Violentas reacciones en Tierra Santa por el nombramiento de monseñor Lazzarotto, que era el encargado en Irlanda durante la tormenta de los abusos
GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO
“Encubrió a los sacerdotes pederastas; mandarlo e Jerusalén es una bofetada”. Protestas públicas en Israel y posibles acciones diplomáticas por un “nombramiento vergonsoso que nos humilla y embaraza”. En el estado hebreo provoca discusión la llegada, como representante del Vaticano en la Tierra Santa, del arzobispo veneciano Giuseppe Lazzarotto, ex Nuncio apostólico en Irlanda durante la tormenta de los abusos sexuales. Desde hace algunos días, los medios de comunicación israelíes han encendido la polémica por el nombramiento de un “embajador papal” que estuvo “involucrado en el escándalo que sacudió a la Iglesia irlandesa en 2005”. En la Secretaría de Estado del Vaticano definen como “pretextos” tales críticas_ “Ya ha estado en Tierra Santa y desempeñó un trabajo óptimo”. En los Palacios Sacros, además, se indica que “nadie ha combatido la pederastia más que Joseph Ratzinger, tanto cuando era cardenal como ahora que es Pontífice”. Un indicador de la “tolerancia cero” que introdujo Benedicto XVI es el cambio impuesto a las conferencias episcopales de todo el mundo y las decenas de religiosos destituidos por haber encubierto al “clero infiel”. Por lo tanto, “no se enviaría nunca a una sede diplomática de vital importancia a un Nuncio en desacuerdo con la línea de absoluta severidad que estableció el Pontífice en contra de los pederastas”. Pero en Israel las aguas no parecen calmarse.
Monseñor Lazzarotto, resume el periódico “Yedioth Ahronoth”, “fue acusado en Dublín de haber hecho todo lo que estaba en su poder para proteger a los sacerdotes pederastas y de no haber cooperado con la comisión Murphy del gobierno con tal de mantener el secreto, proteger la reputación de la Iglesia y perseverar su patrimonio”. Por ello, “cualquier otra consideración, incluidos el bienestar de los niños y la justicia para las víctimas, se subordinaba a estas prioridades”. La comisión de investigación irlandesa criticó al arzobispo por “su rechazo a ofrecer información sobre los informes acerca de los abusos sexuales del clero en contra de menores”. En 2008, “un año antes de que la comisión de investigación enviara sus conclusionesa la Suprema Corte, el Vaticano decidió nombrar a Lazzarotto como su representante en Australia”. Con un “ataque sin precedentes contra la Santa Sede”, el primer ministro de Irlanda, Kenny, declaró: “la violación y la tortura de niños han sido minimizados o manejados con tal de mantener el primado de la institución, su poder, su rango y su reputación”. Es decir, una denuncia oficial en contra del “elitismo, la división, la disfunción y el narcisismo del Vaticano”. A final de cuentas, en noviembre del año pasado, Dublín llegó a cerrar la embajada ante la Santa Sede.
“Ahora el Vaticano decide nombrar a Lazzarotto como su embajador en Israel –subraya el periodista Menachem Gantz. Los judíos, habrán pensado en la Curia, ya tienen sus problemas: los sacerdotes pederastas no están en la orden del día en el tumultuoso Medio Oriente; así podemos demostrar nuestro aprecio por la lealtad de Lanzzarotto durante el escándalo en Irlanda, ofreciéndole el prestigioso encargo de representante del Vaticano en Jerusalén”. Por lo tanto, el nombramiento “suena como una bofetada en el rostro de Israel y pone en evidencia las relaciones tensas entre la Santa Sede y el estado hebreo, basadas en gestos simbólicos sobre todo”. Por ello, Israel debería pedir aclaraciones al Vaticano sobre la conducta del arzobispo durante el escándalo de los sacerdotes pederastas, antes de que comience su mandato como embajador en Israel. En realidad, Lazzarotto toma el puesto de Antonio Franco, que fue durante 6 años el puente entre la Santa Sede e Israel, con la “absoluta confianza” de sus superiores, indican en la Curia. “Se trata de un desafío importante que acepto con alegría, para seguir con el trabajo que se ha llevado a cabo en los últimos años en la Tierra Santa, y ofreceré mi absoluta contribución para el diálogo y la paz”, comentó el uevo Nuncio apostólico en Israel y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina. “Para mí –añade– es como volver a casa: ya he prestado servicio en la Tierra Santa, de 1982 a 1984. Y después, como Nuncio en Irak y en Jordania, tuve varias ocasiones para volver a Jerusalén”
Vatican Insider
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