Friday, May 14, 2010

El Papa que actualizó la profecía de Fátima



"Clave de lectura del mundo a la luz de la fe"

Sobre la pederastia dijo que el "perdón no sustituye a la justicia"


La actualización de la Profecía de Fátima, las duras críticas al aborto, el matrimonio entre homosexuales y los casos de curas pederastas marcaron el viaje de Benedicto XVI a Portugal, donde fue acogido por cientos de miles de personas en Lisboa, Fátima y Oporto.
El Pontífice también denunció que políticos, intelectuales y profesionales de la comunicación "que promueven una cultura única y desdeñan la religión" intentan silenciar la fe en numerosas partes del mundo.
Como ocurrió en su reciente visita a Malta, los casos de curas pederastas estuvieron presentes en este viaje y el Papa tuvo duras palabras contra ellos, al afirmar que el "perdón no sustituye a la justicia".
Sobre la Profecía de Fátima, Benedicto XVI dijo que el mensaje de la Virgen de 1917 se relaciona con el atentado a Juan Pablo II en la plaza de San Pedro del Vaticano en 1981 y los sufrimientos de la Iglesia y que la "novedad" que se puede descubrir ahora, diez años después de su publicación, es que el mensaje es para todo el mundo, para todos los papas, que forman parte de la Iglesia.
Según el Papa teólogo, el mensaje de Fátima tiene una validez eterna y se refiere a los sufrimientos de la Iglesia en todos los tiempos.
"La novedad que podemos descubrir en este mensaje es que no sólo desde fuera se ataca al Papa y a la Iglesia. El sufrimiento de la Iglesia viene de su interior, de los pecados que existen en ella. Ya se sabía, pero hoy lo vemos de un modo realmente terrorífico", dijo en referencia a los casos de clérigos pederastas.
Sus duras palabras no quedaron ahí y el Papa Ratzinger, que ha declarado "tolerancia cero" contra la pederastia, agregó que "la mayor persecución, la más grande" de la Iglesia no viene de enemigos de fuera, "nace del pecado de la Iglesia".
"La Iglesia tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender el perdón, pero también la necesidad de justicia, ya que el perdón no sustituye a la justicia", aseguró.
Antes de viajar a Fátima, meta de su viaje, se reunió con el mundo de la cultura portuguesa y exhortó a los intelectuales a "no tener miedo" a confrontarse con Dios y a dialogar con los creyentes.
Dijo que un pueblo que reniega de Dios "acaba perdido en los laberintos del tiempo y de la historia, sin valores claramente definidos y sin objetivos", y abogó por una "ciudadanía mundial" basada en los derechos humanos y las responsabilidad de los ciudadanos, independientemente del origen étnico, pertenencia política y creencias religiosas.
En medio de multitudes, el Pontífice llegó a Fátima siguiendo las huellas de Pablo VI, que la visitó en 1967, y Juan Pablo II, que lo hizo en 1982, 1981 y 2000.
Lo primero que hizo fue postrarse ante la Virgen y pedirle que "el Papa sea firme en la fe, audaz en la esperanza y fuerte en el amor".
Afirmó que acudió a Fátima para pedir a la Virgen por la humanidad "afligida de miserias y sufrimientos", disfrutar de la presencia de María y poner bajo su protección a los sacerdotes, a los que pidió "fidelidad y lealtad" y que no cedan a las "lisonjas del mundo y a la sugestión del diablo".
Durante la tradicional procesión nocturna de las velas de Fátima, denunció que la humanidad "sufre y está herida" y que la fe corre el riesgo de apagarse en muchas partes del mundo.
En el día grande de Fátima, el 13 de mayo, cuando se conmemora la primera de las seis apariciones de la Virgen a los tres niños videntes Lucía, Jacinta y Francisco en 1917 y les confío el llamado "Secreto de Fátima", Benedicto XVI aseguró que "se equivocan" quienes piensan que el mensaje "ha terminado".
"Permanece el proyecto de Dios para el hombre y, aunque éste ha intentado desencadenar un ciclo de muertes y terror, no lo ha conseguido", agregó.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo que el hecho de que Benedicto XVI "actualice" el contenido de la Profecía significa que para el Papa el mensaje es una "clave de lectura del mundo y de los acontecimientos presentes a la luz de la fe".
Lombardi aseguró que la masiva presencia de fieles demuestra que los escándalos de curas pederastas no han dañado la popularidad de Benedicto XVI ni su imagen Para la Iglesia lusa, los fieles han sabido separar el daño de unos pocos sacerdotes y la Iglesia.
En un país que ha legalizado el aborto y está a punto de dar luz verde al matrimonio entre homosexuales, Benedicto XVI alertó de que esas situaciones están entre los más "peligrosos desafíos" que tiene la sociedad. (RD/Efe)

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