“Es una señal de que la Iglesia está preocupada, efectivamente, de responder a las inquietudes y los anhelos de la gente”, asevera el sociólogo experto en religiones y académico de la Usach.
El Papa Benedicto XVI designó como arzobispo de Santiago a monseñor Ricardo Ezzati, actual presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Concepción. Monseñor Ezzati tuvo notoriedad, recientemente, al actuar como mediador en la huelga de hambre de los comuneros mapuche que duró más de dos meses.
Esta designación fue valorada transversalmente por el mundo político y social. A juicio del experto en sociología de las religiones del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Cristián Parker, monseñor Ezzati es una de las personas más indicadas para ocupar el cargo de arzobispo de Santiago por su trayectoria, capacidad, y por el perfil pastoral que lo ha caracterizado.
En esta perspectiva, Parker anticipa una buena relación entre el gobierno y la Iglesia Católica. “Monseñor Ezzati tiene una gran capacidad de diálogo, con buena diplomacia, pero también una gran capacidad de acogida, de entender situaciones, de tal manera que no me cabe la menor duda que las relaciones que puedan darse entre el Arzobispado de Santiago y las autoridades va a ser de primer nivel”, dijo Parker.
La sucesión del cardenal Francisco Javier Errázuriz recae en un obispo percibido como cercano a la gente y menos alineado con la elite. “Monseñor Ezzati tiene un perfil de cercanía con la gente. Tengo la impresión de que monseñor Ezzati tiene esa gran capacidad para acoger la diversidad y diversidad entendida en toda su dimensión, desde el punto de vista social, cultural, étnico, político, ideológico”, comentó Parker.
No son pocos los desafíos y tareas pendientes que tiene monseñor Ezzati como nuevo jefe de la Iglesia Católica chilena. Para Cristián Parker, en lo social, está la problemática de la pobreza y la desigualdad, la discriminación y la acogida a los pueblos indígenas.
Sobre esto último, Parker asegura que “monseñor Ezzati tiene una sensibilidad social desde el punto de vista evangélico. Tiene una percepción de la problemática de la gente y de los pueblos indígenas, que sin duda va a ser un aporte cuando se sigan profundizando pistas de solución para que efectivamente se reconozcan los derechos de éstos”.
Pero también hay asuntos internos de la Iglesia que urge resolver. “Está la situación que se ha vivido en estos últimos años respecto de los abusos que algunos sacerdotes han cometido y, por lo tanto, el desafío de restituir una imagen de la Iglesia que ha sido dañada. Desde la perspectiva pastoral está el desafío de desarrollar una pastoral activa, múltiple, viva, de mucha espiritualidad. La Iglesia de Santiago es muy compleja y diversa, yo creo que es un gran desafío para cualquier pastor”.
Un nombramiento de esta magnitud representa el envío de una señal política desde la Santa Sede de parte del Papa Benedicto XVI respecto de lo que se quiere de Chile. “Es una señal de adecuación a la realidad, de cordura, de moderación, en el sentido de que se nombra a un obispo que va a ser bien reconocido por todos los sectores de la sociedad chilena. Es una señal de que la Iglesia está preocupada efectivamente de responder a las inquietudes y los anhelos de la gente y que de alguna manera sus autoridades, en este caso sus pastores, también tienen que estar con la perspectiva de escuchar a la gente y de poder responder desde la perspectiva pastoral y evangélica a sus necesidades y anhelos”, concluye Parker.
USACH al día
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