- El Pontífice ha internacionalizado el colegio cardenalicio pero siempre ha contado con españoles en todos sus consistorios
Un capuchino navarro en Chile
Si bien uno de los objetivos claros de Francisco respecto al colegio de cardenales es la internacionalización de este cuerpo de eclesiásticos al servicio del Pontífice, no se ha olvidado nunca de la presencia española mientras se reducen las de otros países de tradición cristiana –fundamentalmente Italia–. En este caso el capuchino navarro Celestino Aós llevará la birreta roja dentro de poco más de un mes.
Aós es arzobispo de Santiago de Chile desde diciembre de 2019, como muestra de la renovación del Episcopado del país austral tras la grave crisis abierta por los abusos en el seno de la Iglesia. Llegó a Chile en 1983 con una encomienda como vicario parroquial.
En su primer consistorio, Francisco creó cardenal al claretiano Fernando Sebastián Aguilar. En el segundo, en 2015, a Ricardo Blázquez y al misionero afincado en Panamá José Luis Lacunza. En 2016, le llegó el turno a Carlos Osoro y en 2017 a Juan José Omella. En el consistorio siguiente, en junio de 2018, fue creado Luis Francisco Ladaria, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. También entre los no electores le llegó el nombramiento al claretiano Aquilino Bocos. En el último consistorio, el 5 de octubre de 2019, fue creado Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y el salesiano Cristóbal López.
Un colegio plural
Algunos de los demás nombramientos eran esperables. El Pontífice reconoce algunas encomiendas de la Curia romana con Mario Greg y Marcelo Semeraro. Francisco ha destacado la misión en algunos lugares especiales de misión al conceder esta distinción al arzobispo de Kigali (Ruanda), la de Capiz (Filipinas) o al vicario apostólico de Brunei (Kuala Lumpur). El Papa también ha concedido el capelo al arzobispo de Washington y al italiano de Siena. Además, ha reconocido a fray Mauro Gambetti, de la comunidad de Asís.
Entre los reconocimientos a eclesiásticos mayores de 80 años destaca Raniero Cantalamessa, predicador de la casa pontificia. Símbolico es también la creación de Felipe Arizmendi Esquivel, de San Cristóbal de las Casas, o el párroco Enrico Ferocci de Santa María del Divino Amor, Castel di Leva, santuario visitado por el Papa. Completa la lista el nuncio Silvano Tomassi, para que no se diga que un diplomático no presta un valor evangelizador a la Iglesia.
Vida nueva
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