El progreso científico debe respetar verdaderamente a cada ser humano, reconociendo la dignidad de persona, pues ha sido creado a imagen de Dios. Es la petición que Benedicto XVI ha hecho en el discurso dirigido a la plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La iglesia anima el progreso de las ciencias biomédicas y a menudo sigue los avances de las mismas, juzgándolos a la luz de la fe en coherencia con los principios del orden moral que surgen de la misma naturaleza humana. Benedicto XVI hizo referencia a los últimos dos documentos publicados por la Congregación, el primero para confirmar que la unidad y el carácter inquebrantable de la Iglesia de Cristo no se anulan por las separaciones y las divisiones de los cristianos.
El segundo, para reafirmar que la Iglesia, en tiempos del diálogo entre las religiones y las culturas, no deja de pedir a los hombres que acojan la salvación ofrecida a toda la gente.
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