Un programa de humor del canal MEGA chileno parodia a dos mujeres evangélicas que reflejan una caricatura distorsionada, llevándola a la retina de todo el país.
Sin duda el humor es parte de la vida, y una forma de crítica que puede ser sana , aunque como toda crítica siempre sea en el mejor de los casos agridulce. Pero sin duda todo colectivo tiene posturas, costumbres, peculiaridades y hasta errores que son susceptibles de ser vistos desde el prisma del humor sano.
Pero hay también un humor insano . Es el que es dañino, cruel, reiteradamente injusto en su trato, y que además favorece y potencia crear prejuicios que permanecen y afectan aspectos básicos de los seres humanos.
¿Cómo distinguir uno de otro? Hay varias formas, y en el tema que abordamos todas apuntan a que se trata del segundo caso.
En primer lugar, si el trato es equiparable con todos los colectivos . Por ejemplo, estamos seguros que no se hará un programa similar con dos mujeres musulmanas. Tampoco con dos lesbianas.
En segundo lugar, la reacción de quienes son motivo de burla . Todos debemos aprender a sobrellevar la crítica, pero en este terreno los cristianos evangélicos llevamos una trayectoria de sambenitos, visiones llenas de prejuicios, confusión con sectas, historias deformadas que siempre apuntan a dependencias de misiones extranjeras, y un sinfín de situaciones de desconocimiento que nos hace experimentados y sufridos. Y generalmente desde la aceptación de esta persecución más o menos agresiva desde el silencio y la paz.
Cuando líderes, pastores, mujeres representativas y asociaciones, se levantan pidiendo respeto y sintiéndose vejados como personas y familias, es que se ha pasado la línea roja de lo que es tolerable.
Finalmente, hay un tercer aspecto que afecta especialmente al pueblo evangélico . Si hubiese un programa de humor que zaheriese a dos monjas, esto se produciría en el marco de una cultura que conoce, entiende e identifica al catolicismo chileno. Con sus luces y sus sombras pero con una presencia histórica, cultural, social y política que le definen en su conjunto. El programa de humor sería una gota en el mar de la nación.
Pero con los cristianos/as evangélicos/as llueve sobre mojado .La caricatura levanta un tsunami de prejuicios que se abate sobre el estanque de los desconocidos bautisterios de las iglesias protestantes.
El resultado final es que el concepto de evangélico/a sea el de la caricatura, de manera que la careta deformada es la que se convierte en el rostro que la gente cree que es el real. Y esto es un ataque a la propia identidad, al honor de las personas de fe evangélica. Hombres, mujeres, jóvenes y niños.
Por ello, sin dejar de respetar el derecho a la libertad de expresión, nuestra condena a este programa de humor, nuestra solidaridad con el pueblo evangélico chileno, y nuestra petición urgente de que se les otorgue la dignidad que merecen.
La misma o parecida dignidad y respeto que tuvo José Henríquez, el minero chileno ejemplar que reconoce que fue su fe en Dios, como evangélico, la que le llevó a soportar la situación tras la tragedia en la mina de San José en Atacama, y liderar el grupo enterrado en vida durante 69 días junto a otros 32 chilenos.
La misma o parecida dignidad y respeto que tuvo José Henríquez, el minero chileno ejemplar que reconoce que fue su fe en Dios, como evangélico, la que le llevó a soportar la situación tras la tragedia en la mina de San José en Atacama, y liderar el grupo enterrado en vida durante 69 días junto a otros 32 chilenos.
© Protestante Digital 2012
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