Si el Señor no construye la casa,
de nada sirve que trabajen los albañiles.
Si el Señor no protege la ciudad,
de nada sirve que vigilen los centinelas.
De nada sirve trabajar de sol a sol,
y comer un pan ganado con dolor,
cuando Dios lo da a sus amigos
mientras diermen"
(Salmo 127, 1-2)
Señor, de nada sirven todas mis fatigas,
si yo no descubro tu presencia
en todo lo que hago.
Ayúdame a confiar plenamente en tí,
y a recibir con amor
todo lo que viene de tus manos.
Amén
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