Hacemos alarde de esperar la misma Gloria de Dios. Al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones.
Romanos 5, 2b-5
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Pensamientos sobre el pasaje de hoy
El sufrimiento no es algo que desear, y no debería ser idealizado.
Pero cuando compartimos nuestras dificultades con Dios, reforzamos nuestra relación con Él.
¿Qué dolores sufro en este momento? ¿Puedo compartirlos con el Señor?
De Espacio Sagrado
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