Nuestra mejor cara
Puede parecer una bobada, pero todo esto me ha hecho pensar cómo a todos nos gusta mostrar a la galería nuestra mejor cara. Queremos que, al menos, la primera impresión sea siempre positiva, pero lo importante es que nos reconozcamos en esa imagen que ofrecemos. Es normal que, en momentos puntuales, queramos estar guapos para la foto, pero no se puede vivir buscando esconder nuestras imperfecciones. Estamos invitados a ser lo suficientemente honestos como para mostrar nuestra verdad, aunque no sea tan bonita como desearíamos.
La vida no tiene ni filtros ni Photoshop. Lo que nos hace reconocibles para nosotros mismos y para los demás incluye imperfecciones. Reconciliarnos con ellas nos enseña también a aceptar el límite ajeno y a asumir que tampoco nosotros estamos obligados a cumplir las expectativas de nadie. Somos imperfectos y limitados, “barro” o “polvo de la tierra” en el lenguaje bíblico (cf. Gn 2,7), pero esa fragilidad nos identifica y nos permite reconocernos. Porque esto es lo único verdaderamente importante: que se nos reconozca bien.
Ianire Angulo Ordorika
Religiosa Esclava de la Stma. Eucaristía
A pie de calle
Vida Nueva
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