viernes, 24 de diciembre de 2010
Por Jesús E. Recuero Alcolea
Está a punto de apuntar en el cielo el lucero de la tarde. Es curioso, mientras hay luz es casi imposible que un cualquiera lo pueda ni siquiera intuir. Este lucero que desde hace siglos y siglos se ha ganado, ya para siempre, el más bello de los nombres del firmamento.
¿Acaso la estrella Fomalhaut -magnitud 1,2- o Mirfak -a 570 años luz- o la roja Mirach de la constelación Andrómeda, podrían competir con "la estrella de Belén", a la vuelta de la esquina, azul intenso, magnitud a ras de suelo? Ni por asomo, claro. Y lo que me pregunto es: ¿Sólo en Belén está "la estrella de Belén? Desde hoy, aunque me tenga que dejar los ojos en mis telescopios, iré anotando en el "Diario de Campo" cualquier movimiento en la esfera celeste. Que el Niño nacido en Belén me asista para que nunca lo olvide: "Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve bien con el corazón", como dijo el Principito.
Yo voy a estar centinela en la tarde para anunciar su aparición.
Bien, pues, cuando son las 18h,54m, 32s del 24 de Diciembre del año del Señor 2.009, en el horizonte cercano, casi rozando la silueta del Ocejón, acaba de "encenderse" la "estrella de Belén", por nombre Milagros, -ella que reza el rosario como los ángeles, da de comer a los más ancianos, lava y friega, reza y canta, compone y zurce- en la puerta de San Antonio de Padua, en la Avenida de Castilla nº 19 de GUADALAJARA -España-
Y como quien no dice nada:
- A saludar al Señor antes de pasar la cena de Nochebuena con mis ancianos.
- Feliz Nochebuena, Milagros
Ecclesia
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