Monday, August 08, 2016

El rostro de la misericordia en el tiempo de Bergoglio



Las visiones interiores de Madre Teresa de Calcuta y la noche oscura del alma según el postulador Brian Kolodiejchuk

“Obró con fe heroica y con un amor que no percibía. Por eso su santidad 
es mucho más grande, ¡excepcionalmente heroica!”. Es una frase extraña 
en boca del padre Brian Kolodiejchuk, la persona que mejor conoce en el 
mundo a la mujer que el próximo 4 de septiembre será proclamada Santa 
por el Papa Francisco. ¿Y puede obrar sin amor una candidata a la santidad?
 Antes de explicar esta afirmación, el sacerdote canadiense que forma parte 
de los Misioneros de la Caridad, la última rama masculina fundada por 
Madre Teresa, explica por qué Madre Teresa es una “persona-mensaje” 
para nuestro tiempo. 

En una entrevista al jesuita Jeaque Servais, Benedetto XVI dijo que
 “es un signo de los tiempos” el hecho de que la idea de 
misericordia de Dios sea cada vez más central y dominante”. 
¿La Madre Teresa, entonces, es un signo de los tiempos?  

Sin duda, y de muchas maneras. Podemos decir que cada santo es un “signo de los tiempos” para esa época que le tocó vivir, pues, por lo general, Dios 
hace surgir un santo para dar un mensaje a ese tiempo; es una forma que 
tiene Dios para hacer que la Iglesia y el mundo tomen conciencia 
de las necesidades del momento presente. 
Primero con el Papa Juan Pablo II, después con el Papa Benedicto, y 
actualmente con el Papa Francisco, la misericordia de Dios ha sido un 
tema predominante en sus enseñanzas, y con el Papa Francisco, sobre todo 
con su ejemplo. Toda la obra de la Madre Teresa y las Misioneras de la 
Caridad se concentra en las obras de misericordia, tanto espirituales 
como corporales. En agosto, el Centro de Madre Teresa publicará un nuevo 
libro, precisamente sobre la relación de la Madre Teresa con las 
obras de misericordia. El libro reúne las enseñanzas de la Madre Teresa 
sobre las obras de misericordia y luego ofrece ejemplos de cómo las 
vivió, tomados de los testimonios que se recogieron durante el proceso. 
El título es, “Un llamado a la Misericordia: Corazones para amar y manos 
para servir” y será publicado primero en inglés y después de la canonización en otros idiomas; seguramente también lo será en español. 

¿Por qué dijo de ella misma que quería ser un “lápiz de Dios”?  

Un lápiz es algo insignificante, es sólo un instrumento que alguien utiliza 
para escribir un mensaje. Cuando usted recibe una carta, por ejemplo, 
usted quiere leerla para saber lo que la persona le quiere decir; no se 
interesa en el papel o en el instrumento que utilizó para escribirla. 
Al considerarse a sí misma como un lápiz, Madre Teresa quería poner el 
acento en la humildad del instrumento – ella misma – y la grandeza de 
Dios, que se vale de la “nada para mostrar su grandeza”, como a ella le 
gustaba decir. Y otra cosa, un lápiz es barato y accesible para todos, por lo 
tanto, muy común. El que lo usa – Dios – es el que hace grandes cosas, 
si ese lápiz le permite actuar con libertad. 

Hay un momento que Madre Teresa llamaba el día de la 
inspiración, cuando escuchó la voz de Jesús que le pedía que fundara 
una nueva congregación. No se puede comprender la oscuridad si 
no se conoce la luz, y muchas personas no tienen idea de esa 
experiencia. ¿En qué consiste?  

Ahora sabemos que la Madre Teresa escuchó la voz de Jesús por primera vez 
el 10 de septiembre de 1946, pidiéndole que fuera a los más pobres de los
 pobres en los barrios pobres de Calcuta para llevarles su luz y su amor. 
Estas locuciones interiores y más tarde, en 1947 las visiones 
interiores, continuaron hasta entrado el año de 1947. Antes de eso la 
Madre Teresa había pasado ya por las purificaciones regulares que San Juan 
de la Cruz explica en sus escritos. Esta purificación la condujo, en 1947, 
a la experiencia consoladora de una unión continua y profunda con Jesús. 

Mucho se ha hablado de los 50 años de “noche oscura del alma”. 
¿Se puede decir que corresponde a la experiencia de otros santos o 
tiene un significado distinto?  

Incluso después de haber alcanzado la unión con Jesús, la experiencia 
de la “oscuridad”, como ella la llamaba, regresó. Después de algunos años 
empezó a dirigirla un sacerdote Jesuita, quien la ayudo a entender esta 
oscuridad como el lado espiritual de su trabajo. Era la forma de identificarse 
con Jesús en sus sufrimientos más grandes, en el Huerto de los Olivos y 
en la Cruz. A su vez, ella estaba experimentando lo que llamó “la mayor 
pobreza en el mundo actual, es decir, de no ser amado, ni deseado, ni 
querido”. Para la Madre Teresa su oscuridad no era tanto para su purificación 
sino más bien como expiación, era penetrar en la oscuridad de los pobres 
que no tienen fe y sobre todo no tienen amor. 
Los únicos santos que han tenido una experiencia similar de oscuridad 
por un tiempo tan largo fueron San Pablo de la Cruz, quien también 
experimentó períodos de consuelo, y Santa Juana de Chantal. Lo que 
también es único en la Madre Teresa es que su oscuridad, hasta donde 
sabemos, continuó hasta su muerte. 

¿Cómo explica en una santa este “silencio”? ¿Y por qué no es una 
objeción para la santidad?  

La santidad consiste en la fe, la esperanza y el amor, y por lo tanto no 
consiste en lo que uno siente, sino en cómo actúa. Madre Teresa actuó 
con fe heroica y con un amor que no percibía. Por lo tanto, su santidad es 
mucho más grande, ¡excepcionalmente heroica! 
También podemos decir que nadie es canonizado por sus sentimientos, 
sino por sus obras; en última instancia: por su “amor en viva acción”, 
otra expresión que a Madre Teresa le gustaba usar. Como nos dice el 
Evangelio: por sus frutos los conoceréis. 

Madre Teresa fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II, quien 
había puesto inmediatamente en marcha la causa derogando los 
cinco años que requería el código de Derecho Canónico. Y 
tampoco se puede decir que el Papa Francisco haya perdido 
tiempo. ¿A qué se debe ese apuro?  

La Madre Teresa es excepcional, en el sentido de que ya en vida tenía 
una reputación sólida y generalizada de santidad. Las personas la 
consideraban y la llamaban santa, incluso en su presencia. Después de su 
muerte, esta reputación de santidad y su poder de intercesión (muchas 
personas estaban reportando favores e incluso milagros por su 
intercesión) le permitió al Papa Juan Pablo II hacer por primera vez una 
excepción a la espera de cinco años antes de comenzar (una regla 
que se estableció para confirmar con hechos la reputación generalizada de santidad, que es el requisito básico para que la Iglesia pueda comenzar una 
causa de canonización). 
Sin embargo, aunque se hizo una excepción al período de espera, el proceso se realizó de acuerdo con las normas canónicas; el proceso en sí no fue 
menos exigente que cualquier otro. Para Juan Pablo II, la Madre Teresa 
era una “persona-mensaje” para nuestro tiempo, que encarna muchas 
de las enseñanzas fundamentales de su pontificado, por ejemplo, la 
“civilización del amor” y “el respeto a la vida”. Con el Papa Francisco, 
existe una afinidad en su carisma de ir a los marginados, a las periferias 
de la existencia humana, a los más pobres entre los pobres. 

Es sorprendente que después de la muerte de la Madre Teresa, 
las Misioneras de la Caridad hayan tenido su mayor expansión. Eran
 3.842 en el momento de su muerte, trabajando en 594 casas, y 
ahora son más de 5.000 en 758 casas de 139 países. ¿Debe 
morir el fundador para que la obra que ha nacido de él se difunda 
en el mundo?  

En realidad, las hermanas Misioneras de la Caridad tuvieron su mayor 
expansión a fines de los años 70 y principios de los 80, cuando la Madre 
Teresa aún vivía. El hecho de que la congregación siga creciendo es sólo una 
señal de que su carisma sigue vivo y activo en la Iglesia, sigue dando frutos. 
Pero no es éste el caso de que se hayan expandido sólo después de su muerte. 

¿Usted conocía a las 4 hermanas de Madre Teresa que fueron 
asesinadas en Yemen?  

No, no las conocí. 

¿El martirio forma parte del carisma de las hermanas de Madre Teresa?  

Ser mártir, lo mismo que la santidad, es una posibilidad que existe en 
toda vocación cristiana. Sin embargo, el martirio es una gracia, y no sabemos 
para quién la tiene reservada Dios ni quién está “listo” para recibirla. Dicho esto, la Madre Teresa esperaba dar santos y mártires a la Iglesia, y después de su 
muerte se le concedió su deseo. 

2. MT e bambino

Tierras de América/Vatican Insider

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