Tuesday, April 20, 2010

Benedicto XVI recibe en Malta a víctimas de abusos


Durante su visita pastoral a la isla, les asegura la colaboración de la Iglesia
(Antonio Pelayo – Enviado especial a Malta) No era difícil prever que la visita de Benedicto XVI a Malta iba a constituir un éxito. Lo fueron las dos precedentes de Juan Pablo II, y la población de la isla no iba a hacer una excepción con su sucesor. Dos inconvenientes de última hora arrojaron alguna incertidumbre: la inquietante nube de cenizas que ha puesto patas arriba el espacio aéreo europeo, y, sobre todo, la presión de la opinión publica mundial, que parecía querer reducir todo el significado de la presencia papal en la isla, al contaminante tema de la pederastia clerical. Las dos amenazas no funcionaron.

Durante las poco más de 24 horas (sábado 17 y domingo 18 de abril) que Joseph Ratzinger ha permanecido en Malta, no se ha registrado ni un solo gesto de protesta o de desprecio, ni un desplante por parte de ninguna personalidad política, social o religiosamente representativa.
Benedicto XVI no quiso abordar en ninguno de sus discursos el tema de los abusos sexuales de algunos miembros del clero. En el avión que le trasladaba de Roma a Malta les dijo a los periodistas que le acompañaban algunas frases bastante genéricas que podían referirse al tema (“el cuerpo de la Iglesia es herido por nuestros pecados”) y de hecho sólo se refirió de modo explícito al problema cuando recibió al grupo de víctimas, el domingo, en la sede de la Nunciatura Apostólica.
Dicho encuentro, como hemos podido saber, duró unos veinte minutos y fue muy emocionante para todos, como declararon, ya fuera de la Nunciatura, algunos de los asistentes. “Me he sentido aliviado y liberado de un gran peso. Yo y mis amigos le estamos agradecidísimos al Papa”, dijo Lawrence Grech, que en días anteriores a la visita ha actuado un poco como portavoz del grupo.
Lágrimas del Papa
Entrevistado ante las cámaras de Eurovisión, Grech tenía las lágrimas en los ojos. Otro de los asistentes, Joseph Magro, aseguró que también a los ojos del Papa se asomaron las lágrimas en más de un momento. “Ahora estoy en paz con la Iglesia –añadió–. El Papa me ha dicho que rezará por mí y por todos nosotros”.
El P. Lombardi concluyó: “El clima ha sido muy intenso pero sereno; ha habido también sonrisas y algunas bromas y en general todo se ha desarrollado con conmoción, pero sin temor ni opresión”.
El encuentro fue así descrito en un comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede: “El Santo Padre se ha encontrado con un pequeño número de personas que sufrieron abusos sexuales por miembros del clero. Se ha conmovido profundamente con sus historias y ha expresado su vergüenza y dolor por lo que las víctimas y sus familias han sufrido. Ha rezado con ellos y les ha asegurado que la Iglesia está haciendo y continuará haciendo todo lo que esté en sus manos para investigar las acusaciones, llevar a los responsables de abusos ante la justicia e implementar medidas efectivas diseñadas para salvaguardar a los jóvenes en el futuro”.
Vida Nueva

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