodersoso que se solidarizó con los hombres, en la intemperie ontológica, hasta el extremo de la cruz.
En esta misa, el Lolo Kiko llevaba el corazón en la mano, diciendo que desde Roma vio el sufrimiento del pueblo y por lo que se dijo que tenia que estar con los daminificados. Ofreció su don de silencio de solidaridad, asegurando al pueblo de que camina con ellos con su corazón silencioso.
Es corazón de solidaridad, de dolor compartido, de pan compartido cristalizado eucarísticamente. De esta manera, el hermano Kiko es el abuelo o Lolo Kiko, padre de los padres, hermano de los hermanos, padre y hermano en Cristo que ha venido a confirmarnos en la fe que ha de ser solidaria, silenciosa pero llorosa en el sufrimiento y también gozosa en la esperanza. El papa ha resaltado que Jesucristo nunca fallará a los damnificados. Y esto es lo más importante.
Como los misioneros religiosos hispanos de antaño, el papa hispano recuerda este mismo mensaje, sintiendo con su cultura y piel hispánicas el azote de los tifones de esta islas, dejando un poco de su piel y cultura, sobre todo con su palabras improvisadas en español, el rayo del sol de su fe en Jesucristo en estas islas visitadas por tifones pero cuyas gentes resplandecen en la esperanza que llevan por dentro por el mismo sol de la fe.
El papa Kiko ha llegado a Manila ileso. Ha tenido que huir del tifón en el sur, en el Tacloban pero ha dejado ahí el mensaje de Jesucristo, ha compartido con su piel el azote del tifón. Sin embargo, creo que su corazón sigue ahí en el sur, en la periferia, en Tacloban pasando frío, miedo, tristeza con aquellas gentes compartiendo con ellos el gozo y la esperanza de la fe, de la misericordia y de la compasión, como un buen hermano, un buen abuelo, un buen Lolo o padre de los padres.
RD

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