22.000 profesionales se gradúan anualmente en nuestro país, pocos de ellos tienen idea de cómo se calcula la “línea de pobreza”, muchos nunca escucharon la palabra en sus salas de clase. Cuando salen a recreo, la mayoría de nuestros futuros profesionales no tienen donde dejar las latas de bebida asegurándose de que sean recicladas. Al escribir sus tesis, miles de jóvenes viajan con su mente hacia problemas teóricos que nunca han visto; idean soluciones que nunca se aplicaran y desarrollan modelos para sistemas inexistentes. Cuando hacen su práctica, otros miles pasan horas mirando el reloj mientras sacan fotocopias en algún banco. ¿Por qué lo permitimos? ¿Es este el papel que de las Universidades en el Chile que queremos?
Es en su etapa universitaria cuando los jóvenes pueden desarrollar valores críticos frente a su sociedad y adquirir las herramientas para construirla. Cada joven universitario es un una piedra en los cimientos de su sociedad y, en definitiva, de un país. Es por esto que los gobiernos y las universidades destinan enormes cantidades de energía y recursos en políticas y programas que permitan maximizar las potencialidades de sus ciudadanos para el desarrollo individual y del bien común, otorgándoles capacidades y técnicas de gestión, creación, análisis, construcción, comunicación, administración, razonamiento, dirección etc. Dado lo anterior, es de responsabilidad de las universidades hacerlo de manera tal que cada graduado, cada profesional, sea un aporte a la realidad social del país.
Si el sistema universitario asumiese su rol social y se entendiese a sí mismo como un medio para lograr este país justo y próspero, el impacto sería enorme a través del egreso anual de más de 22.000 profesionales comprometidos con el desarrollo social de nuestro país.
Hoy se cumple un año de la canonización de Alberto Hurtado. Muchas cosas han ocurrido desde su época, algunas –muchas sin duda- han mejorado enormemente, otras sin embargo quedan igual. ¿Cuál es el deber de la universidad y los universitarios por construir el país que queremos? “La Universidad debe ser el cerebro de un país, el centro desde donde se investiga, se planea, se discute, cuanto dice relación con el bien común de la razón y de la humanidad. Y el universitario debe llegar a adquirir la mística de que en el campo propio de su profesión no es sólo un técnico, sino el obrero intelectual de un mundo mejor” (Alberto Hurtado)
Fuente RSU
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