Sueño con un país multicultural en el cual se respeten (la memoria, existencia y actualidad) de los pueblos originarios; donde la naturaleza y el cuidad de la “casa común” sea primordial. Un país en el cual las estructuras sean dinámicas, flexibles y corregibles; para ello la democracia debe serlo también: es decir, dependiendo de la importancia de los valores y derechos en cuestión las estructuras de gobierno (toma decisiones) deberán variar. En algunos casos las decisiones serán tomadas por todos los ciudadanos y en otras por los legítimos representantes (ellos a su vez serán evaluados por el mismo pueblo).
Sueño con un país en donde el arte, la cultura, la belleza sean un valor fundamental.
Sueño con un país en donde el arte, la cultura, la belleza sean un valor fundamental.
Un país que no sea esclavo del lucro, de las finanzas y el mercado. Un país donde haya y se respete la libertad de culto religioso; en donde las ideas se debatan y el dialogo y la conversación (ciudadana) sea uno de sus más altas marcas.
Un país en donde la miseria y la pobreza que deshumaniza sean desafíos primordiales; en donde la justicia sea una verdadera garantía.
Un país en el que se supriman en la mayor parte de los casos las cárceles y se busquen otros mecanismos y estructuras para ayudar a los ciudadanos a vivir en comunidad. Un país en el cual se respeten los unos a los otros, incluyendo las nuevas tecnologías que bajo la (falsa) bandera de la libre expresión y la democratización de las redes, permiten generar un odio y una especie de cultura del desahogo violento y agresivo contra el otro.
Creo en un país que debe elevar los espíritus humanos, luchando y buscando desarrollar los más altos valores.
Un país en donde la ética y la misericordia tengan cabida; incluso cuando en algunos casos se ejerzan contra la ley.
Un país que no sea esclavo de sus propias leyes, pues tenga la sabiduría practica (tantas veces olvidada!) de comprender el espíritu de la ley por sobre su letra.
Un país transparente; donde los ciudadanos sepan qué es lo que se hace, como, para qué y con quienes.
Un país que trabaje por la paz, la propia y la de otras naciones hermanas. Que no busque fortalecer ejércitos ni educar o formar una especie de cultura “para la guerra”.
Un país gentil, hospitalario, amigo del extranjero. Donde jamás se le niegue la habitación a nadie. Ni muchos menos hacer diferencia de ningún tipo por su proveniencia. Un país que en este sentido sea “profético”, adelantado; percibiendo que el mundo camina a una cada vez más grande integración. Donde no solo se permita la movilidad (viajes, posibilidades educacionales, lenguas), sino que se promuevan. Un país que sea ventana y puerta abierta.
Sueño con un país preocupado por la integralidad del ser humano: su desarrollo material, psicológico, espiritual y corporal. Un país en donde el acceso a la salud y la educación (de calidad) sea posible para todos en todas partes.
Sueño con un país que es capaz de ir contracorriente respecto del consumo, de los índices y estándares económicos; un país que renuncie a ese progreso (mal entendido) desenfrenado y sin sentido. Un país en donde la inmensa brecha social sea una aberración terrible que merece ser corregida.
Creo en un país democrático, libre, hermoso y justo.
Un país preocupado por sus enfermos; en donde el anciano sea validado por lo que es (anciano) y no por lo que fue (hijo de tal, miembro de no sé qué).
Creo en un país en donde Dios está presente; pues en definitiva se sabe criatura, no eterno y frágil.
Sueño con un país donde el placer, la recreación, la fiesta, el baile y la celebración poseen un lugar importante; ya que tiene una gran conciencia de cómo estas actividades (la gratuidad!) engrandecen a la persona y lo encaminan a la felicidad.
Un país que respeta a sus niños y les permita vivir con plenitud su niñez. Negando todo tipo de trabajo infantil y condiciones de vida que atentan contra su desarrollo sano, equilibrado y seguro.
Con que nos acerquemos un poco a este sueño (que podría ser mucho más grande aun!) yo me sentiría feliz.
Sueño con un país que es capaz de ir contracorriente respecto del consumo, de los índices y estándares económicos; un país que renuncie a ese progreso (mal entendido) desenfrenado y sin sentido. Un país en donde la inmensa brecha social sea una aberración terrible que merece ser corregida.
Creo en un país democrático, libre, hermoso y justo.
Un país preocupado por sus enfermos; en donde el anciano sea validado por lo que es (anciano) y no por lo que fue (hijo de tal, miembro de no sé qué).
Creo en un país en donde Dios está presente; pues en definitiva se sabe criatura, no eterno y frágil.
Sueño con un país donde el placer, la recreación, la fiesta, el baile y la celebración poseen un lugar importante; ya que tiene una gran conciencia de cómo estas actividades (la gratuidad!) engrandecen a la persona y lo encaminan a la felicidad.
Un país que respeta a sus niños y les permita vivir con plenitud su niñez. Negando todo tipo de trabajo infantil y condiciones de vida que atentan contra su desarrollo sano, equilibrado y seguro.
Con que nos acerquemos un poco a este sueño (que podría ser mucho más grande aun!) yo me sentiría feliz.
El desierto de Atacama
Pedro Pablo Achondo Moya ss.cc.
Reflexiones Itinerantes
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