La Palabra de Dios
En aquel tiempo, decía Jesús: "¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas." Y añadió: "¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta."
Reflexiones sobre la lectura de hoy
- Estas dos breves parábolas son para hacer pequeños comienzos y grandes finales.
- Jesús, un carpintero itinerante, predicando en su camino alrededor de una zona estancada del imperio Romano, es la ilustración viva de estas parábolas. Dentro de una generación, su religión se habría dispersado hasta los más lejanos alcance del imperio y a India, África y Europa. Veintiún siglos después, un tercio de todos los habitantes de la tierra son cristianos.
- Señor, haz que nuestras expectativas de Tí sean ilimitadas, así como Tú mismo eres ilimitado.
Conversación
Siento que reacciono en alguna forma al orar con la Palabra de Dios? Me siento desafiada(o), confortada(o), enojada(o)?
Imagino a Jesús sentado o de pie, a mi lado; le hablo sobre mis sentimientos, como al mejor de los amigos.
Conclusión
Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén
RECUERDA QUE:
Conversando con Jesús
Imagina que Jesús está sentado cerca de tí. Al hacerlo, pones tu imaginación al servicio de tu fe. Jesús no está aquí en la forma que te lo imaginas; pero ciertamente lo está, y tu imaginación te ayuda a darte cuenta. Ahora, háblale a Jesús .... si estás solo, habla en una voz suave ... Escucha lo que Jesús te responde, o lo que tú imaginas que dice ... Ésa es la diferencia entre pensar y orar. Cuando pensamos, casi siempre conversamos con nosotros mismos. Cuando oramos, hablamos con Dios.
Anthony de Mello SJ, Sadhana páginas 78-79
San Ignacio llama esta conversación un "coloquio", y dice:
Un coloquio se hace, en buenas palabras, en la forma como un amigo habla con otro, o un sirviente a una persona de más autoridad - solicitando un favor, confesando una mala acción, contando sobre una preocupación y pidiendo consejo sobre ella .... En los coloquios debemos conversar o rogar de acuerdo a un tema determinado; por ejemplo, sobre si me encuentro tentada/o o consolada/o, o deseando poseer una virtud u otra, o disponerme en esta u otra forma, o expresarme con mayor o menor intensidad, o experimentar pena o alegría por el tema que estoy contemplando. Y finalmente debería preguntar sobre lo que más realmente deseo en relación a situaciones particulares.
Ejercicios Espirituales nos 54, 199
Textos tomados de Espacio Sagrado
Fotos Roberto Bravo
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