Tuesday, August 28, 2012

El obispo jesuita: ninguna sumisión en la “universidad rebelde”

EL CARDENAL CIPRIANI

Una dura carta del obispo jesuita peruano, Luis Bambarén Gastelumendi, al presidente de la Conferencia Episcopal sobre la ex PUCP

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Fidelidad y sometimiento, ¡no! Esa frase resume -palabras más, palabras menos- el espíritu de una durísima carta que le escribió el obispo jesuita peruano, Luis Bambarén Gastelumendi, al presidente de la Conferencia Episcopal de ese país, Salvador Piñeiro. Una misiva que reprochó el apoyo público de ese organismo al arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne, en el conflicto por la “universidad rebelde”.

El 7 de agosto el Consejo Permanente de los obispos peruanos se vio obligado a intervenir en una controversia que alcanzó niveles de exagerada beligerancia pública. Lo hizo en medio de una lluvia de descalificaciones en la prensa contra Cipriani, contra el secretario de Estado vaticano Tarcisio Bertone y la decisión de la Santa Sede de quitar los títulos a la ex Pontificia Universidad Católica del Perú. 

Y es que ni el rector de esa casa de estudios, Marcial Rubio, ni sus colaboradores digirieron la sanción, avalada por el Papa. En vez de modificar sus estatutos internos para adherir a la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae”, como lo pidió Roma desde hace más de 20 años, alzaron la apuesta y decidieron mantener su rebeldía.

Al hacerlo pensaban tener no sólo con el apoyo de la Compañía de Jesús en el Perú, sino también el beneplácito de la Conferencia Episcopal. Pero las cosas cambiaron, justamente porque Bertone pidió en una misiva al presidente Piñeiro evitar que la cúpula de los obispos sea instrumentalizada por las autoridades universitarias.

Por eso a Bambarén irritó de sobremanera el comunicado del Consejo Permanente, al cual calificó de “lamentable” en su carta del 15 de agosto. Para el prelado la culpa de todo la tiene el arzobispo de Lima y gran canciller del claustro, Cipriani, aunque el asunto de la ex PUCP desde hace meses es competencia del Vaticano y existe un decreto pontificio de por medio.

Así lo dejó en claro en un pasaje de su escrito, en el cual afirmó: “Obediencia y fidelidad plena al Vicario de Cristo y a nuestra Iglesia, SÍ. ¡Yo por esto daría la vida! Pero fidelidad al Gran Canciller y sometimiento de toda nuestra Conferencia a su conducción en el caso de la PUCP, NO”.

Según el obispo emérito que la Conferencia Episcopal haya cerrado filas ante una determinación autorizada por Benedicto XVI provocó un daño irreparable a una “numerosa porción de la grey del Señor”, cuyos integrantes se sienten como “ovejas sin pastor”.

“Lo que era un problema local entre arzobispo (Cipriani) y PUCP, ha pasado a ser de la Iglesia, que antes fue marginada y ahora es instrumentalizada en daño del pueblo de Dios. Estamos perdiendo la mejor Universidad del Perú. El caso lo reducen ustedes al ámbito canónico y legal, pero se olvidan de su repercusión pastoral”, escribió.

Bambarén además se dijo decepcionado porque conflictos como el de la universidad contribuyen a la descristianización de su país, el alejamiento de los jóvenes de la Iglesia católica y el activismo de las sectas. Por todo ello pidió a Dios que “perdone” a los obispos por su comunicado de apoyo a Cipriani y Bertone el cual, por cierto, ya fue retirado del sitio web oficial de la Conferencia Episcopal Peruana, quizás por incómodo.

Por lo pronto las opiniones del obispo emérito de Chimbote ya llegaron a Roma, en una carta reservada al secretario de Estado. Razones que se sumaron a las del provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, Miguel Gabriel Cruzado Silveri quien, apenas esta semana, instó a la Iglesia a retomar el diálogo para lograr una solución integral para la ex PUCP. Así las cosas resulta claro que los jesuitas están con la “universidad rebelde”.

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