Ensayo para un nuevo lenguaje.
Hace una semana estuve en la Misa organizada por los jesuitas Indios, a decir verdad, por la asistencia de Asia Meridional que incluye India, Nepal, Paquistán, Bangladesh, para celebrar el día nacional de la India y de Australia. La presidió nuestro “Barber”, Father Jerry Rosario. Fue toda una experiencia. Hubo oraciones en Hindi, en Nepalés y en dos o tres lenguas más que recién ahí he descubierto que existían.
Habíamos ido de varias asistencias (las misas son por lenguas, pero hay ciertas migraciones y trashumancias eucarísticas). Al final todos coincidimos en que…no entendimos nada (ni cuando Jerry hablaba su particular inglés) pero que realmente lo disfrutamos. Había sido una Celebración. Y habíamos celebrado juntos; o sea que –en Hindi y todo- nos habíamos entendido claramente.
Justamente por esos días habíamos comenzado los primeros debates en el Aula, y en pequeños grupos sobre diversos temas que podían ser para decretos o gobierno ordinario.
Las discusiones (de casi tres días) fueron realmente muy interesantes y reveladoras. Los grupos eran por lenguas pero muy variados. Se notaban muy claramente las diversas perspectivas, los diversos contextos que influyen en las personas. Es cierto, uno habla y piensa desde su propia realidad, desde su propia –y estrecha- comprensión del mundo, de “su” mundo. Y fue clara la constatación: cuando se habla de ideas es más difícil ponerse de acuerdo porque cada uno tiende a querer defender la suya. Allí hay dificultades.
Pero cuando se logra trascender ese lenguaje –y se logra cuando se quiere-, se accede al lenguaje verdadero, que nos hace Compañeros; ese lenguaje que no es tampoco las “palabras sagradas” (discernimiento, constituciones, formula del instituto, etc), porque también esas palabras significan cosas muy diversas (y –la historia nos lo enseña- pueden ser utilizadas como armas arrojadizas hacia los otros).
Me refiero al idioma universal del “afectus societatis”, del partir el Pan juntos y compartir lo que uno es, y lo que uno desea para la Compañía. Ese idioma, que es pariente del amor y de la oración, es más comprensible y acerca más (aunque perduren las diversas ideas).
Es como el Hindi: es clarísimo…nos entendemos mejor.
Rafael Velasco, SJ
Fuente SJWeb35
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