Friday, January 20, 2012

Más espacio a los laicos en la Iglesia

Un congreso organizado en Francia (cuyas actas se acaban de publicar) vuelve a poner en auge el término de la “corresponsabilidad”

GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO

La “corresponsabilidad” ha vuelto. Durante el Concilio Vaticano II era una de las palabras más usadas y después, durante muchos años, quedó eclipsada. Un congreso organizado en Francia (cuyas actas se acaban de publicar) vuelve a poner en auge el término de la “corresponsabilidad” e indica a la comunidad Saint-Luc de Marsella como modelo de colaboración entre el clero y los laicos en la Iglesia. Insistió sobre ello, sobre todo, Nicole Lemaitre en el sitiofrancés “Baptistes”, según quien la corresponsabilidad se cumple a partir de la noción de comunión, en el sentido de lo que es la vida trinitaria: «Todos los fieles están presentes, a causa de su participación en la gracia de los sacramentos». Los puntos de partida son el eslogan de la Asamblea general del episcopado francés en 1973 («Todos responsables en la Iglesia») y la exhortación apostólica “Christifideles laici” («En virtud de esta dignidad bautismal común, el fiel laico es corresponsable con todos los ministros ordenados y con los religiosos y las religiosas de la misión de la Iglesia»). Los antecedentes son particularmente significativos. En la conferencia inaugural del IV Congreso eclesial (Verona, 16-20 de octubre de 2006), el cardenal Dionigi Tettamanzi indicó la corresponsabilidad como «fundamento de una relación entre los diferentes elementos que componen el pueblo de Dios, rico y fecundo desde el punto de vista eclesiológico». En muchos sectores eclesiales, explica Giorgio Campanini, profesor de historia de las doctrinas políticas en la universidad de Parma, hay surgido instancias con la finalidad de revalorar el aporte de los laicos a la vida de la Iglesia. «El aporte del apostolado de los laicos a la misión evangelizadora de la Iglesia ha sido definido mediante dos palabras, detrás de las que hay una larga historia de disputas eclesiológicas y de decisiones pastorales: “participación” y “colaboración”», afirma Campanini. Pero el que marca dirección de este renacimiento de la corresponsabilidad es el discurso que Benedicto XVI pronunció a fines de mayo de 2009 en la Basílica de San Juan de Letrán, durante la inauguración del Congreso eclesial de la diócesis de Roma, que tuvo como tema central “Pertenencias eclesiales y corresponsabilidad pastoral”. El Papa indicó que los laicos son corresponsables de la misión de la Iglesia. No se les puede considerar solo como «colaboradores» del clero, sino que deben ser vistos como «corresponsables» de la misión de la Iglesia. Una invitación para interrogarse sobre la verdad de fe que sienten y practican los fieles, particularmente los laicos, y sobre la forma en la que su pertenencia eclesial esté abierta a la corresponsabilidad pastoral. Joseph Ratzinger citó los frutos del Concilio Vaticano II, pero al mismo tiempo subrayó que su recepción no ha tenido siempre las cosas fáciles ni una adecuada interpretción, mientras que se ha verificado una tendencia que identifica a la Iglesia con la jerarquía.

En particular, ha advertido sobre las concepciones puramente sociológicas de la noción de Pueblo de Dios, indicando que el Concilio no ha pretendido una ruptura, otra Iglesia, «sino una verdadera y profunda renovación, en la continuidad del único sujeto Iglesia, que crece en el tiempo y se desarrolla, permaneciendo siempre idéntico, como único sujeto del Pueblo de Dios en peregrinaje». En nuestros días, demasiados bautizados han perdido la vía de la Iglesia y ya no se sienten parte de la comunidad eclesial o se dirigen a las parroquias para recibir servicios religiosos solo en algunas circunstancias. «Esto exige un cambio de mentalidad en relación los laicos, particularmente –subrayó el Pontífice–, pasando de considerarles “colaboradores” del clero a reconocerles como verdaderos “corresponsables” del ser y del actuar de la Iglesia, favoreciendo la consolidación de un laicato maduro y comprometido». Por ello la necesidad de una formación más atenta sobre la visión de la Iglesia, una mejor actitud pastoral y la promoción de la corresponsabilidad de los miembros del Pueblo de Dios, sin menospreciar el papel que desarrollan los párrocos. Además, es importante cuidar la liturgia de la Eucaristía, de la que deriva la comunión. De hecho, precisó el Papa, debemos aprender siempre a cuidar la unidad de la Iglesia, ante las rivalidades, peleas y celos que pueden nacer dentro y entre las comunidades eclesiales. «El crecimiento espiritual y apostólico de la comunidad lleva a la promoción del crecimiento mediante una acción misional convencida –subrayó el Papa. Sed pródigos, por lo tanto, para dar vida a cada parroquia, como en los tiempos de la Misión ciudadana, a los pequeños grupos o centros de atención de fieles que anuncian a Cristo y su Palabra, sitios en los que sea posible experimentar la fe, ejercitar la caridad, organizar la esperanza». Esta articulación de las grandes parroquias urbanas, mediante la multiplicación de las pequeñas comunidades permite un aliento misional más amplio, que considere la densidad de la población, su fisionomía social y cultural, a menudo notablemente múltiple. El Papa, por ello subrayó la importancia de utilizar este método pastoral en los ambientes de trabajo. «A la pregunta de cómo explicar el éxito del Cristianismo de los primeros siglos, el ascenso de una presunta secta judía a religión del imperio, los historiadores responden que fue particularmente la experiencia de la caridad de los cristianos la que convenció al mundo. Por ello, vivir la caridad es la forma más primaria de la misionariedad». Para los que participaron en el congreso de Francia sobre la “corresponsabilidad”, la nueva eclesiología comienza con el bautismo. Por ello «la primavera de un nuevo cristianismo, más abierto, más dinámico, más utópico parece cada vez más cercana».


Vatican Insider

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