Thursday, June 17, 2010

Hermano J. Arregi Urona, Agua Buena, ¿Quieren mandarte a Filipinas?


Ésta es la palabra del hermano Francisco, que he recordado al recibir la noticia:

Bendito seas, mi Señor....Y por la hermana agua, preciosa en su candor,que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
Y por el hermano lobo, perdido a veces entre bosques, bendito mi Señor

Esas palabras las digo por el Hermano José Arregui a quien su obispo quiere hacer callar... diciendo que es agua sucia, que lo ensucia todo... Que lo manden a una misión de pobres en América, allí donde no importa que siga contaminando, porque son "indios", da lo mismo lo que se haga con ellos; aquí no, que somos dignos y no nos pueden estorbar y darñar y ensuciar personas como esas...

No me lo creía,cuando me ha escrito una amiga común, cristiana escandalizada hasta su entraña más honda... Así me ha dicho:
Yo os animo a todas y todos que le escribamos a Munilla y le contemos si José es agua podrida que todo lo envenena o camino límpio que sigue y lleva a Jesús y el Reino.

Así me escribe M., de una isla de los mares, donde llega el agua limpia de Arregui.

No pensaba escribir, es sirmpre lo mismo, pero esta vez lo haré, pues conozco bien la táctica... He mirado luego en RD y veo allí también la carta con lo de José Arregi, con lo de Filipinas.... y la alusión al agua mala que todo lo contamina...
José, Déjame que te cuente una historia, de hace 26 años. No me gusta decir estas cosas, ya sabes, estoy en otras... Pero lo hago ahora, para tí y para los que te quieren, los que te queremos... En un caso como éste no me resisto a contarte lo que me hicieron hace 26 años... Mi buen provincial se resistiò entonces como verás (como creo que hará el tuyo, estoy seguro), pero la rueda de la institución superior suele seguir. Te lo cuento para animarte.

¿Tienen Ustedes casa en Filipinas? Mandad allí a Pikaza
El año 1984 andaba yo con problemas y la autoridad pertinente (Rector de la Universidad), de parte de la Autoridad Superior (Obispo de turno...), llamó a mi provincial y secretario y les dijo lo mismo que ha dicho Munilla al Provincial de José Arregui. Al mío le dijo:

¿No tenéis una casa en Filipinas? Mandarlo allí, que no hará daño, los filipinos aguantan todo, total allí las cosas importan menos, ... y así no dará aquì problemas, es por él y es por todos; así me manda el Obispo..., de parte de... .
Mi provincial que se llamaba José Gómez (animado por su secretario, que se llamaba Juan Laka, ambos muertos ya, en el seno del Señor) le contestaron al Sr. Fector y a su Obispo y al de Roma... (la cadena de siempre):
Dígale al Sr. Obispo, y al Monseñor o Cardenal de Roma, que yo no tengo ninguna razón para mandarle a Filipinas, ni a Bolivia (que está más cerca y es un lugar de esos que ustedes desprecian, donde les gusta desterrar a la gente...). Dígale que cumpliré lo que dice que ma mandan, siempre que me la den la orden firmada y bien sellada y autentificada por el Superior Supremo... que de lo contrario no voy a consentir que se mande de esa forma a un religioso... Y si hace daño aquí más daño hará en Filipinas o Bolivia... ¿o cree Usted que allí no tienen alma, ni conciencia, ni libertad...?..

Eso le dijo al rector y al obispo de turno el buen P. José Gómez, un gran cristiano, que había estado misionando en el altiplano de Bolivia y que sabía que no se puede obedecer a órdenes como esas... que no se puede mandar a Bolivia o Filipineas lo que "sobra" aquí.
Evidentmeente, el obispo de turno, de Madrid o de Roma no se atrevió a dar la orden, porque sabía que el día siguiente saldría en todos los medios... No la mandó. Me echaron de la Universidad y el P. José Gómez lloró por mí...

Yo, entonces, a los dos días, fui a hablar con el Rector (un hombre en el fondo bueno, pero un "mandado", ya se ha muerto, era de la Orden de Santo Domingo y yo, en el fondo, le quería...). Su nombre podéis verlo en cualquier anuario de la Iglesia Española. Fuí y le dije:
--Lo que has hecho no es de hombre y yo te creía un hombre... Hacer llorar a m i Provincial, que está enfermo de corazón.
-- Es que me han mandado
-- Esas cosas no se pueden mandar...
-- Ya ves tú, es que yo...
-- Te daré una idea: la próxima vez que te manden algo así le llamas a mi amá, le chantajeas hablando de estar cosas. Entonces serás un perfecto...

Miré y ví que el buen Rector, buen mandado, tenia lágrimas en los ojos. No era malo, de ninguna manera. Era un "mandado". No pude seguir hablando, él me dijo con los ojos que le perdonara. Le di la mano y salí del rectorado. Lo sentí cuando murió unos años después, de un cáncer malo...
No sé si Munilla es un mandado como aquel Rector de la Pontificia que por orden superior quería mandarme a Filipinas... No sé si lloraría como él quedó casi llorando cuando yo le dije esas cosas

José Arregi,

ésta es parte de mi pequeña historia... Ya ves, si José Gómez hubiera sido distinto yo estaría quizá con mi amigo Macario en Filipinas, que no debe ser mal lugar, pero que no es lugar para desterrados de esa forma, sino para los que quieran ir y venir en libertad por la Iglesia del Señor. Y ahora paso a tu carta. Quería pedirte permiso para publicarla yo también, pero al ver que está en todos los medio los hago. Me han dicho que estuviste ayer en Bilbo, como agua buena, en la Álhóndiga, mientras bramaba la ría por el Arenal. Yo etaba allí para otra cosa, más pequeñas. Es una pena que no nos viéramos. Un abrazo
Xabier Pikaza Ibarrondo

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