Saturday, May 28, 2011

Los jóvenes católicos también están indignados



El Movimiento 15-M, que reclama una regeneración democrática, interpela a los creyentes


MIGUEL Á. MALAVIA – FRAN OTERO | La campaña electoral para las autonómicas y municipales del pasado 22 de mayo parecía desarrollarse con la misma atonía que las precedentes. Hasta que el 15 de mayo, en Madrid, un grupo de jóvenes acampó en la Puerta del Sol reclamando una serie de principios que den la vuelta al desencanto social ante la política.

Las críticas al bipartidismo, a la corrupción de algunos políticos y a los excesos del sistema económico imperante aglutinaron una oleada de protestas que, a lo largo de los días siguientes, se extendieron por las principales ciudades de toda España.

Los indignados pretenden una “revolución ética” que defiende ser pacífica, asindical y apartidista. “Es de todos”, dicen los organizadores, que se felicitan de que integre a gentes de distinta condición y edad; aunque el liderazgo recaiga en los jóvenes. Pero, ¿y los jóvenes católicos? ¿También ellos están indignados?

Saúl Pérez, presidente de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), es muy claro a la hora de ofrecer su apoyo al movimiento (aunque insiste en que este no es institucional):

“Era la respuesta que se esperaba ante tanta indignidad, habiendo una toma de conciencia de la ciudadanía. Hemos de situar a la persona en el centro, no dejando que se impongan los mercados financieros ni los intereses particulares”.

Opinión con la que coincide David Cantero, presidente del sector juvenil de Acción Católica General (ACG-J): “Lo mejor ha sido la respuesta de la gente. Se decía que los jóvenes estábamos parados, adormecidos. Se ha visto que tenemos sentido crítico y reivindicamos una mayor participación social.

Antonio Matta, que pertenece a la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) y colabora con la Iglesia de Base en Madrid, apunta que los cambios que se buscan “son necesarios y posibles”, debiendo llevar a vivir en “una sociedad en donde prime el bienestar de las personas y no los intereses corporativos”.


“También ha de haber un despertar en la Iglesia”

María Ángeles Blázquez, presidenta de la Juventud Estudiante Católica (JEC), quien también ha estado presente a título personal en la madrileña Puerta del Sol, valora “el gran trabajo asistencial de la Iglesia”, pero demanda un mayor esfuerzo a la hora de elaborar un discurso social cercano: “Parece que estamos demasiado ocupados en nosotros mismos, y hemos de mirar más hacia fuera. El Concilio nos enseñó que hemos de estar dentro del mundo, correspondiendo esa misión, sobre todo, a los laicos”.

Por otro lado, añade, “nos cuesta tomarnos en serio la política. Y el compromiso con esta no ha de ir por un lado diferente al de la fe. Ha habido un despertar en la sociedad, en los jóvenes. También ha de haber un despertar dentro de la Iglesia”. Entre sus propuestas, se encontraría el desarrollo de “una formación para saber estar dentro del mundo”.


¿En qué quedará?

Sobre el futuro, Elisa García España, profesora de Derecho Penal de la Universidad de Málaga y miembro de CVX sostiene que el Movimiento “ya ha cumplido una función crucial en los tiempos de desolación y apatía que vivíamos”. “Nos ha hecho removernos e ilusionarnos, ha hecho pensar a los ciudadanos y a los políticos; aunque no sé si estos últimos son capaces de descifrar la situación en clave que no sea meramente electoral”, subraya.

Para García, la solución pasa por liderar “una propuesta general y aglutinadora”, que, en su caso, sería la reforma de la Ley Electoral cambiando el sistema de recuento y ofreciendo la posibilidad de listas abiertas. Y poco más, porque hacer propuestas concretas puede hacer que “el Movimiento se debilite”.

Finalmente, y aunque reconoce que “algo bonito se está cociendo”, no comparte que se esté haciendo historia. “La historia ya fue cambiada por Jesús y su mensaje está más vivo que nunca. En nuestra mano está encarnarlo”.

Según Silvia Rozas, periodista y aspirante a religiosa jesuitina, el futuro de la #spanishrevolution pasa por que ninguna institución o partido político la manipule en su favor. “Lo importante es que los jóvenes están demostrando que así no les gusta este mundo”.

“El éxito ya se ha producido”, piensa Rozas, y la mayor o menor permanencia en el tiempo “depende de la organización”. En cualquier caso, cree que es importante llevar la reflexión de las acampadas a “nuestras casas, comunidades, trabajos y ambientes diarios”. “Ahí es donde nos jugamos todo, día a día”, asegura

Vida Nueva

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