Navidad 2010 de acuarela

Trazos suaves. Líneas de sencillez.
Color tenue. Serenidad, alegría y gozo.
El Hijo es una acuarela que entra sin ruidos, sin trompetas.
En un mundo injusto, violento, fuerte.
Esta acuarela divina,
lentamente, profundamente,
en certeza y esperanza,
es la que transforma –¿no lo notáis?-- el mundo

De espaldas a la Acuarela Divina,
se hace mucho ruido.
Cuadros violentos de trazos gruesos,
y de injusticias que todo lo pisan.
Por eso, despistados,
Se pueden organizar fiestas, pero no la alegría. (Benedicto XVI)

Porque “lo divino” se encuentra en “lo humano”. En lo más humano, es decir, en lo débil, en lo marginal, en lo excluido y hasta en lo perseguido. “Lo divino” se hizo presente en un niño, en un establo, entre basura y animales. Y fue anunciado a pastores, uno de los oficios marginales de aquel tiempo. “Lo divino” se hace presente, se comunica, se da en algo tan humano, tan débil, tan entrañable, que se encuentra en “un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
A partir de la primera Navidad, a Dios no se le encuentra ya en lo fuerte, sino en lo débil. No se le encuentra en lo grande, sino en lo insignificante. Se le encuentra en lo que no pinta nada para nadie.

ACUARELA DIVINA: LO VERDADERO PARA VIVIR

Navidad de Acuarela para todos vosotros,
Jesús (no el de Nazaret)