No debe extrañar que Bertone continúe como Secretario de Estado. Algunos cainitas se hubieran frotado las manos, embadurnados por la envidia y la maledicencia. Ahora hace un año que ablandó durezas en España. Su conocimiento de este país es mayor de lo que se cree y quizás sea eso lo que molesta y enciende el chisme sobre este cardenal sonriente.
Vida Nueva
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